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Aguilafuente (35 km al norte de Segovia) está vinculada a la historia del libro por darle el nombre al primer libro impreso en España, en 1472. Se trata del conocido como Sinodal de Aguilafuente, que contiene las actas y documentos del sínodo diocesano celebrado en la villa en los primeros días de junio de ese año para abordar distintos asuntos encaminados a la reforma del clero. Por este motivo, la imprenta de Gutenberg llegó a esta villa de menos de 700 habitantes antes que a Barcelona y Valencia (1473), Sevilla (1477) o Salamanca (1488)

En conmemoración de tan relevante hecho cultural, el municipio celebra cada año el sínodo y recrea el ambiente de aquella época con la participación de la gente del lugar. El valiosísimo incunable se encuentra depositado en la catedral de Segovia.

El lugar de celebración fue la iglesia de Santa María, que muestra rasgos arquitectónicos y escultóricos de la época, pues fue ampliada para superar la limitación de espacio de la primitiva iglesia románica.

aguilafuente
Ermita del Santo Cristo de la Peña en Aguilafuente. Segovia./ DavidDaguerro

El libro fue impreso a instancias del obispo segoviano Juan Arias Dávila, en la imprenta que mandó instalar en la capital, a cuyo frente estaba el impresor alemán, procedente de Roma, Juan Párix de Heidelberg, que luego llevó a cabo otras ocho ediciones, la mayor parte para la formación del clero.

El Sinodal es un libro pequeño, de 235 x 175 milímetros, de 48 hojas impresas y 14 en blanco. El papel con el que está confeccionado es tosco, elaborado con fibras de lino, y no tiene filigrana, por lo que es muy difícil saber su procedencia. Sus páginas tienen 28 líneas y está hecho a línea tirada o a renglón seguido, salvo dos fragmentos, que están dispuestos a dos columnas.

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Aguilafuente fue fundada por los romanos. En los últimos tiempos se han descubierto interesantes mosaicos de aquella época. La existencia de la villa romana de Santa Lucía (siglo IV), a dos kilómetros de Aguilafuente, da fe de la importancia que tuvo este lugar en la Antigüedad.

Con posterioridad, el solar fue aprovechado por poblaciones visigodas, llegando a utilizar la villa romana como lugar de enterramiento (siglo VI). En dicha necrópolis se han encontrado unos 200 enterramientos. A finales del siglo XV, Aguilafuente fue sede de varios consejos generales de la Mesta, la poderosa agrupación de los ganaderos ovinos del reino que nació en Gualda (Guadalajara)

Aguilafuente es un pueblo de pinares, con dos iglesias románico-góticas, un aula arqueológica y un museo del escultor Florentino Trapero. La iglesia de San Juan, románica, y la iglesia parroquial, mudéjar, con ábside de ladrillo, son dos puntos de interés para conocer en este pueblo segoviano. La primera es la sede del museo o Aula Arqueológica y recoge todos los vestigios aparecidos de esta época romana y visigoda.

El casco urbano del pueblo alberga varios monumentos más, como las ruinas del palacio de los marqueses de Aguilafuente; varias casas señoriales y un pósito del año 1799. Una casa construida el año 1921 por Domingo Trapero de Frutos (que era mayorista de pescado) recibe el nombre popular de Casa de las Conchas por estar su fachada revestida en su totalidad de conchas marinas.

Son destacables, sobre todo por su variedad, las obras de rejería en ventanas, balcones y puertas dispersas por casi todas las calles; así como los esgrafiados típicos de la provincia de Segovia. Las dos plazas de la localidad cuentan con esculturas de Florentino Trapero, artista nacido en la localidad en 1893, parte de cuya producción se encuentra expuesta en un museo en su honor alojado en el edificio del Ayuntamiento.

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Dónde dormir: La Casa del Cubón; Calle Angosta, 34; 40340 Aguilafuente (Segovia); teléfono: 665232248.

Dónde comer: Carrayuncal; Calle Carrayuncal, 4; 40260 Fuentepelayo (Segovia); teléfono: 921574303.


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