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El castillo de Escalona, la fortaleza más bella de Toledo, se alza sobre un cerro a los pies del río Alberche (afluente del Tajo), que le sirve de protección natural.

En esta máquina de guerra perfecta se observan todos los desarrollos de dos mil años de fortificación: foso, escarpa, contraescarpa, doble muro dotado de poderosas albarranas, coracha, amplios aljibes, puente levadizo y una grandiosa torre del homenaje cuadrada, de 22 metros de altura, con rastrillo y buharda.

El viajero que muestre interés en ir a Toledo y todo el área que le circunda, a parajes como Illescas también, por ejemplo, tiene la opción de reservar billetes de tren, autobús y avión de una manera cómoda y sencilla.

La historia de la fortaleza

La historia del castillo es muy accidentada. En 1435 don Álvaro de Luna, el poderoso condestable de Castilla, lo remídelo intensamente para adécualo a los avances poliorcéticos de su época, en especial a la artillería, para lo que incluso contrató técnicos alemanes, y construyó en su interior una lujosa residencia.

Ese esplendor sufrió una gran merma en el siglo XIX cuando los franceses lo usaron como cantera para construir un puente en sus inmediaciones.

El deterioro que causó la pérdida de sus techumbres (la lluvia disolvió sus estupendas yeseras mudares) se acrecentó a lo largo del siglo cuando gentes de la comarca saquearon sus elementos más nobles, especialmente los artísticos capiteles que adornaban las veinte columnas de su patio, así como molduras y ventanas.

Algunas piedras talladas fueron a parar a construcciones del pueblo (incluido el Ayuntamiento) y otras desaparecieron en manos de anticuarios.

A pesar de los destrozos el castillo es tan hermoso que no decepciona. El acceso a la primera línea de defensa, la más arruinada, es libre, pero el interior solo se visita con permiso de la propietaria.

El pasado de Escalona

La historia del municipio es fecunda. En la Edad Media, fue reconquistada a los musulmanes por el rey Alfonso VI a su paso hacia Toledo, tal vez en la campaña de 1083.

Su situación estratégica, rodeada en una gran parte por el Alberche, le hizo ser una plaza casi inexpugnable y alcanzar gran importancia militar.

La población conserva una buena parte de la antigua muralla, visible desde los alrededores. Igualmente hay que citar el convento de la concepcionistas, fundado por Teresa Enríquez en el siglo XVI.

La visita a Escalona puede comenzar por Los Miradores del Alberche. Es una mezcla de grandes panorámicas y de pequeños rincones que en esencia no han cambiado mucho desde hace mil años.

También el viajero puede visitar la Casa del Concejo, que custodia desde la Edad Media una excepcional colección de manuscritos, como los privilegios concedidos por el rey Alfonso XI en 1211.

Escalona mantiene una relación espacial con la literatura. Fue protagonista en El Lazarillo de Tormes y cuna del infante don Juan Manuel, autor de El Conde Lucanor.

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Para que el viajero se centre en la parte menos estresante del viaje, si indaga bien en Internet, puede localizar más de un millar de compañías asociadas de trenes, autobuses, vuelos, ferries y traslados al aeropuerto en una sola web. Por ejemplo, viajar en autobús a Toledo es posible gracias a la oferta de portales como Omio.

Dónde dormir: Casa Rural Plácida; C. Lazarillo de Tormes, 9, 45910 Escalona (Toledo).

Dónde comer: Mesón El Lazarillo; Plaza Infante don Juan Manuel 19; Escalona (Toledo).


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