En Coria, un pequeño pueblo del norte de Cáceres, con apenas 13.000 habitantes, se conserva una reliquia no muy conocida, pero que sí merece la atención de esta guía histórica de viajes por la península Ibérica. El supuesto mantel de la Última Cena de Jesucristo se guarda en la catedral de este municipio. Existe un solo mantel sagrado como tal en toda la cristiandad, aunque hay pequeños trozos en lugares como Colonia (Alemania) o Monforte de Lemos (Lugo) Esta es la historia del Mantel de Coria:
Es del siglo I y de origen árabe
Descubierta entre los años 1370 y 1403 en un arca hallada bajo el suelo del presbiterio durante unas obras de remodelación en el templo, se trata de una pieza de lino de unos 4 metros de largo por 92 centímetros de ancho, con adornos en azul y algunos rotos. Según los análisis efectuados, el mantel es del siglo I y seguramente de origen árabe.
El original se conserva doblado en una arqueta realizada en plata. Se sabe que el mantel se encuentra en la seo desde, al menos, el siglo XV. Una bula papal firmada por Benedicto XIII y fechada en 1404 ya habla de que la reliquia apareció escondida en un arca en la catedral de Coria.
Llegó procedente de Francia
¿Qué hace una reliquia de la Santa Cena en tierras extremeñas si su origen está en el Jerusalén de la Eucaristía? En cuanto a su origen, el mantel llegó a Coria tras la conquista de la ciudad por Alfonso VII procedente de Francia. Podría haberlo traído desde Francia el obispo Iñigo Navarrón, que asistió al Concilio de Reims en 1148 o su sucesor, Don Asuero, que vivió en Roma junto al Papa Eugenio III.
Otra de las teorías apunta que la pieza habría sido trasladada a Roma, en el siglo III, por santa Elena, madre del emperador Constantino. De ahí habría pasado al emperador franco Carlomagno, y de este a los templarios. En Coria estos caballeros estuvieron un par de años, en torno a la segunda mitad del siglo XII. Cuando cayó la orden, durante su huida hacia Portugal a comienzos del siglo XIV, quizá dejaran el mantel en la catedral. Pero es solo una hipótesis.

Afluencia de visitantes
Sea real o no, lo cierto es que el Mantel de Coria atrajo la visita de más de cuatro mil personas, para su veneración, en los siglos XV y XVI. Tal era el fervor religioso que se respiraba en la localidad cacereña en su momento que el obispo Juan Álvarez de Castro decidió en 1791 prohibir las ostentaciones públicas.
Hasta 1791, cada 3 de mayo se celebraba en Coria la fiesta de las tres reliquias: el Lignum, la Espina y el Sagrado Mantel, que se sacaba al balcón como pendón y se colgaba para que la gente lo adorara. Luego se decidió que no saliera del altar.
Sobre su pasado milagroso, se cuenta de la reliquia que, mientras estuvo en manos de los templarios, todos los Jueves Santos se usaba como mantel en un acto solidario, usando la tela para hacer aparecer comida sobre la mesa y repartirla entre los pobres.
¿Verdadero o falso?
Los análisis científicos aplicados a la reliquia deparan alguna que otra curiosidad que llama la atención. El primer estudio llevado a cabo en el año 1960 por parte del Museo de Ciencias Naturales de Madrid arroja que el mantel tenía una antigüedad superior a los dos mil años. Se trataba de lino procedente de Arabia Saudí. Presentaba adornos de índigo, tinte que no se conoció en Europa hasta que lo importaron los holandeses a principios del siglo XVI.
Se descartó así que datara de la Edad Media. El mantel fue sometido, entre otras, a la prueba del polen acumulado. Se planteó utilizar el método del Carbono 14 en unos laboratorios holandeses, pero se desistió dicha técnica porque en aquella época no estaba aún perfeccionada.

¿Se utilizó en la Última Cena?
John Jackson, excientífico de la NASA (el mismo que en 1978 tuvo el privilegio de ser uno de los 30 expertos escogidos por el Vaticano para estudiar la Sábana Santa), considera que el Mantel de Coria y la Síndone de Turín habrían sido los manteles empleados en la Última Cena. Ambas telas miden prácticamente lo mismo (4,36 metros de largo la Sábana turinesa y 4,32 la cacereña; por 1,10 metros de ancho y 92 centímetros, respectivamente)
“Para los judíos, en las grandes solemnidades, y la Pascua es la mayor de ellas, era común utilizar dos manteles de manera ritual, para recordar la travesía por el desierto tras abandonar Egipto. Se colocaba un primer mantel sobre el que se depositaban los alimentos y una segunda tela sobre ellos para evitar que cayera arena o que fueran contaminados por insectos”, aseguran desde su equipo.
En el año 2001, el Centro Español de Sindonología comprobó que el hilo que conforma la trama de la tela cacereña está torsionada en forma de Z. “Curiosa y casualmente el mismo tipo de torsión que el hilo de la Síndone de Turín”, apunta Ignacio Dols, arquitecto investigador de reliquias. Existe además la teoría de que el mantel de Coria es el mismo que Leonardo da Vinci inmortalizó en La última cena, ya que ambos están decorados con bandas azules.
Respecto a su autenticidad, la Iglesia no se ha pronunciado. Ha asumido la reliquia por tradición y porque no hay evidencia alguna de que sea falsa, aunque tampoco existen pruebas científicas concluyentes que determinen con rotundidad que sea verdadera.
Descubre la historia de las reliquias cristianas de la Península en mi nuevo libro La España Sagrada (Arcopress) Disponible en librerías físicas y virtuales.
