En la pequeña aldea de Fresno de Cantespino, en la provincia de Segovia, se halla le necrópolis de Castiltierra, un yacimiento que conserva una fascinante historia relacionada con un tesoro visigodo y los nazis, en concreto con la figura de Heinrich Himmler, plenipotenciario general de la administración del Tercer Reich.
La necrópolis goda de Castiltierra (siglo V) fue excavada en los años treinta y cuarenta del pasado siglo y también saqueada durante décadas. Desaparecieron reliquias de gran valor, y parte del botín acabó en manos de la Alemania nazi. Tras las excavaciones, las piezas principales de los ajuares de Castiltierra, especialmente los bronces, fueron llevadas a Berlín, para que la Ahnenerbe se ocupara de su restauración ante la dificultad de hacerlo en España.
A finales de 1940, Himmler, patrono de la Ahnenerbe, visitó España y visitó lugares como Toledo, El Escorial, el Museo Arqueológico Nacional o Montserrat en busca del Santo Grial y otras reliquias. También tenía intención de acercarse hasta Castiltierra, donde pretendía hallar vínculos antropológicos y arqueológicos que avalasen la abominable teoría nazi de la existencia de la raza aria. Pero la visita se canceló por lluvias y retrasos en el programa.
No obstante, el interés de los nazis no decayó. Todo lo contrario. Su equipo de arqueólogos y el de la Falange llegaron a exhumar en Castiltierra más de 400 sepulturas. El interés de la Ahnenerbe por España se centraba sobre todo en el arte rupestre, los visigodos y la cultura antigua de las Canarias, donde los nazis confiaban encontrar testimonios de una ancestral raza aria pura de la que serían miembros los primitivos canarios.

Con el tiempo, solo volvió a España una mínima parte de aquel material que el régimen envió a Alemania para su estudio. Gran parte de las piezas se guardan en el Germanisches Nationalmuseum de Núremberg y un número menor en Viena. Ahora, el Museo Arqueológico Nacional quiere recuperar los restos de la necrópolis. Ardua tarea.
A las afueras de Castiltierra, donde se localiza la necrópolis, al pie de la ermita del Corporario, nadie diría que se esconde un fragmento de la historia que todavía no tiene respuesta. En sus cercanías se halla el lugar de Las Milaneras, un antiguo campamento romano, así como la citada ermita, que fue el templo de un despoblado medieval llamado El Corporario.

El territorio de la necrópolis acusó la acción romanizadora desarrollada durante más de cinco siglos. Se hallaba entre dos ciudades que habían adquirido importancia en época imperial: La arévaca y luego transformada en hispanorromana Tiermes, al este, y la más cercana, Confluentia/Duratón, al suroeste.
Actualmente Castiltierra se halla casi despoblada: tan solo contaba con 5 habitantes en 2010. Aunque solo por la apasionante historia que aquí se narra merece la pena visitar la aldea, el yacimiento y sus alrededores. La provincia de Segovia es quizás la que, hasta el presente, encierra mayor número de necrópolis de época visigoda que han sido detectadas o excavadas.
Dónde dormir: Casa Rural la Cochera de Don Paco; Calle Los Huertos, 12; 40518 Fresno de Cantespino (Segovia); teléfono: 606457193.
Dónde comer: Las Cubas; Calle Las Damas, 8; 40516 Fresno de Cantespino (Segovia); teléfono: 921555009.
algo parecido a lo de la necrópolis de Duratón. se excava y no se consolida, en Duratón si es cierto que el museo de Segovia tiene bastante material.
Habrá entonces que ir a visitar el museo, ¿no?
Gracias por comentar goyo
Himmler visita el yacimiento por instancia de Martinez Santa-Olalla que lo invita y es cuando Himmler le ofrece la ayuda de la Das ahnenerbe para la consolidación y restauración de las piezas. Eso de botín para nada, y luego el lugar llevaba años siendo esquilmado por los lugareños y aficionados. Las piezas están expuestas en el museo de nuremberg. Todo es perfecto y genial hasta que Franco empieza el giro hacia los aliados al ver las derrotas del eje y empieza a prescindir de los más afectos al régimen nazi, entre ellos Santa-Olalla y dando más protagonismo a una nueva generación de lameculos más dispuesta a cambiar, por ejemplo Almagro. Las piezas con el bloqueo de los aliados van rotando de sitio hasta que al final llegan a nuremberg, donde están expuestas, con el conocimiento del ministerio de cultura.