Parece una leyenda, pero fue un hecho real. La localidad asturiana de Candás acogió el primer y único juicio en todo el mundo promovido contra unos delfines, con documentos que lo prueban y que se encuentran en el Archivo Histórico Provincial de Oviedo. El documento original está fechado el 8 de septiembre de 1824 ante el escribano don Juan Valdés.
Resulta que la costa de Candás estaba infestada de delfines que se comían la pesca y destrozaban las redes de los pescadores. Los lugareños, ya cansados, comenzaron a desesperarse. Por ello decidieron llevar a los delfines a juicio, secundados por los de Gijón, al poco que la Universidad de Oviedo había inaugurado sus actividades académicas.
Escogieron a uno de sus mejores catedráticos de Derecho para que defendiese a los delfines, y el puesto recayó en Juan García Arias de Viñuela. Como fiscal para que actuase ante ellos se nombró a don Martín Vázquez, catedrático de Prima de Cánones por la Universidad de Oviedo. En representación de los marineros agraviados presentó la demanda ante el obispo de Oviedo el cura de Candás, Andrés García de Valdés.
Subieron al barco y pusieron rumbo mar adentro, acompañados de un escribano y de varios testigos para convocar, censurar y notificar a los delfines el juicio y la sentencia en voz alta. Entre ellos estaba un clérigo dominico de la Santa Inquisición que les conminó y conjuró a que abandonaran la costa y dejasen de hacer daño.
Tan excéntrico juicio funcionó. Una vez leída la sentencia a los delfines, la comitiva volvió a tierra firme y sorprendentemente la acataron y desaparecieron de las aguas de Candás. Corrobora el hecho el maestro Gil González Dávila, cronista de Felipe IV, en su obra Teatro eclesiástico de la santa iglesia de Oviedo (1635), al decir que «desde aquel entonces hasta nuestros días no se ha visto en nuestras playas ni costas un solo delfín». Y se refería al menos a 11 después del famoso pleito.
Hace algunos años se erigió un monumento en el pueblo asturiano, obra del escultor Vicente Santarúa, para conmemorar este insólito suceso en el parque Maestro Antuña.

La historia de Candás siempre ha estado vinculada al mar. En el año 1232 se constata la primera cita documental de la caza de ballenas en Asturias. Dicen que el propio Carlos V pidió como dote, en su desembarco en Asturias, nada más y nada menos que este pequeño enclave ballenero. Son muchas las leyendas que se atribuyen a la localidad asturiana, como la que sostiene que el Cristo de Candás fue rescatado por pescadores del lugar de las bravas aguas de Irlanda en el siglo XVI. El Cristo preside la Iglesia de San Félix, un inmueble neobarroco que constituye uno de los santuarios más concurridos del centro de Asturias.
Candás fue el puerto que marcó el precio del pescado en Asturias gracias a su gran desarrollo conservero. Comenzó su auge en el siglo XVIII y se desarrolló ampliamente un siglo después, hasta mediados del siglo XX, cuando llegó a haber 24 fábricas de conservas en la villa. El viajero puede visitar una exposición permanente de la industria conservera de Candás ubicada en el antiguo aljibe de una fábrica de conservas, en el Parque Les Conserveres.
Candás es la capital del concejo de Carreño. Se trata de una hermosa villa marinera desde cuyo faro y el monte Fuxa se tiene una inolvidable perspectiva. El faro se sitúa en el cabo de San Antonio, al borde de un acantilado de 40 metros, y señala la entrada al puerto.
Un recorrido por el casco urbano permite disfrutar de de bellas muestras de arquitectura civil como el propio Ayuntamiento, la Quinta Clarín, la Torre de Prendes (a siete kilómetros), o la Capilla de San Roque, en el monte Fuxa.
En Candás el viajero podrá ver también el interesante Museo Antón, que recoge la obra del escultor local Antonio Rodríguez García. Está ubicado en un caserón del siglo XVIII, rodeado de un amplio jardín. Mientras, todo el litoral está plagado de excelentes y bellas playas, como las de Aboño, Xivares, Carranques y Tranquero.

Para llegar a Candás resulta como medio de locomoción más adecuado el vehículo particular. Con el coche el viajero, si parte desde Gijón, a 19 kilómetros, puede llegar a través de las carreteras AS-118 y A-8. Si la opción es salir desde Oviedo, la otra gran ciudad de Asturias (a 38 kilómetros), se deben coger la A-66 y la AS-II. Durante su trayecto por el norte de la Península, el viajero debe tener en cuenta una serie de aspectos para no sufrir percances. Uno de ellos es tener el vehículo asegurado antes de partir. Si se indaga bien por la red se pueden encontrar seguros de autos a precios muy interesantes.
Una vez de excursión por Asturias, el viajero puede prolongar su viaje por otros lugares con historia. Que los hay, y muchos. Si prosigue el recorrido por la costa, puede realizar la ruta de los dinosaurios, que le llevará a una ruta entre los concejos de Villaviciosa, Colunga y Ribadesella. Tenemos también paisajes de rico pasado cuya estampa parece de postal, como Cudillero, y uno de los cementerios más hermosos, como es el de Luarca.

Dónde dormir: Puerto de Candás; Rufo Rendueles, 10, 33430 Candás (Asturias); teléfono: 985872454.
Dónde comer: El Cubano; Fernández Ladreda, 4 y 8; 33430 Candás (Asturias); teléfono: 985870003.