Su última obra, Pongamos que hablo de Jesús, es un golpe directo al mentón que desestabiliza varios de los dogmas que establece la Iglesia católica, como aquel que asevera que Jesucristo es el hijo de Dios, que resucitara al tercer día tras su muerte en la cruz o que el que era considerado como el Mesías tenía una capacidad divina y sobrenatural para hacer milagros. El escritor almeriense Óscar Fábrega (1976), licenciado en Humanidades, ha pergeñado un sesudo análisis sobre la figura histórica que mayor trascendencia continúa teniendo entre los amantes del pasado. Autor del exitoso Prohibido excavar en este pueblo, Fábrega ha publicado otros trabajos como Todos los lectores de este libro son idiotas
, o Compendium Rhedae: 100 años de Rennes-le-Château
(en coautoría)
¿Quién fue realmente Jesús de Nazaret?
La pregunta del millón. Y la respuesta más complicada. Por mi parte, y de forma muy resumida, considero que fue un líder religioso que encabezó un movimiento reformista del judaísmo (como Juan el Bautista o los esenios de Qumrán), movimiento que, sin duda, también tuvo un componente político importante. Solo así se explica su escandalosa muerte en la cruz, castigo que los romanos solo aplicaban a los condenados por sedición. Así, parece bastante probable que el Jesús de la historia, dentro del programa de su propuesta religiosa, emprendiese algún tipo de acción política contra el Imperio romano.
¿Es cierto lo que cuentan de él los cuatro Evangelios?
Rotundamente, no. Entre otras cosas porque no cuentan lo mismo y en numerosas ocasiones se contradicen. Los cuatro Evangelios canónicos, del mismo modo que toda la literatura apócrifa, están escritos desde la fe por seguidores tardíos de Jesús, influidos ya por las tesis de Pablo de Tarso, cuyas cartas auténticas son los documentos cristianos más antiguos. Pablo hizo una reinterpretación del personaje de Jesús centrándose en su muerte como acto de redención del pecado y un su resurrección como prueba del tremendo poder de aquella divinidad, sin que parezca importarle demasiado el mensaje ético de Jesús o su propia vida. Marcos, el evangelista más antiguo (que conste que el autor real es desconocido), influido por estas ideas, e interesado en narrar cómo fue la vida de aquel hombre, acudió a la tradición oral y, posiblemente, a algún relato sobre su muerte en la cruz, y elaboró su texto. Mateo y Lucas, los siguientes, reconstruyeron la historia a partir de lo narrado por Marcos, aunque tomando elementos de otras fuentes escritas, como el famoso Documento Q, y corrigieron algunos problemas teológicos que la cristiandad de finales del siglo I tenía respecto al texto del primer evangelista. Y Juan, el más tardío, sigue siendo objeto de controversia, ya que algunos estudiosos consideran que se trata de una obra inspirada por una fuente antigua desconocida, lo que explicaría las enormes diferencias que se dan respecto a los otros tres textos, aunque otros investigadores consideran lo contrario: que se trata de la obra más literaria y alejada del historia real, fruto de una cristología muy avanzada.
¿Murió en la cruz y resucitó al tercer día?
Sí a lo primero, sin duda. No a lo segundo, aunque se trata de algo que un historiador no debería abordar. Y menos un descreído. Si hay algo de lo que podemos estar prácticamente seguros es que Jesús murió en la cruz. Cuesta creer que algo así hubiese podido ser inventado. Es más, todo parece indicar que en torno a esta dramática y escandalosa muerte se construyó el mito de Jesús. Sus seguidores debieron quedar consternados tras su muerte, y, como judíos piadosos que eran, debieron analizar sus Sagradas Escrituras en busca de algo que justificase el fin del que consideraban el Mesías. Y lo encontraron, claro. Así comenzó a extenderse la idea de que todo aquello formaba parte de un plan que Jesús conocía y ejecutó: sabía que iba a morir, porque era parte de su misión en la Tierra, y se entregó voluntariamente a la muerte. En un principio, sus primeros seguidores debieron pensar que era un elegido de la divinidad, pero, no demasiado tiempo después, las siguientes generaciones de cristianos comenzaron a considerar que era también un ser divino, un hijo de Dios que había venido a cumplir una misión. De ahí que supiese que tenía que morir… y que se comenzase a creer que pudo vencer a la muerte.

