Hubo una época en la que más de 5.000 legionarios descansaban, entrenaban, deambulaban o restañaban sus heridas de guerra en un gran espacio a las afueras de lo que hoy es Cáceres capital (a escasos 5 kilómetros). Se trataba de Castra Caecilia, o Cáceres el Viejo, el campamento levantado por el general romano Cecilio Metelo en el año 80 a.C. durante la campaña contra el también general rebelde Sertorio.
Cáceres el Viejo, un campamento romano
El Campamento Romano de Cáceres el Viejo ha sido excavado y puesto en valor en la actualidad para las visitas de aquellos que amen la historia, el pasado en definitiva. Se han exhumado varias puertas y las esquinas noroeste y noreste, donde se pueden ver los fosos excavados en la roca de pizarra que lo protegían.
El recinto rectangular de la fortificación, de 24 hectáreas de extensión, estaba defendido por una muralla de mampostería de pizarra y cuarcita de 4 metros de anchura y un doble foso, pudiendo ser contemplados en la visita los vestigios de alguna de las puertas de acceso al campamento. Albergaba en su interior una o dos legiones. El foso más interior tenía una sección en forma de V, 4 metros de ancho y 2 de profundidad; el exterior, a 3,50 metros de distancia, era más estrecho (1,50 metros) y menos profundo (0,70 metros)

El yacimiento de Castra Caecilia fue excavado a inicios del siglo XX por el arqueólogo alemán Adolf Schulten, el soñador infatigable que buscó la mítica civilización de Tartessos en las marismas de Doñana. Los trabajos actuales han reexcavado la porta Prætoria, al norte (en el extremo de la vía Pretoria), y la porta Principalis Sinistra, al suroeste (los expertos han constatado que tenía dos torres cuadrangulares de protección en los flancos), y han despejado la porta Quintana, al este, que se abría hacia la vía del mismo nombre. Este camino cruzaba el campamento y lo dividía en dos partes iguales. Las puertas tenían fosos más avanzados como sistemas de protección añadidos.
En su centro de interpretación situado en una antigua casa de labranza, el viajero podrá encontrar todo tipo de detalles sobre su antiguo funcionamiento. En él podemos disfrutar de un audiovisual que nos acercará a la vida de los soldados, o la distribución del campamento republicano. Cuenta además con varias recreaciones de las diferentes estancias para los soldados con que contaba el campamento.
De vuelta a la capital, son muy escasos los vestigios de la antigua Norba Caesariana que podemos encontrar en la actual Cáceres. En el flanco oriental de la muralla se encuentra el Arco del Cristo o la Puerta del Río; es la única puerta romana que aún se conserva, construida en el siglo I con grandes sillares dispuestos a soga y tizón y bóveda de cañón entre los arcos de entrada y salida. Se conservan también restos de una de las torres que la flanqueaban, la llamada Torre del Río.
Una vez que el viajero ya ha conocido el pasado romano de la ciudad de Cáceres, tiene la obligación de visitar su legado medieval, dotado de un excelente patrimonio arquitectónico y patrimonial en la ciudad antigua que le ha permitido ser considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Si además se tiene interés por seguir explorando la provincia, el viajero tiene a su disposición un buen número de destinos dotados de un relevante pasado. Por ejemplo, San Martín de Trevejo, escenario de sangrientas guerras medievales; o bien Coria, en cuya catedral se asegura que se conserva el mantel sagrado que se ofició en la Última Cena.

Cómo llegar a Cáceres el Viejo: A menos de 5 kilómetros de la ciudad de Cáceres, en la carretera a Torrejón el Rubio (por la EX-390; kilómetro 2,5)
Dónde dormir: Hotel Don Carlos; Donoso Cortés 13-15; 10003 Cáceres; teléfono: 927225527.
Dónde comer: Restaurante Madruelo; Calle Camberos, 2; 10003 Cáceres; teléfono: 927243676.