En un municipio rural cercano a la ciudad de Pontevedra, Cotobade, aún se escucha la historia de las luchas contra las tropas napoleónicas en las que los vecinos combatieron con armas improvisadas, entre ellas unos cañones hechos con tronco de árboles.
Cotobade contra Napoléon
La participación en los combates le valió al municipio el título de ‘benemérito’, otorgado por las Cortes de Cádiz. Además, el propio escudo de la localidad tiene como única imagen un cañón y una alusión a 1809, año en que se produjeron las batallas entre campesinos y soldados que se enfrentaron a las huestes de Napoleón Bonaparte en el sur de Galicia.
El ejército francés había entrado en Galicia tras la retirada de las tropas inglesas. En esta situación, en muchas localidades comenzaron a gestarse grupos de campesinos que realizaron ataques y asaltos a comandos galos. Estos improvisados ejércitos estaban arañados únicamente con objetos rodios de labranza, algunas piezas de artillería particulares y el armamento que lograban arrebatar al enemigo.
Los improvisados combatientes aludieron al ingenio para suplir las carencias. Y entre las armas usadas estrían los cañones de madera. Al parecer, a falta de mejores armas con que poder defender su jurisdicción, acudieron al ingenioso medio de construir un cañón, sino más, con un tronco de árbol, horadándolo y rodeándolo con anillos o abrazaderas de hierro. Serían de madera de roble, por ser la más dura de entre las que se encuentran en el municipio, y tendrían un diámetro entre 8 y 20 centímetros.
Por estar construidos de una sola pieza horadada, se cargaban por la boca y no resistían demasiados disparos. En todo caso, se alimentaban con pólvora aportada por particulares o robada a los franceses y con metralla.
Estas armas solo se utilizaron en pocas batallas, especialmente en la de Ponte Sampaio, la más importante de esta zona. Asimismo, se habrían emplazado también en otros puntos, como en lo alto de la cuesta de A Soldada (donde hoy se encuentra la carretera nacional 541), donde no llegaron a utilizarse porque los franceses desistieron de enfrentarse, y en la cuesta de Laxinde.
Pero antes de que llegaran todos estos acontecimientos, debemos remontarnos varios siglos atrás para conocer los orígenes de Cotobade. El poblamiento de estas tierras comenzó en época bastante antigua, como así se atestigua por la abundancia de restos arqueológicos hallados (petroglifos, mámoas, castros) repartidos por toda su geografía. Entre los que sobresalen los petroglifos, de los que se conocen numerosos ejemplos (más de 150), muchos de ellos atribuidos a la Edad del Hierro o a la del Bronce.
También permanecen restos de la época romana en la calzada de O pé da Múa. Entre los parajes de interés destaca el monte Castelo, que se extiende por los límites de Borela, Carballedo, Tenorio y Viascón. Los orígenes del topónimo gallego de Cotobade proceden, al parecer, de la expresión ‘couto do abade’, pues toda la comarca pertenecía a la antigua jurisdicción que ejercía el superior del convento de benedictinos de Tenorio.
Según la tradición, Cotobade es cuna de afamados canteros. Trabajaban por toda España, y se le conocían con la denominación popular de ‘barrocos’, al parecer relacionada con el estilo arquitectónico con el que más trabajaron. Uno de ellos fue el maestro Cerviño, natural de Aguasantas y autor de los cruceros de Hío, Covelo, Ponteareas y otros.
Hay bastante que ver y pasear por el entorno de Cotobade. Como por ejemplo la iglesia de San Lourenzo o el puente de Almofrei (siglo XVI), sobre el río del mismo nombre. Río abajo hay varias pozas y pequeñas cascadas. A un par de kilómetros se encuentra ponte Borela (siglo XV), situado antes de la iglesia y rectoral de San Martiño de Borela.
Más adelante, en Viascón, está el comienzo de una de las rutas de senderismo de Cotobade, el PR-G 68 A Vía Escondida. En este sendero circular de 17 kilómetros emergen varios puntos de interés como el área de recreo de Cabanelas, los petroglifos de Portela da Laxe y la iglesia de Santiago de Viascón (finales del siglo XIX)
En el centro del municipio tenemos otras cuatro rutas de senderismo. El PR-G S4 Roteiro de Sabugueiro es un pequeño camino de 3,6 km que pasa por la iglesia de San Martiño de Rebordelo (siglo XVI), la casa de los Deán y la capilla de San Brais. Por su parte, el PR-G S2 Sendeiro do Foxo do Lobo es una ruta de 10,5 km que sigue el curso del río Almofrei, pasa por el ponte Serrapio y unos minutos después llega al Foxo do Lobo de Corredoiras.
La PR-G S6 Senda dos Tres Vales es un sendero de unos 12 km que comienza cerca de la iglesia de San Miguel de Carballedo y del molino de viento de A Cruz do Castro. Entre los puntos de interés hay un mirador o el Foxo do Lobo de As Brañeiras, uno de los mejor conservados que además está restaurado. En la parte este de Cotobade se encuentra la Serra do Cando. En su parte más alta se llega a superar los 900 metros.
Son múltiples las fiestas que se celebran en todo el territorio de Cotobade a lo largo del año, pero hay una que destacan sobre el resto: A Rapa das Bestas, que se celebra en agosto. Se trata de una jornada cultural y turística que consiste en cortar las crines de los caballos que se realiza en los curros (recintos cerrados donde se recogen los equinos) Todo un espectáculo que merece la pena ser visto por su singularidad. Y también en Galicia el viajero podrá visitar Tui.

Cómo llegar: Desde Pontevedra se accede a la comarca de Cotobade por la carretera N-541, mientras que a la capital municipal llegamos por la local PO-234.
Dónde dormir: Casa do Fontán; C/ Iglesia, 11; 36121 Cotobade (Pontevedra); teléfonos: 638989752 y 649357182.
Dónde comer: A’ Raxadal; Concello de Cotobade, 7; 36856 Cotobade (Pontevedra); teléfono: 986760018.