¿Por qué ordenaron su muerte?
Posiblemente, porque llegó a amenazar de alguna manera a Roma. Como explicaba antes, su movimiento fue religioso y político, algo habitual en el pueblo judío, por cierto, donde religión y política siempre han ido juntos de la mano. Su mensaje escatológico, dirigido al pueblo judío en exclusiva, vaticinaba el fin de este mundo tal y como lo conocemos y la inminente llegada del Reino de Dios, al que tendría acceso el Pueblo Elegido, Israel, y todos los que se apuntasen a la verdad. Jesús defendió esta idea, como su maestro Juan el Bautista, y como los esenios de Qumrán, y muy probablemente asumió su rol como anunciador de este Reino de Dios. Su tarea era preparar el camino, pero ese camino tenía un gran enemigo: el Imperio romano y sus dioses paganos. Por todo esto, parece probable considerar que Jesús luchó activamente contra la dominación romana, y es posible que de una forma violenta. Al menos, parece seguro que entre sus seguidores sí que había algunos judíos cercanos a movimientos políticos violentos como el de los zelotas. Y no sería nada raro si entendemos el contexto de aquel siglo I.
¿Se casó?
Ni idea, aunque considero bastante probable que fuese célibe de manera voluntaria, como dice la Iglesia, aunque por otro motivo. Como comentaba antes, Jesús estaba plenamente convencido de que la cuenta atrás para el fin del mundo había comenzado. Una y otra vez, según los evangelistas, Jesús insta a sus seguidores a que abandonen todo y se centren en preparar la llegada del Reino de Dios. Así, cabe considerar que Jesús renunciase voluntariamente al matrimonio y a cualquier atadura que le despistase de su cometido. Aunque también puede considerarse como posible que estuviese casado y que, en un momento determinado de su vida, cuando sus creencias se fanatizaron, decidiese abandonarlo todo y echarse a los caminos de Galilea a predicar su Buena Nueva.
¿Tuvo descendencia?
Ni idea, tampoco, por lo mismos motivos que comentaba. Aun así, me interesan mucho las propuestas que se hacen al respecto. Casi todas las recojo en mi libro y aunque la mayoría son tremendamente sensacionalistas y se construyen sobre arenas movedizas, aportan numerosas curiosidades que, al menos a mí, me parecen apasionantes. Me cuesta creer que, si estuvo casado y/o tuvo descendencia, sus seguidores no lo supiesen. No tiene sentido.
¿Fue el Mesías capaz de hacer milagros que defiende la Iglesia católica?
Uff. Creo que no, pero yo soy un descreído. No creo que existan los milagros, ni creo que ningún humano pueda revertir las leyes de la naturaleza, como una y otra vez hace Jesús según los evangelistas. Otra cosa es que Jesús pensase que tenía un don y se dedicase a curar durante sus predicaciones, como también muestran los Evangelios. No sería tampoco raro. Muchos líderes de grupos religiosos cristianos heterodoxos afirman hacer milagros y sus seguidores aseguran ser curados. Quizás en el caso de Jesús pudo ser algo así como el de los pastores evangelistas tan activos por Sudamérica. Lo que sí que no parece cierto es que realizase grandes milagros, como andar sobre las aguas o multiplicar alimentos. Entre otras cosas porque estas historias tan asombrosas fueron tomadas por los redactores evangelistas del Antiguo Testamento. En el libro hablo de ello largo y tendido.

¿La Iglesia católica ha utilizado la figura de Jesucristo en su propio beneficio?
Umm, obviamente. Como pasa con todos los credos institucionalizados. Eso sí, debo lanzar una defensa a favor de la Iglesia, sin que sirva de precedente. No fue la Iglesia católica, institución que no existió como tal hasta el siglo IV, la que manipuló la historia real de Jesús. Esto sucedió mucho antes. Fueron sus primeros seguidores y, especialmente, Marcos y los demás evangelistas. Lo que sí hizo la Iglesia, de forma muy interesada, es luchar contra cualquier propuesta heterodoxa, y, sobre todo, otorgarse el monopolio de la interpretación de los Evangelios. Es decir, prohibió, en la práctica, que se pusiese en tela de juicio lo que contaban estos textos.
¿Por qué su figura sigue suscitando controversia en el siglo XXI?
