Al pie de la cornisa del Aljarafe y muy próximo a la comarca de las Marismas del Guadalquivir, a escasos 12 kilómetros de la capital, emerge Coria del Río.
Se trata de una recoleta localidad cuyos centenares de vecinos portan en su ADN la herencia japonesa de unos samurais que arribaron a las costas andaluzas hace 400 años, en pleno esplendor del Imperio Español. Un fascinante lugar con historia de nuestro país escrita en mayúsculas.
La historia de Coria Del Río
No obstante, el origen de su población es antiquísimo. Existen restos arqueológicos que confirman la presencia del ser humano en el Cerro de San Juan desde tiempos del Neolítico. Los fenicios conocieron este lugar como Kavra (cerro) hace casi 3.000 años.
Con el paso de los pueblos cartaginés y romano (Caura Siarum), Coria se afianzó como puerto pesquero y comercial de suma importancia estratégica. Durante esta última etapa se convirtió en una localidad muy importante en la región y tuvo el privilegio de acuñar moneda.

También pasaron los árabes por aquí, quienes reconstruyeron el núcleo del pueblo, al que denominaron Qawra tras la terrible destrucción y castigo que padeció Coria por parte del terror escandinavo llegado del norte, los vikingos, en el año 844.
Después de la conquista del sitio por parte de las tropas cristianas, fue el rey Alfonso X el Sabio quien lo repobló con la llegada de varias familias procedentes de Aragón y Cataluña.
A partir del siglo xv la ciudad vivió un periodo de prosperidad que aumentó cuando Sevilla ganó la consideración de Puerto de Indias a comienzos del siglo XVI.
Ya en el siglo XVII el municipio pasó a ser propiedad del conde-duque de Olivares, valido de Felipe IV.
La expedición japonesa
Tras los primeros contactos comerciales y religiosos entre Occidente y Oriente que comenzaron a darse en los siglos XVI y XVII, de Japón se ideó la partida de la expedición Keicho en una aventura sin precedentes por los océanos al mando del samurái Hasekura Tsunenaga.
De los casi 200 tripulantes que la conformaban, 30 arribaron a la península ibérica en 1614 a través del río Guadalquivir. Apenas 18 retornaron al país nipón.
Los que permanecieron en Coria del Río, que se habían convertido al cristianismo, dieron origen al apellido Japón. Hoy ya son quince generaciones.

La expedición, que surcó el mar Mediterráneo, México, España, Italia y Filipinas, llegó a entrevistarse con el mismísimo Felipe II en Madrid o el papa Pablo V en Roma, pero fue rechazada porque no representaba al emperador japonés.
El Imperio Español que dominaban los Austria pretendía establecer un vínculo marítimo y comercial como el que ya tenía consolidado en las Indias y Filipinas, pero no acabó con final feliz.
Los lazos que se han anudado entre Coria y el país nipón son tan estrechos que el pasado mes de junio su príncipe heredero, Naruhito, visitó wn 2013 estas tierras andaluzas con motivo del 400 aniversario de aquel acontecimiento.
Coria del Río está hermanada con la ciudad japonesa de Sendai, de donde partió la extraordinaria aventura oriental.
El padre del andalucismo
En Coria del Río residió Blas Infante, un notario y político español considerado por las instituciones del Estado como el ‘Padre de la Patria Andaluza’, por ser el máximo ideólogo del regionalismo andaluz entre a finales del siglo XIX y principios del XX.
Próxima a Coria también merece la pena acercarse hasta Castilleja de la Cuesta y conocer su pasado.

La mayoría de lugares de interés turístico de Coria del Río se concentran en torno a sus edificios de impronta religiosa, como la parroquia de la Nuestra Señora de la Estrella, la ermita de San Juan Bautista o también conocida como la de la Vera Cruz, la capilla de la Virgen del Rocío o la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad.
Resultan de interés otras recomendables visitas como las del Museo de la Autonomía, un espacio para la educación, difusión, conservación e investigación de la historia reciente de Andalucía. O bien la Casa Museo Blas Infante, en la que residió el político andaluz.
En recuerdo del legado japonés permanece en la localidad sevillana un monumento dedicado a Hasekura Tsunenaga, que está situado en el paseo Carlos de Mesa.
Y para el viajero amante de la naturaleza, nada mejor que la oportunidad de disfrutar de la propia esencia del Guadalquivir, el quinto río por extensión de la península ibérica. La formación de las marismas confiere a la zona un universo único de fauna y flora.

Dónde dormir: Gran Avenida; Mimbre, s/n; 41100 Coria del Río (Sevilla); hotelesleflet@hotmail.com.
Dónde comer: Restaurante Sevruga; Avenida Andalucía, 5; Coria del Río (Sevilla); teléfono: 954776695.
Viva mi coria
Por supuesto! Hermosa ciudad llena de pasado que merece un hueco en Lugares con historia.
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