El castro de Las Cogotas es uno de los poblados vetones mejor conocidos de la Península Ibérica. Los historiadores descartan que la construcción de una poderosa línea de murallas durante el siglo V a.C. se debiera a la amenaza de los pueblos celtíberos en expansión y prefieren señalar causas internas, como el nacimiento de una aristocracia guerrera que se beneficiaba del comercio de la Vía de la Plata, muy transitada desde la época de Tartessos.
Las Cogotas de Ávila y su asentamiento fortificado
El oppidum (asentamiento fortificado) de Las Cogotas (Cardeñosa, Ávila) ocupa una extensión de unas 14,5 hectáreas, aunque, como es tradicional en los castros vetones, no toda la extensión comprendida dentro de las fortificaciones estaba ocupada. Se halla ubicado en un cerro dominante sobre el río Adaja, controlando los recursos agrícolas, de pastos y fluviales de la zona, siguiendo un patrón generalizado en este tipo de centros.
El poblado estaba dividido en dos áreas, delimitadas por dos recintos defensivos yuxtapuestos. El primero, más antiguo, encerraba la parte alta del cerro, donde se ubicaban la mayor parte de estructuras constructivas domésticas, organizadas muy someramente a lo largo de espacios de circulación; no puede hablarse por ello de urbanismo, aunque es posible identificar cierta planificación.
El recinto inferior, más tardío, contenía un número aún menor de edificios. Se ha identificado un alfar de cerámica a torno y un gran basurero formado con anterioridad al levantamiento de la muralla. La presencia próxima de hogares y estructuras ligeras ha servido para interpretar la posible celebración de un mercado de ganado.
Aunque los recursos agrícolas eran importantes (en numerosas viviendas de Las Cogotas han aparecido molinos circulares, lo que hace suponer una producción de cereal), la ganadería era fundamental entre los vetones. Se trataba de una ganadería diversificada, testimoniada por la existencia de las representaciones escultóricas conocidas como verracos.
Precisamente, la ubicación de estas figuras en áreas de pasto de invierno, alejadas de centros como Las Cogotas, podría indicar su función como hito y marca de la pertenencia de dichos pastos a estas comunidades.
Destaca en el oppidum el papel de las fortificaciones, que suponen un esfuerzo constructivo muy superior al empleado en el resto de estructuras. El asentamiento está protegido por una muralla de doble muro, que alcanza un espesor variable, entre 2,5 y 11 metros, y que presentaba un camino de ronda y diversos bastiones.
Destaca la defensa de una de las puertas, con un monumental bastión edificado en su lado derecho según se entra, característico de todos los sistemas defensivos avanzados, al amenazar el lado descubierto de los combatientes de infantería (los guerreros utilizaban la diestra para sostener o lanzar las armas ofensivas, y empleaban la izquierda para sujetar el escudo)
El recinto superior incluía los edificios domésticos, de planta rectangular. Las viviendas, con muros medianeros o aisladas, estaban construidas con zócalos de piedra y paredes de adobe. Las casas pueden parecer adosadas a la muralla o asociadas a bloques pétreos del lugar, para aprovechar estos elementos y facilitar la construcción.
Cómo llegar: Actualmente se puede acceder en coche hasta la base del cerro del mismo castro. Por la carretera AV-804 dirección Cardeñosa, tomando un desvío a la derecha, señalizado, antes de llegar al pueblo. Seguidamente se siguen los carteles señalizados y se llega hasta las inmediaciones del poblado.
Dónde dormir: Casa Rural La Granja; Calle del Lagar del Criado; 05320 Cardeñosa (Ávila), teléfono: 920260021.
Dónde comer: Restaurante Los Canteros; Carretera de la Estación, 8; 05280 Mingorría (Ávila); teléfono: 920200317.
Si de celtas hablamos, ahora dirigimos nuestros pasos, mejor dicho nuestros oídos, a la escucha del podcast que los compañeros de El Abrazo del Oso grabaron con una compañía de lujo, el historiador y escritor Manuel Velasco.