Porque es el líder religioso más importante de la historia, y no solo porque la religión que se levantó en torno a su figura se convirtió en la religión de Europa y, por extensión, de todas las tierras colonizadas o conquistadas por los europeos, sino porque su figura es mucho más interesante que la de otros muchos profetas o semidioses. Y, sobre todo, porque gracias a la Ilustración y a los movimientos revolucionarios de finales del siglo XVIII, los descreídos pudieron salir a la luz y se comenzó a estudiar críticamente la figura de Jesús y la propia historia de la Iglesia. Claro, esto llevó a un enfrentamiento con los creyentes y con la Iglesia, conflicto que a día de hoy sigue existiendo porque, queramos o no, esta religión sigue teniendo una enorme influencia en la vida cotidiana de los europeos, así como el mensaje ético de Jesús.
¿Qué periodo considera más trascendente en la historia de nuestro país?
Umm, pregunta complicada. Si me tengo que decantar por uno, me quedo con la restauración borbónica que trajo consigo a Fernando VII. Fue un paso atrás que nos apartó del carro de los movimientos liberales que estaban cambiando a Europa. Finalmente, estos acabaron llegando, pero esa merma, ese retraso, quizás, lo sigamos arrastrando, especialmente en todo lo relacionado con la religión cristiana.
Si tuviera que destacar un lugar con historia de nuestro territorio, ¿cuál sería?
¿Solo uno? Si me tengo que quedar con uno, elijo la Alhambra de Granada. ¿Por qué? Aparte de por su extraordinaria belleza, porque me parece un excelente representante de mi tierra, Andalucía.
¿Qué época de nuestro pasado escogería para escribir un libro?
Varias. Me interesa mucho el siglo XX, especialmente la época de la Segunda República y la Transición. De hecho, tengo pensadas algunas ideas de ficción ambientadas en ambos tiempos.
¿Viajar es un placer?
Sin duda. Y un vicio. Si hay algo que envidio de la gente que tiene dinero a espuertas es la facilidad y la posibilidad de poder viajar siempre que se quiera. La vida es tan breve que muchas veces sufro al tomar conciencia de que no podré ver muchos de los sitios que me gustaría ver. Pero bueno, c’est la vie.

De los lugares que ha visitado, ¿cuál ha sido el que más le ha marcado?
El Languedoc francés. Soy un enamorado de aquella tierra desde que la visité por primera vez en el año 2007, poco después de comenzar a interesarme por el misterio de Rennes-le-Château. Desde entonces he ido unas cuantas veces más y, nada más regresar, ya echo de menos los paisajes del Alto Valle del Aude. Me encantaría vivir, al menos durante varios meses al año, en alguno de los pueblecitos de la zona, especialmente en Bugarach, por el que siento una especial predilección.
¿Qué lugar le gustaría visitar?
Me encantaría conocer Tierra Santa. Es una asignatura pendiente (como Egipto), pero la tengo que hacer algún día, a ser posible pronto.
¿Qué lugares recomendaría para visitar sobre todo por su historia?
De nuevo, el Languedoc. Animo, por ejemplo, a que se haga la ruta de los castillos cátaros. Podrán disfrutar de paisajes estremecedores, de mucha historia y de algún que otro misterio. Y además, se come muy bien, hay varios vinos locales excelentes y la gente es muy amable. Y ya que estamos por allí, subir al Pech de Bugarach. Será una experiencia mística.
¿Nos podría adelantar algún proyecto en el que esté trabajando?
Umm. Bueno, por lo pronto, en octubre saldrá un nuevo librito mío titulado ¿Son reales? Las reliquias de Jesús, que forma parte de la colección Biblioteca del Misterio que está publicando Ediciones Oblicuas. Aparte de esto, por esa misma época comenzaremos a trabajar en la segunda parte de Todos los lectores de este libro son idiotas, el libro de filosofía que culminó la maravillosa experiencia del taller Aprende a pensar, un libro coescrito por mí y por un grupo de 14 chavales del IES Carmen de Burgos de Huércal de Almería. El objetivo es publicar otro nuevo libro a finales del año que viene, Dios mediante. Y, por otro lado, ando trabajando en un par de libros que ya llevo bastante avanzados, aunque creo que serán para dentro de un tiempo.