En la calle Mayor de la localidad madrileña de Alcalá de Henares, junto al Hospital de Antezana, vino al mundo en el año 1547 el mayor genio de las letras hispanas. O al menos el autor de la obra literaria más universal de la historia. De la mano de la escritora y profesora María Lara Martínez, colaboradora de Lugares con historia, recorremos las estancias que marcaron los primeros pasos de Miguel de Cervantes y su Quijote, una casa acomodada que recrea los distintos ambientes de la vida cotidiana de los siglos XVI y XVII.
El pasado 23 de abril todo el mundo celebró el IV Centenario del ocaso vital de Cervantes. Enterrado, quién sabe si en las Trinitarias de Madrid, sin boato alguno, en cambio el tránsito a su dimensión eterna ahora en las bibliotecas, instituciones políticas, restaurantes y calles lo festejamos de lujo.
A lo largo de las diferentes estancias del inmueble solariego que es la casa natal del autor de El Quijote, María y su hermana Laura han revivido la cotidianeidad del Siglo de Oro, aquel en el que Cervantes nació y murió (1547-1616), legándonos, con las numerosas experiencias conocidas en primera persona, después versionadas en multitud de personajes, el testimonio más fidedigno y globalizador de un orbe que se acostaba en el Quinientos y amanecía en el Seiscientos.
Presenció el escritor y, por ende, su ingenioso hidalgo, el trasiego de aguas del feudalismo al mercantilismo en Alcalá de Henares. La botica, la cocina, el refectorio o comedor, el estrado de las damas o la habitación del caballero fueron objeto de su atención. Hasta los 4 años allí moró Miguel de Cervantes con dos de sus hermanas, su madre, su abuela, su tía y su prima.
Más de un cuento de la Berbería escuchó junto al sillón de Rodrigo de Cervantes, el padre, de profesión barbero, sangrador y sacamuelas. Guadamecíes con los que despistar de la ruina familiar a las visitas, cortinas labradas en adobe polícromo pero pétreo como el hambre y ricas vajillas de Manises, de Talavera o de Villafeliche en aras de agasajar a los huéspedes, además de por las viandas, por la elegancia del mismo plato.

Todas las vidas entrañan dificultad; no fue fácil por ello la del escritor que daría el impulso a la literatura en castellano. Entre 1605 y 1614, maquinando la historia de Don Quijote a partir de los papeles que un trapero dejara olvidados en el alcaná de Toledo, el soldado de Lepanto, camarada del Tercio Viejo de Sicilia, modela al portavoz de la conciencia popular, mas tiene que presentar como trastornado y loco al enjuto jinete, al hombre de la triste figura pues, por hablar claro, el que huye de la mediocridad y anima a volar más alto a menudo es tenido por un peligro.
Hasta que las hechiceras se dispongan a jugar al escondite con el viejo hidalgo, podemos recorrer juntos la Casa ideal de don Quijote, paisano, colega y amigo. María Lara es autora de obras como Reconquista, Ignacio y la Compañía
o Enclaves Templarios
.
De Alcalá de Henares, el viajero da el salto a Valladolid. En concreto, a la calle del Rastro, donde se levanta la auténtica vivienda que habitó Cervantes en el año 1605. Forma parte de un conjunto de cinco moradas levantadas por Juan de las Navas, apoderado del Ayuntamiento, a principios del siglo XVII. Está construida en ladrillo y su fachada presenta balcones y ventanas recercados en yeso. En el jardín fueron instalados los restos de la antigua fachada del Hospital de la Resurreción, que en tiempos de Cervantes se hallaba próximo a su casa y que es el escenario de una de sus Novelas ejemplares, El coloquio de los perros.
Cervantes llegó a esta ciudad por asuntos de trabajo como recaudador de impuestos y relacionado con la mudanza de la corte de Felipe III. En la actualidad su antiguo hogar es el Museo Casa de Cervantes, que está gestionado por el Ministerio de Cultura.

De vuelta a tierras madrileñas, el viajero prosigue su rumbo de literatura histórica por el barrio de las Huertas de la capital, ahora barrio de las Letras. En el número 11 de la calle Cervantes, la antes calle de Francos, se ubica la Casa-Museo de Lope de Vega, contemporáneo y eventual amigo o enemigo de Cervantes, quien también vivió y murió en la misma calle, en el número 2.
Muy cerca, en la hoy calle de Lope de Vega, antaño Cantarranas, está el convento de las Trinitarias, donde fue enterrado Cervantes y donde Marcela, la hija literata de Lope, fue madre superiora. En 1935, tercer aniversario de la muerte de Lope, fue declarada Monumento Histórico-Artístico. La Real Academia Española buscó muebles y objetos personales del siglo XVII que recrearan cómo era el interior de la casa cuando el Fenix de los ingenios la habitaba.

La visita a la Casa-Museo es gratuita, pero es necesario reservar plaza con antelación. El recorrido empieza en el encantador jardincillo-huerta, donde destacan el pozo y un gran naranjo. Continúa luego por las estancias de la casa como el oratorio, el estudio, la sala de las mujeres, la cocina, el comedor, los dormitorios y el porqué de su pequeñas camas. De obligada visita.
Cervantes y Lope fueron dos enconados rivales de las letras del Siglo de Oro. Antes de 1602 eran amigos, pero la causa de la enemistad profunda y encarnizada que mostraron en sus obras puede que estuviera, según comentan algunos historiadores, en que el autor de El Quijote fue en un primer momento un gran dramaturgo que cuando tiempo después quiso estrenar sus obras de teatro no pudo hacerlo porque su estilo era muy distinto al de Lope de Vega y éste último era el autor estrella de la época.

Dónde dormir: Parador de Alcalá de Henares; Calle de los Colegios, 8; 28801 Alcalá de Henares (Madrid); teléfono: 918880330.
Dónde comer: El Burrito; Calle Mayor, 6; 28801 Alcalá de Henares (Madrid); teléfono: 918814422.