Cerca de la raya portuguesa, en lo alto de una peña que domina los ríos Tormes y Duero, está el pueblo de Fermoselle, una villa con aire de castro prerromano famoso por su arquitectura popular y por sus antiguas bodegas excavadas en la montaña. La localidad zamorana, llamada el pueblo de las mil bodegas, estuvo habitado en tiempos remotos, como prueba un ara druídica de tiempos celtas o hachas de piedra halladas en su entorno. En Fermoselle se asentaron los vetones, luego los visigodos y mozárabes y, ya en el siglo XI, fue reconquistada por tropas leonesas.
El 16 de febrero de 1221, estando el rey Alfonso IX en la localidad de Fariza acompañado de sus hijas Sancha y Dulce, dio al concejo de Fermoselle una carta foral con que habría de regirse todo el vecindario, que otorgaba a la villa su carácter fronterizo y, de paso, le agradecía los servicios que esta comunidad le había prestado. Y en 1592 Felipe II concedió a Fermoselle un Real Privilegio.
La riqueza arquitectónica de su casco viejo, repleto de pinas callejuelas de granito verdinoso y casas cuyos bajos albergan sendas bodegas, le valió la declaración de Conjunto Histórico-Artístico. Sin embargo, de su castillo de Doña Urraca (siglo XIII), testigo de las andanzas del obispo comunero Acuña, solo quedan escasos restos. Fue destruido tras la rebelión comunera que tuvo en Villalar de los Comuneros su epicentro histórico. Esta contienda marcó el devenir de España, en la que se sublevaron los campesinos por la excesiva presión fiscal que llevó a cabo Carlos I.

Más interesante resulta la vista de la iglesia parroquial (siglo XII), de cuya primitiva fábrica se conserva el hastial y el muro sur con portada de arcos apuntados; el convento de San Francisco (siglo XVIII), rehabilitado como Casa del Parque Natural de los Arribes, y la ermita de la Soledad (siglo XIII) con una puerta de sus orígenes románicos. Otras ermitas de Fermoselle que merecen la pena son las de Santa Colomba, Santa Cruz y San Albín.
Desde algunos de sus miradores se obtienen unas excelentes panorámicas del Duero y de los Arribes. Hay unos cuantos. De entre ellos, cabe destacar para interés del viajero los del Torrejón, Castillo, Terraplén, Las Peñas, Los Barrancos o Las Escaleras.Un paisaje de berrocales y de líneas suaves acerca al viajero a la frontera. Allí aparecen los impresionantes y verticales cortados que conforman los conocidos Arribes.
En los alrededores de Fermoselle abundan los lugares de interés muy frecuentados por senderistas y amantes de la naturaleza. En Corporario el viajero encuentra chozos que repiten inalterado el tipo de construcción prerromano de la comarca y una iglesia románica tan intacta como si la acabaran de construir, incluida la lápida tardorromana que adorna uno de sus muros.

En el Pago del Ordeño existe una cueva llamada del Buraco del Diablo, una de las variadas entradas del infierno que ilustran la geografía nacional. Antes, cuando la gente le tenía miedo al demonio, estaba habitada por una numerosa colonia de murciélagos que vivían allí tan ricamente sin que nadie le importunara, pero hoy han tomado la gruta como atracción turística.
La provincia de Zamora bien vale una visita. Y no solo a Fermoselle. Son unos cuantos los atractivos que alberga repartidos por todo su territorio. Localidades como Toro o Puebla de Sanabria invitan a viajar a su pasado para conocer su historia. Lugar de excelentes vinos, Toro fue la primera ciudad donde se reconoció a Fernando III como rey de León. Aquí también nació el monarca Juan II de Castilla y León. También se libró aquí la batalla de Toro entre los reyes Católicos y los partidarios de Juana la Beltraneja.
Puebla de Sanabria, que está declarado Conjunto Monumental Histórico-Artístico, surge como un cruce de caminos protegido por el macizo de Trevinca. Se trata de un lugar para respirar aire fresco a pleno pulmón junto al parque natural que envuelve su famoso lago. Bañada por los ríos Tera y Castro, esta localidad zamorana es, ante todo, un lugar con historia. Las actas del Concilio de Lugo ya hablan de ella en el año 569.
Dónde dormir: Centro de Turismo Rural Marqués de la Liseda; Calle Requejo 247; 49220 Fermoselle (Zamora); teléfonos: 980614026 y 666661194.
Dónde comer: Restaurante Medieval; Plaza del Calvo Sotelo; Fermoselle (Zamora); teléfono: 680113958.