Loas romanos fundaron la colonia de Celsa en el año 44 antes de Cristo. La ciudad, anclada a orillas del Ebro y cabeza de un extenso territorio, fue abandonada apenas un siglo después, coincidiendo con la reorganización urbana de la provincia tarraconense. En concreto, fue Marco Emilio Lépido quien estableció el germen urbano en este territorio situado en el término municipal de la actual Velilla de Ebro.
Celia fue la primera ciudad romana del Ebro. Su origen se debe a la astucia de uno de los más brillantes lugartenientes de Julio César, que permitió la conquista de estos territorios después de la victoria obtenida ante Pompeyo en la batalla de Ilerda del año 49 a.C.
Hasta hoy no se han localizado los restos de la ciudad ibera de Celsa. Pero los trabajos de excavación continúan. Celsa se levantó sobre una antigua ciudad ibera anterior, Kelse, cuyos vestigios no se han hallado.
El área urbana de Celsa se expande a lo largo de una terraza fluvial a unos 150 metros de la vega del río Ebro. Ocupaba una amplia zona de 44 hectáreas, a cinco kilómetros del puente que cruzaba el Ebro. Una fuente de piedra sobre el río, atestiguado por Estrabón, comunicaba la ciudad con los ricos campos de la ribera izquierda del curso fluvial.
Como buena urbe romana que se precie, el urbanismo de Celsa se levantó sobre un cardo y decumano, orientados a los puntos cardinales. En las ínsulas o manzanas de casas excavadas se yuxtaponían residencias particulares, almacenes, establecimientos comerciales y tabernas. Las calles no disponían de cloacas debido a su pendiente.
Junto a la ermita de San Nicolas se ha localizado el emplazamiento del antiguo teatro. Mientras, en el año 1435 se descubrieron las primeras estatuas, pavimentos de mosaico, mármoles y cimientos de varias clases, ademas de monedas, cerámicas de terra sigilata e inscripciones.
Celsa dispone de centro de interpretación con una exposición permanente que narra la historia de la colonia y la vida cotidiana de sus gentes. Se distribuyen algunas maquetas, como la de la Casa de los Delfines de Gelsa, y algún que otro objeto hallado en las excavaciones, como capiteles corintios o lápidas funerarias.
A destacar la muestra de las pinturas de la llamada Casa de Hércules, unos pequeños cuadros de estilo pompeyano. Este yacimiento tiene una gran virtud, que es la de haber emitido moneda en la Antigüedad, durante su época de vida. Gracias a las monedas disponemos de un índice cronológico del desarrollo de la ciudad bastante ajustado.

La elección de Caesaraugusta (la actual Zaragoza) como cabecera del territorio, además de centro político y comercial, motivó el abandono de Celsa sobre el año 68. Tuvo casi un siglo de existencia.
Cesaraugusta, Celsa y Bílbilis, junto a Labitolosa, componen los cuatro puntos importantes que nos permiten tener un conocimiento del mundo romano aragonés verdaderamente notable.

Dónde dormir: Casa Rural Paraje Luco; calle Paraje Luco, 4; 50770 Quinto (Zaragoza); teléfono: 976177213.
Dónde comer: Restaurante Mayor; Calle San Juan, 6; 50770 Quinto (Zaragoza); teléfono: 976177047.