Ni las guerras ni el paso del tiempo le han restado belleza a una de las ciudades más bellas del planeta. Acallados los ecos de la última contienda, Dubrovnik se muestra de nuevo tal y como siempre ha sido, fascinante. Un museo del pasado al aire libre. Considerada Patrimonio de la Humanidad, esta originaria urbe de pescadores ha sabido rehacerse con entereza de las dos guerras mundiales del siglo XX y la civil de 1991.
A lo largo de la costa de Croacia el viajero tiene la continua sensación de no haber dejado Venecia, de estar viajando en el tiempo a una época en que gran parte del mar Adriático pertenecía a la Serenísima República. El casco antiguo de Dubrovnik nos recuerda por su arquitectura, el color de sus casas, sus costumbres, la omnipotente presencia del León.

En el siglo IX, una vez recuperada la ciudad a los árabes, la conocida como Ragusa se alzó como el puerto y ciudad más importante de toda la costa dálmata para conformar un país autónomo (República de Ragusa), regído bajo el Imperio Bizantino. Su menuda extensión, de unos 1.000 kilómetros cuadrados, era inversamente proporcional a su fuerza naval, que le permitían erigirse como potencia marítima en el Adriático y el Mediterráneo Oriental.
La antigua Dalmacia , que supo conservar sus señas de identidad y gran arte de su independencia cuando el resto de la zona había caído en manos del Imperio Otomano, ahora forma parte de la joven República de Croacia pero sus habitantes no se han olvidado de su historia ni de la lengua italiana.
Es difícil encontrar en el Mediterráneo una gran ciudad fortificada en condiciones tan perfectas como Dubrovnik. Nada es comparable al conjunto de fortificaciones, iglesias y edificios centenarios que surge de forma casi milagrosa al final del Canal de Mijet, protegido por un conjunto de islas e islotes en su fachada marítima y por el monte Srdj a su espalda.

De las cuatro puertas monumentales es recomendable entrar en la ciudad a través de la de Pile que comunica con Placa o Stradun, su calle principal. La primera sorpresa es una fuente monumental diseñada por el napolitano Onofrio di Giordano della Cava. Enfrente está la iglesia de San Salvador, con una fachada típica del Renacimiento dálmata. Más espectacular es el monasterio franciscano que comunica con la ‘Placa’, sobre todo su claustro del siglo XIV; en su interior se conserva una de las farmacias más antiguas de Europa (1317).
El espectáculo de Placas espera como un inmenso espacio teatral de más de 300 metros. Aquí están muchos de los bares y cafés más animados. La calle culmina en Luza, una plaza irregular donde se concentran varios edificios emblemáticos de la antigua Ragusa. Por un lado la Plaça Sponza (antigua Aduana), por otro el Palacio del Duque, antigua sede de Gobierno.
A unos metros de la cercana Catedral (siglo XVII) se accede al antiguo puerto pesquero pero también al paseo de ronda de las murallas. Desde el bastión de Minceta se domina el conjunto urbano. Parece una galería al aire libre, pero que nadie se engañe, sigue absolutamente vivo.

Otro de los grandes atractivos de Dubrovnik son sus islas: cerca de la ciudad medieval están Mljet, conocida por sus bosques; Hvar, famosa por su ambiente cosmopolita; o Korcula, con su propia ciudadela. A solo 15 minutos en barco, en la romántica Lokrum se puede visitar un monasterio benedictino del siglo XII.
Gracias a un privilegiado clima casi subtropical, cualquier época del año es buena para conocer esta joya de Dalmacia, pero quizás el mejor momento sea el verano, durante uno de los mayores festivales europeos, o en febrero durante el Carnaval. La oferta de viajes a Dubrovnik es amplia y variada. El viajero no tendrá problemas para escoger una que se adapte a su bolsillo.
Sin duda, Dubrovnik es un destino histórico y patrimonial de mucho calado para viajar. ¿Sabes que ha servido como escenario de algunos de los capítulos de la exitosa serie Juego de Tronos? El viajero puede realizar un tour guiado donde descubrirá los monumentos imprescindibles del casco antiguo de Dubrovnik y se adentrará en Desembarco del Rey y otros parajes de ensueño.
Dentro de nuestras fronteras, el viajero también dispone, por suerte, de un abanico importante si lo que desea es conocer ciudades amuralladas, aunque no estén completas del todo o no conserven su entramado original: En Madrid está Buitrago de Lozoya, en la Comunidad Valenciana Morella, o Montblanc en Cataluña.

Dónde dormir: Hotel Ta’Cenc; Sannat. Gozo. Malta. Teléfono: 0035 621 556 830.
Dónde comer: Club Nautika. Brsalje, 2. Dubrovnik. Teléfono: 0038 520 442 526.
Un lugar precioso que espero poder visitar algún día. De momento, con entradas como ésta, me voy haciendo una idea.
Un saludo.
Hola Cayetano. Espero que la entrada te haya podido servir de ayuda para conocer un poco por encima esta maravilla ciudad. Objetivo cumplido. Ahora solo falta buscar la posibilidad de poder conocerla.
Gracias por tu comentario
He leido vuestro articulo con mucha atecion y me ha parecido util ademas de bien redactado. No dejeis de cuidar este blog es buena.
Saludos