Dentro del término municipal de Güímar, en el sureste de la isla de Tenerife, no muy lejos de donde se encuentran las misteriosas pirámides a las que Thor Heyerdal consideró una transición entre las egipcias y las mesoamericanas, se localiza el Barranco de Badajoz, un cañón con paredes verticales a ambos lados. Se trata de un lugar con mucha historia, pues fue utilizado por los aborígenes de la isla, los guanches, para sepultar a sus muertos. En torno a este lugar ha surgido un aura de leyenda que dota al lugar de cierto misterio.
La existencia de expediciones nazis con el objetivo de encontrar las huellas de la raza aria y tesoros perdidos está perfectamente documentada. Javier Martínez-Pinna, autor de la obra LOS ORÍGENES OCULTOS DEL TERCER REICH y colaborador habitual de Lugares con historia, ha seguido el rastro de varios aventureros alemanes que decidieron recorrer el mundo con la intención de corroborar unas teorías delirantes, pero asumidas por la Ahnenerbe (la sociedad ocultista de Hitler). Una de estas expediciones pudo realizarse en España, y más concretamente en el Barranco de Badajoz.
A diferencia de otras expediciones nazis, como la de Schäfer por el Tíbet o la de Edmund Kiss en Tiahuanaco (Bolivia), la del Barranco de Badajoz tiene una historicidad difícil de comprobar, ya que hemos de contentarnos con las declaraciones de una anciana a David Zurdo y Ángel Gutiérrez, autores del libro La vida secreta de Franco.

Según ella, siendo niña se requirieron sus servicios para amenizar las reuniones de un grupo de oficiales nazis, mientras tocaba el piano en un piso céntrico de la capital española. Allí se reunían personajes de la talla de Joachim von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores, el jefe de la Inteligencia Militar Wilhelm Canaris e incluso Albert Speer, el gran amigo y arquitecto personal de Adolf Hitler.
Lo que no podían imaginar estos poderosos miembros del partido nazi era el pequeño secreto que la niña guardaba para sí. En uno de estos encuentros pudo escuchar una conversación que le dejó perpleja cuando unos oficiales alemanes hablaron sobre la existencia de un tesoro perdido en las islas Canarias.
Expedición nazi a las Canarias
Tal y como relató más tarde, los nazis llegaron a hablar sobre una expedición organizada para recuperar dicho botín, y para la que se llegó a movilizar un submarino que tenía la misión de desplazarse hasta la zona y acometer la empresa. Esta historia coincidiría con el testimonio de varios tinerfeños que aseguraron recordar la visita de varios oficiales nazis, con atuendo de las SS, a Güímar justo antes del inicio del conflicto en 1939.
Según el investigador David Heylen Campos, alrededor del año 1960 se produjo un hecho insólito en un lugar considerado sagrado por los ancestrales habitantes de las islas Canarias, al ser un centro de poder en el que los guanches celebraron extraños ritos relacionados con sus creencias milenarias. Nos referimos al Barranco de Badajoz, un enclave prácticamente inaccesible y cubierto por una densa y tupida masa forestal que obliga al visitante a arrastrarse por una pequeña senda hasta llegar a una profunda grieta en la montaña que podría esconder grandes secretos.

En ese año un ciudadano alemán se trasladó hasta Güímar para una iniciar unas investigaciones cuyo contenido no fue revelado hasta mucho tiempo después. Los primeros días los pasó deambulando por la localidad, y después entró en contacto con un vecino que trabajaba en el mantenimiento de los canales de agua situados en la zona. Inmediatamente, el alemán le mostró una especie de mapa del Barranco de Badajoz en el que aparecían siete extrañas señales sin un orden aparente, pero que parecían indicar el lugar en donde podría esconderse un tesoro perdido relacionado con los antiguos guanches.
Siguiendo una estrecha carretera que partía de la ciudad, marcharon hacia el barranco para iniciar una exhaustiva pero poco fructífera búsqueda de las señalas marcadas en el plano. Tan solo fueron capaces de encontrar una, en un lugar de difícil acceso y en ella se podían leer las siguientes letras: A.V.O. y A.V.P., que ahora se siguen conservando para curiosidad de los turistas que se acercan a este espectacular enclave.
El mapa del tesoro
Del resto de señales nunca más se supo, aunque como imaginará el lector no son pocos los que se han trasladado hasta allí para intentar resolver el enigma. Es poco más lo que podemos decir de este enigmático tesoro, tan solo que Heylen llega a proponer incluso la posibilidad de que los hombres de Hitler hubiesen descubierto nuevas pistas relacionadas con las señales del mapa, pudiendo rastrear el origen de esta historia hasta la década de los veinte del siglo pasado.
En aquel tiempo los alemanes ya mantenían dos sanatorios en Güímar, aunque se ha llegado a pensar que esta no sería más que una excusa para encubrir otra de las excéntricas expediciones realizadas por los científicos nacionalistas alemanes antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Para Heylen, lo realmente importante para los hombres de la SS habría sido investigar unas presuntas visiones de una legendaria ciudad de cristal que en ocasiones había sido observada en el barranco, pero solo cuando una espesa capa de niebla cubría el lugar.
Los testimonios aportados por nuevos testigos nos invitan a considerar posible la presencia de militares alemanes en Güímar, que se habrían desplazado hasta el Barranco de Badajoz para buscar de forma desesperada unas enigmáticas marcas e incluso entradas ocultas por la densa vegetación a alguna de las muchas galerías subterráneas situadas bajo sus pies.
Aunque todo esto parezca una locura, no debemos de dudar del interés de los nazis por demostrar la existencia de mundos subterráneos a los que eran tan aficionados. No en vano, las tradiciones populares afirman que en algunas de esas cuevas de tan difícil acceso en el Barranco de Badajoz se encontraría la morada de un mítico caudillo guanche, donde monarcas como Bencomo descansarían en paz rodeados de espectaculares tesoros.

Dónde dormir: Hotel Rural XQ Finca Salamanca; Carr. del Puerto, 2, 38500 Güímar, Santa Cruz de Tenerife; teléfono: 922514530.
-La Casita; Camino Montaña Abajo, 20; 38591 Güímar, Santa Cruz de Tenerife; teléfono: 602518362.
Dónde comer: Agache; Av. Axaentemir, 29; 38591 Güímar, Santa Cruz de Tenerife; teléfono: 922530578.
-Bodegón Castro; 27, Av. de Bayón; 38591 Güímar, Santa Cruz de Tenerife; teléfono: 639188317.