Por el comercial Portal de l’Àngel el viajero llega a la plaza de Catalunya. Desde allí inicia su periplo Ramblas abajo para conocer el Raval, también llamado antaño Barrio Chino, uno de los barrios con más historia de Barcelona. Nada menos que 6.000 años de antigüedad le contemplan. Las últimas obras realizadas en este distrito de Barcelona han permitido descubrir a los arqueólogos restos de tamaña relevancia que se remontan a tiempos del Neolítico. Los primeros agricultores y pastores que se asentaron en lo que hoy es el Raval llegaron procedentes del Próximo Oriente por la costa mediterránea hacia el 9700 a.C. Se instalaron aquí alrededor del 5500 a.C.
Uno de los yacimientos hallados de mayor importancia ha sido el de Sant Pau del Camp, asentado alrededor de un arroyo que conserva el nombre en la calle Riereta. En el Museo de Historia de la Ciudad se pueden visitar algunos restos como piezas decoradas con conchas del cardium edule (berberecho), instrumentos de piedra tallada, hachas pulimentadas y enterramientos acompañados de ajuares. Mientras, el yacimiento localizado en las calles de la Reina Amalia, de Lleialtat y de Carretes, corresponde a vestigios de ocupaciones prehistóricas de entre el 4700 y 4300 a.C. En ellos se ha podido identificar un conjunto de estructuras de vivienda, asociadas a algunas sepulturas.

Durante la Edad Media, cuando empezó a gestarse su historia urbana, el Raval fue el barrio extramuros por excelencia de Barcelona. De aquí, precisamente, su nombre de origen árabe (barrio fuera de la ciudad o suburbio), como también así se denominan otros muchos distritos de nuestro país. Antes del siglo XIV el Raval era solo un campo abierto con tierras cultivadas que abarcaban Barcelona. El imparable crecimiento de la ciudad configuró al Raval en el espacio que toma forma de diamante entre el segundo cinturón de murallas (Jaume I el año 1268, la Rambla) y el tercero y último cinturón (Pedro el Ceremonioso, 1348, las rondas y la avenida del Paral·lel)
A mediados del siglo XIX, la desamortización del patrimonio eclesiástico y la prohibición de construir nuevas fábricas en la zona cambiaron radicalmente el paisaje urbano del barrio. Donde antes había conventos como el de Sant Josep se crearon mercados de comestibles como el célebre de la Boquería.
Se aconseja al viajero que deje a un lado el reloj y el mapa y se pierda por la intrincada red que forman sus angostas calles. Podrá descubrir espacios insólitos en los que lo viejo y lo moderno se alternan perfectamente. Son dignos de mención el gótico y reformado convento de los Àngels y la Casa de la Caritat, que da cobijo, entre otras instituciones, al Centro de Cultura Contemporánea, en el que se realizan frecuentes exposiciones temporales. Junto a él, la asignatura pendiente de la Ciudad Condal, el Museo de Arte Contemporáneo (MACBA), que ha dado el último impulso de modernidad a este remozado distrito.

Un poco más abajo, entre las calles del Carme y Hospital se abre un inmenso conjunto arquitectónico que pertenece al antiguo Hospital de la Santa Cruz, que tuvo abiertas sus puertas desde el siglo XV hasta el año 1926. Las alas góticas albergan en la actualidad la Biblioteca de Cataluña, que también ocupa ocupa la Casa de Convalescència de l’Hospital, construida en el siglo XVII en estilo barroco. Antes de volver a las emblemáticas Ramblas resalta recomendable para el viajero que haga un descanso en uno de los locales con más encanto del Raval, el bar Pastís, en la calle Santa Mónica, cuya decoración y música nos trasladan momentáneamente al París de Edith Piaf.
El Raval ha sido durante siglos el bario canalla de Barcelona, zona prohibida para muchos y lugar de diversión para bastantes otros. Desde hace más de una década, el Raval ha sufrido una gran transformación y es una de las zonas preferidas por los jóvenes para salir de marcha nocturna, y se encuentran zonas con el ambiente de antaño. Pasear por el Raval es ver el mundo, porque aquí vive, convive, la numerosa comunidad de inmigrantes magrebíes y paquistaníes, con sus comercios y restaurantes, con miles de jóvenes que cada día acuden a las facultades ubicadas en este barrio.
¿Cómo el viajero puede llegar a Barcelona? Se puede acceder de diferentes formas. Por carretera las autopistas de peaje A-2, desde Zaragoza, y la A-7, desde el litoral mediterráneo, comunican la Ciudad Condal con el resto de capitales. Las principales compañías aéreas operan en el aeropuerto de El Prat. Renfe conecta Barna con todo el país, mientras que en autobús, dos estaciones, Nord y Sants, centralizan los enlaces con el resto de la Península.

Precisamente del antiquísimo pasado del Raval trató el programa radiofónico Ágora Historia con Juan Gibaja, investigador del CSIC y coordinador principal del proyecto para conocer la historia de los yacimientos neolíticos de este barrio barcelonés:
Dónde dormir: Hotel Lleó; Carrer de Pelai, 22-24; 08001 Barcelona; teléfono: 933181312.
Dónde comer: Roig Robí; Carrer de Sèneca, 20; 08006 Barcelona; teléfono: 932189222.