La llaman la capilla Rosslyn española. En pleno corazón del Maestrazgo, a 130 kilómetros de la ciudad de Teruel, acurrucado entre montañas y profundos barrancos, se ubica Bordón, uno de los pueblos más enigmáticos de la geografía española, cuya iglesia parroquial presenta una asombrosa riqueza en símbolos relacionados con los mitos medievales, algunos de los cuales, con la apariencia de notas musicales, supusieron toda una prueba para los iniciados en los saberes del Temple.
El viajero susceptible y sugestionado puede padecer algún que otro estado alterado de conciencia cuando entre por la puerta de la iglesia de la virgen de la Carrasca de Bordón, ya que en el interior de ese templo, al parecer, se concentran varios puntos de energía. Aseguran que acumula una energía telúrica de hasta 19.500 unidades bovis cada uno (se considera como medida vital óptima 6.500 unidades).
Bordón y los templarios
Los templarios levantaron durante la Edad Media espacios secretos o de culto propicios al trance, como la ermita de san Bartolomé de Ucero en el cañón del río Lobos o la iglesia de la Vera Cruz. La iglesia de Bordón sigue este mismo patrón.
Los frescos de la bóveda del templo turolense despiertan ciertos misterios: representan al ave fénix, al cancerbero y muchos otros más extraños símbolos místicos. Al igual que la capilla escocesa, la de Bordón está también llena de pinturas y esculturas alusivas a los evangelios agnósticos.
Quizá la respuesta a todos estos enigmas nos la proporcione la imagen de una santa (en concreto santa Cecilia, patrona, inspiradora y protectora de los músicos, cuya fiesta litúrgica se celebra el 22 de noviembre), que marca las notas sentada ante un órgano.

El instrumento de Bordón no se ha conservado, pero algunas referencias y documentos guardados en los archivos municipales nos invitan a suponer que era de grandes dimensiones. Se necesitaban hasta cuatro personas para hacerlo funcionar y ocupaba prácticamente todo el espacio sobre la hornacina que aún alberga la pila bautismal, a continuación del coro y en el lado del Evangelio.
Para visitar la enigmática iglesia el viajero tiene que desplazarse hasta esta localidad turolense cuyo origen probablemente fue cartaginés. A finales del siglo XII los templarios la incorporaron a la encomienda de Castellote. Se le concedió Carta de Población en 1282.
Virgen de la Carrasca
Más de medio siglo atrás, un pastor halló escondida en una carrasca una imagen de la virgen y en el mismo lugar se construyó una ermita como tributo. Ya en 1306 los templarios decidieron edificar una iglesia mayor debido a la gran devoción que mostraron hacia la Virgen de la Carrasca. Es de traza original gótica, con fábrica de mampostería y cantería, aunque en los siglos XVII y XVIII se realizaron modificaciones y ampliaciones que transformaron especialmente sus volúmenes externos.
La iglesia consta de una nave dividida en seis tramos por medio de arcos fajones en arco apuntado, cabecera plana y torre a los pies de la nave. Esta cubierta con bóveda de cañón apuntado, construida en el siglo XVIII en sustitución de la original, probablemente de madera. En la nave se abrieron capillas laterales que se cubren con cupulines con linterna, salvo una capilla, de estilo gótico, que va cubierta con bóveda de crucería de nervios y capiteles con relieves historiados.

En el exterior del edificio, la fachada sur conserva una cornisa perteneciente a la fábrica gótica que queda encajada en el muro de la ampliación barroca. La portada de la iglesia consiste en un arco apuntado y decorado con un apostolado de estilo esquemático, todo ella protegida por un pequeño pórtico.
Algo que llama la atención es que las paredes y los techos del interior de la iglesia están decoradas con flores pintadas. Bordón tiene la apariencia de un inmenso jardín. Es la representación de la naturaleza y de la energía de la Tierra, de donde se origina todo.

Dónde dormir: Casa Marco; Calle Baja, 44; 44563 Castellote (Teruel); teléfono: 609265809.
Dónde comer: Horno Félix; Calle Baja, 19; 44563 Bordón (Teruel); teléfono: 689124736.