Pocos pueblos hay en Galicia tan pintorescos y encantadores como Combarro, un pueblo marinero y campesino en el que el tiempo parecería haberse detenido si no sonara de vez en cuando algún motor de explosión. Sus hórreos situados a pie de mar muestran una de las estampas más conocidas de las Rías Baixas. Por lo que no es de extrañar que la historia de este pequeño pueblecito haya marcado el devenir y la inspiración de dibujantes, pintores y artistas.
El nombre Combarro es un topónimo que se asocia a la raíz comb, que significa curvatura de la costa, nada mejor apropiado con su posición geográfica. En el siglo XII, el pueblo y la vecina isla de Tambo fueron donados al monasterio de San Juan de Poio por la reina Urraca I de León.
Combarro no fue entonces villa ni ciudad, sólo una aldea dependiente de un monasterio. Al carecer de fortificaciones tuvo la ventaja de evitar las frecuentes destrucciones de las localidades vecinas, en tanto que la carencia de un puerto comercial (que está en Pontevedra) no propició que allí se asentara la nobleza y los hombres de posibles que construían los pazos. Por esta razón, sus casas populares y sus hórreos de granito fueron construidos por humildes agricultores y pescadores de litoral.

Las casas de Combarro se construyeron sobre la base de granito de su costa para ahorrar cimientos y terreno laborable. A la acumulación de granito sobre granito contribuyen también los más de 30 hórreos que desfilan hasta el mar para mostrar su vocación compartida terrestre y marinera, pues además de almacenar maíz, sirven para secar boquerones y sardinas. Son de los siglos XVIII y XIX.
Finalmente, para completar el cuadro, Combarro tiene sus cruceiros que libran del mal, y de la Santa Compaña, en plazas y encrucijadas. En ellos, la figura de la Virgen suele mirar siempre al mar y la del Cristo hacia tierra. Resulta muy interesante recorrer la parte vieja declarada Conjunto Histórico-Artístico, sobre todo la rúa do Mar, con sus calles empedradas y casas marineras de estrechos soportales y balcones construidos en piedra o en madera, según fuera la economía del propietario.
En la plaza de San Roque el viajero descubrirá el edificio de la biblioteca, del siglo XVIII, y dos de los cruceros de la localidad. Al Peirao, el antiguo puerto de pescadores, se puede llegar caminando por las calles de la localidad, o bien, cruzando la playa de Padrón cuando la marea está baja. El viajero puede pasear, bañarse o incluso marisquera cuando baja la marea, aunque quizá sea más descansado sentarse en la terraza con vistas al mar de uno de los improvisados bares y restaurantes y degustar una mariscada.
Como es habitual en las poblaciones marineras, el 16 de julio Combarro celebra la festividad de la Virgen del Carmen. La tradición manda engalanar los barcos con flores y banderas, para participar en una emotiva procesión marítima; la embarcación mejor adornada es la que portará la imagen de la Virgen. La Fiesta del Mejillón, el 15 de agosto, es otra cita señalada en la localidad.

A tres kilómetros hay un monasterio barroco, Poio (siglo VII), con el hórreo más grande de la comarca (testimonio de la pujanza recaudatoria de los monjes) y un gran mosaico de chinorros, modernos, que reproduce el Camino de Santiago. En su Colegio Mayor de Teología (autorizado en 1548 por el Emperador Carlos V) dio clase el famoso Padre Feijoo.
Una vez abandonado Combarro, la visita por la provincia de Pontevedra no ha acabado para el viajero. Puede saciar su apetencia histórica si visita otros lugares de notable y lustroso pasado, como las espectaculares Islas Cíes o el Castro de Santa Tecla.
Cómo llegar a Combarro: A 6 kilómetros de Pontevedra a través de la carretera que conduce a Sansenxo.
Dónde dormir en Combarro: Hotel Xeito; Av de la Cruz, 35; 36993 Combarro (Pontevedra); teléfono: 986770039.
Dónde comer en Combarro: Tinta Negra; Av. Francisco Regalado, 44; 36993 Combarro (Pontevedra); teléfono: 609826797.
Que maravilla lo que acabo de ver en este video… y la música? impagable maravillosa. Gracias!
Gracias a ti por saber apreciarlo.
Saludos Cristina!