Quizá se trata del más importante abrigo paleolítico de la Península Ibérica, a tenor de los datos arqueológicos obtenidos hasta el momento. En el interior de la alcarreña Cueva de los Casares hay unos 200 petroglifos grabados en sus paredes en diversas épocas, algunos de ellos realizados en el Solutrense (aproximadamente entre 20.000 y 15.000 a.C.), un estadio muy primitivo del Paleolítico Superior. Por tanto, son anteriores a las pinturas de Altamira y muestran que las migraciones en aquel periodo iban desde Asia a Europa y no al revés.
La entrada de la Cueva de los Casares está a un kilómetro más o menos de Riba de Saelices (Guadalajara) y puede verse desde el mismo pueblo. Se abre en una peña coronada por los restos de una vieja torre. Allí empieza también el Desfiladero de los Milagros, por el que discurre el río Linares. La Cueva de Los Casares es una cavidad de origen kárstico con una única galería, excavada por el agua en las calizas y dolomías del Triásico Medio (Muschelkalk) hace 235 millones de años.

Para llegar hasta allí hay que ascender una ladera escarpada en la que el camino apenas queda señalado por dos sencillas hileras de piedras que pasan por delante de dos excavaciones arqueológicas. Repartidas por todas partes están las huellas de las distintas culturas que aprovecharon el poder y la situación estratégica de este lugar (celtíberos, romanos, visigodos, árabes y cristianos) El yacimiento arqueológico de Los Casares es doble. En lo alto de su cerro encontramos los restos de una antigua población musulmana del Califato de Córdoba. Y bajo él, en el interior de una cueva, restos paleolíticos.
Del carácter mágico-religioso de la cueva no hay duda, puesto que, tanto al principio como al final, sobre sus paredes podemos apreciar sendas liebres, dibujos protectores de los recintos sagrados que impedían la entrada de los espíritus malignos. Podemos encontrar además animales ya desaparecidos, como un rinoceronte lanudo a 150 metros de la entrada. Se pueden apreciar perfectamente los restos de los muros de las distintas estancias, como apriscos para el ganado, incluso un gran horno de yeso al pie de la entrada.
Singularmente existe una representación del único glotón (mamífero carnívoro) en arte parietal paleolítico que existe en todo el mundo. Pero, sin duda, la figura más importante es un mamut lanudo que nos mira de frente mientras sus dos grandes colmillos se elevan como sables. Está rodeado de figuras antropomorfas que copulan. Es especialmente interesante una controvertida escena, que algunos investigadores consideran la primera representación de una ceremonia de ritual sexual o hierogamia, encontrada en España.

Existe una cámara, conocida como ‘El apritorio’, donde podemos ver algunas representaciones relacionadas como la maternidad. Incluso existe una oquedad en la que se supone que las mujeres que habitaban la cueva se apoyaban para dar a luz más facilidad. Además es un recinto que probablemente siempre estuvo seco y tibio.
Este maravilloso tesoro artístico que podemos admirar en el centro de España tiene muchas más cosas que ver, por ejemplo, figuras antropomorfas en actitud de lanzarse al agua (probablemente al cercano río Linares) para pescar. A su lado existen multitud representaciones de todo tipo de peces y hasta un asno o caballo con un ronzal, lo que demostraría, según la opinión de algunos expertos, que ya se domesticaban animales.
Al entrar en la cueva hay que atravesar cuatro cancelas metálicas con sus correspondientes cerraduras. En los dibujos de las cuevas se aprecian una serie de rayas o incisiones cuyo número hace pensar inevitablemente en los ciclos menstruales, relacionados a su vez con los de la Luna.
Hoy en día, la Cueva de los Casares pasa por albergar uno de los yacimientos más importantes encontrados en la Península, habiéndose excavado restos anteriores al Homo sapiens, tales como un metacarpiano de Homo neandertalensis e industria lírica musteriense, asociada también al neandertal.

Para visitar la cueva es imprescindible que el viajero tenga que concertar cita previa en el Museo Comarcal de Molina de Aragón, situado en la Plaza de San Francisco, s/n de Molina de Aragón, llamando al teléfono 949831102. Únicamente se da cita a través del teléfono o personándose en la sede del Museo, quedando el correo electrónico limitado a la solicitud de información.
De cuevas y santuarios del arte prehistórico, por fortuna, nuestro país puede presumir con cierta holgura. Dejando de un lado la Capilla Sixtina del arte rupestre, que así es como se conoce a las Cuevas de Altamira, la Península Ibérica cuenta con otras cavidades que albergan milenios de historia, como la de Tito Bustillo, en Asturias, o la del Soplao, en Cantabria.

Cómo llegar: Para llegar a la Cueva de los Casares, salir de la Riba de Saelices por la carretera GU-951 en dirección a Ciruelos del Pinar y, tras cruzar el puente sobre el Río Salado, tomar la pista de tierra que se encuentra a la izquierda y que reconocerá por la señalización que aparece en la fotografía.
Dónde dormir: La Casa Blanca; Calle Nevera, 9; 19442 Ablanque (Guadalajara); teléfono: 6799011438.
Dónde comer: El Chozo del Resinero; Calle del Horno s/n; 19444 Olmeda de Cobeta (Guadalajara); teléfono: 605441769.