Bagan fue la capital del imperio birmano. Deslumbró a Marco Polo y todavía hoy posee un esplendor único. Sus más de 4.000 templos (más de 2.000 en el recinto arqueológico) son un motivo suficiente para viajar al país de las pagodas y la gente más amable del mundo, y detenerse en la roja llanura en la que brillan las estupas.
Marco Polo fue el primer viajero occidental extasiado ante las maravillas de Bagan. Setecientos años después de su viaje célebre, Marco Polo sigue acertado con su descripción de Bagan. Hoy, el numero de templos se ha reducido la tercera parte, pero aún así supone una cifra portentosa: 4.446 templos distribuidos en 42 kilómetros cuadrados.
La mayoría de los templos pueden ser visitados, aunque el empeño por recorrerlos suele estar limitado a los principales. Entre ellos, el mayor de todos, el Dhammayangyi Pahto, construido en el siglo XII por un rey que quería alcanzar méritos suficientes como para compensar que había matado a su padre, a su hermano y a su esposa.
Bagan pertenece a Myanmar, un país en el que la inmensa mayoría de la población es budista. Bagan posee asentamientos paleolíticos y neolíticos, los más ricos, quizá, del sureste asiático, anteriores al crecimiento de Angkor Wat.
Su situación junto al río Ayeryarwady, la arteria fluvial del país, su clima relativamente cálido y seco, la fertilidad de sus suelos y la proximidad de un lugar sagrado durante siglos, el monte Popa, convirtieron a Bagan en la capital del más importante reino birmano. En el siglo XI, el rey Anawratha fue el principal impulsor de las maravillas de Bagan, llamada entonces Pyu Gam.

Para pasear por Bagan, hoy, lo mejor es entrar en el recinto arqueológico por la puerta más cercana al templo de Ananda, considerado por los testimonios de los primeros viajeros británicos «la abadía de Westminster birmana». A pesar de los daños que sufrió durante el terremoto de 1975, Ananda sigue ofreciendo un aspecto exterior magnífico, con su puntiaguda estupa dorada que corona una planta cuadrada de piedra.
Ananda es uno de los pocos templos que aún guarda esculturas de Buda en su interior. Por lo general, los interiores de los templos de Bagan no acogen riquezas ornamentales; destaca más en ellos los espacios pensados para estimular la meditación. Se concentran altares para los nats (espíritus de la naturaleza), y rincones para orar ante los símbolos protectores del día de la semana en el que uno ha nacido.

Ver atardecer en esta llanura cuajada de templos, que se elevan sobre una tierra roja y parecen escondidos entre la vegetación tropical, es asistir a un espectáculo prodigioso, un de las puestas de sol más bellas del mundo. El templo de Buledi, no muy masificado de visitantes, es una buena opción para observar el espectáculo. Aún es más sorprendente hacerlo en globo.
Recorrer Bagan en una calesa de caballos es una opción interesante. El viajero las podrá encontrar junto al templo de Ananda. Luego se puede alquilar una bicicleta, el medio más aconsejable para moverse en esta espléndida llanura. Y para alojarse y viajar hasta esta ciudad de Myanmar, dispone de un amplio abanico de ofertas. Así como de alojamientos
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Cómo llegar: Varios países de Asia y el sureste asiático tiene vuelos directos que enlazan sus capitales con Yangon, en Myanmar. Compañías: a través de Emirates, Air Bagan, Air Myuanmar o Myanmar Airways.
Dónde dormir: Bagan Thripyitsaya Sanctuary Resort; Bagan Archaeological Zon, Bagan Nyaung Oo،; 11182, Myanmar; teléfono: 951255333.
Dónde comer: Sarabha; Myanmar; teléfono: 956160239.