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En 1975, los arqueólogos sacaron a la luz los archivos reales de Ebla, en Siria, sepultados después de que la ciudad fuera destruida por un enemigo que desconocemos. Se descubrieron las primeras cuarenta tablillas del III milenio a.C. Indicaban que Ebla fue un Estado gobernado por un rey y que se había relacionado con las lejanas metrópolis del Éufrates y Mesopotamia.

Arqueólogos italianos de la universidad romana de La Sapienza empezaron las excavaciones en 1964 en el lugar que los lugareños llamaban Tell Mardikh, un yacimiento de 56 hectáreas a 55 kilómetros al sur de Alepo, en Siria. ¿Qué ciudad se escondía bajo aquellas ruinas?

Durante la campaña de 1975 se fueron encontrando más tablillas: unas mil, cantidad ingente para un yacimiento del III milenio a.C. Pero fue al final de la temperada cuando se estremeció el yacimiento: comenzaron a aparecer no cientos, sino miles de tablillas y fragmentos.

Los arqueólogos habían encontrado el archivo estatal de Ebla o, mejor dicho, lo que quedaba de él después de que la ciudad fuese destruida. Los documentos, que se podían fechar en torno a 2350 a.C., estaban agrupados por temas para facilitar su consulta por los funcionarios. Introducían textos destinados al aprendizaje de la escritura y de las dos lenguas cuyo dominio se erigía en la administración, el sumerio y el eblaíta: tablas de signos o palabras, diccionarios bilingües sumerio-ebalítas, ejercicios…

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Ruinas de Ebla./ Gianfranco Gazzetti

Los números del inventario indican que en el archivo central se depositaron unas 3.500 tablillas que se encontraron repartidas en siete espacios de secciones cuyas características concretas no quedan muy claras. De todas las secciones analizadas, sobresale la sala C por la luz que arroja sobre las prácticas archivísticas del tercer milenio a.C.

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El archivo contiene la documentación relativa a los últimos cuarenta años de Ebla, pero tan solo 70 tablillas, redactadas por los mejores escribas, fueron consideradas lo bastante importantes como para ser depositadas aquí. Los contenidos son muy variados: desde tratados con otras ciudades o cartas de otros soberanos hasta resúmenes anuales de de las cábalas de vacuno y ovino, y sobre todo, contabilidad de metales precisos o y de tejidos entregados a particulares o la administración central.

Los textos de Ebla constituyen una fuente esencial de información sobre el Próximo Oriente en el III milenio a.C. e iluminan todo tipo de cuestiones, incluyendo el casamiento de princesas eblaítas con reyes sirios y mesopotámicos, una política matrimonial con la que las dinastías locales trataban de consolidarse en el poder.

Los textos fueron concebidos y redactados según la tradición administrativa sumeria. Los escribas de Ebla, que hablaban un dialecto semítico sirio, debieron aprender el sumerio y su sistema de escritura, que usaba centenares de signos cuneiformes para expresar las diferentes sílabas o palabras.

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Las ruinas de Ebla evocan un pasado de esplendor./ Effi Schweizer

Un escriba hizo una lista de 1.024 palabras sumerias y, en una columna paralela, escribió los equivalentes en eblaíta, la lengua siria local. Que se sepa, este texto es el primer vocabulario bilingüe de la historia de la humanidad.

La ciudad fue arrasada de nuevo en torno a 2000 a.C., y por tercera y última vez en 1600 a.C. Tuvieron que pasar más de 4.000 años para que alguien volviera a pronunciar las palabras escritas en su antigua y olvidada lengua. Un auténtico viaje con historia es el que hoy realizamos a tierras sirias, que por desgracia, padecen las consecuencias de un conflicto armado que no cesa.

Mientras, el viajero puede disfrutar de su viaje por Oriente visitando las ruinas de Nínive o Ur.

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Dónde dormir: Ebla Cham Palace Damascus; Airport Road, P.O. Box 7570, Damasco (Siria); : teléfono: 963112241900.

Dónde comer: Chevalier Restaurant; Abu Romaneh, Damasco (Siria); teléfono: 963113333574.


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