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Siglo III antes de Cristo. Roma contra Cartago. Una lucha fratricida por ver qué potencia se hacía con el dominio y la hegemonía del mar Mediterráneo. Finalmente, la gloria fue para los primeros. Las Guerras Púnicas enfrentaron a las dos mayores potencias militares de su tiempo, con sendos experimentados generales a la cabeza como Aníbal o Escipión el Africano, quienes protagonizaron algunas de las batallas más memorables de toda la historia. Y uno de los principales escenarios de todo el conflicto fue Hispania, con memorables campos de batalla como Sagunto o Carthago Nova (la actual Cartagena)

De la mano de los historiadores Javier Martínez Pinna (colaborador habitual de Lugares con historia) y Diego Peña, conocemos el pasado de los lugares por donde transcurrió la guerra entre los dos colosos de la Antigüedad, que acaban de reunir en su nuevo trabajo: Breve historia de las Guerras púnicasUn recorrido por los escenarios de las Guerras Púnicas en Hispania 1 (Nowtilus)

Para ambos, uno de los principales escenarios del conflicto estuvo en Hispania. La Península Ibérica se convirtió en la gran base de operaciones de los cartagineses y en un lugar en donde pudieron reclutar nuevos mercenarios y conseguir los recursos necesarios para continuar la guerra. Fue por este motivo por el que los romanos hicieron todo lo posible por llevar la guerra hasta Hispania, incluso cuando la propia ciudad de Roma se vio seriamente amenazada por el imparable avance de Aníbal Barca por Italia.

El viajero puede poner rumbo a la ciudad valenciana de Sagunto, la Arse ibera y la Saguntum romana, cuya lucha por su control fue motivo de inicio de la Segunda Guerra Púnica. Aníbal tomó la ciudad en 219 a.C. La heroica resistencia de sus moradores frente al asedio del caudillo cartaginés conmovió tanto a Roma que decidió convertirla en una de sus villas favoritas en el itinerario de la Vía Augusta. Fue la excusa que arguyó la República para iniciar las hostilidades. El resto es historia.

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La antigua ciudad romana de Tarraco, con su anfiteatro.

En Sagunto el viajero podrá disfrutar de un extrarordnario patrimonio que visitar, en el que sobresale su teatro romano, en el que se aprovechó hasta tal punto la concavidad de la montaña que la mayor parte de las gradas están excavadas en la propia roca. También sobresalen el castillo de origen ibero, la plaza Mayor, la iglesia de Santa María o la Judería.

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Nada más iniciarse la guerra, el Senado romano decidió enviar a Cneo Cornelio Escipión hacia España, al mando de una poderosa flota y un pequeño ejército compuesto por dos legiones, que poco podían hacer frente a la aplastante superioridad de las huestes púnicas en la Península Ibérica. El desembarco tuvo lugar en Ampurias (año 218 a.C.), ciudad de origen griego que fue fundada por los foceos en el siglo VI a.C.

En Ampurias, que había sido un gran centro económico y comercial además de en la mayor colonia griega de toda la Península Ibérica, el viajero podrá visitar los yacimientos pertenecientes a la Palaiapolis (ciudad antigua), antaño un islote y hoy en tierra firme y donde se enclava el pueblo de Sant Martí d’Empúries, y la Neapolis (ciudad nueva), donde se concentran los restos griegos y romanos.

Tras desembarcar en la costa gerundense, Cneo Cornelio Escipión emprendió una rápida marcha para derrotar al contingente de Hannón, y posteriormente ocupar la ciudad de Cesse, la futura Tarraco. Tarraco se convirtió en el más antiguo asentamiento romano de Hispania. Fue capital de la Hispania Citerior y en la actualidad el viajero tiene a su disposición un amplio recorrido arqueológico por los restos declarados Patrimonio de la Humanidad: las murallas (siglos III y II a.C.), continuar por el anfiteatro, del siglo II y con aforo para 12.000 espectadores, el teatro, y rematar con la visita al circo, uno de los mejores conservados del mundo.

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Teatro romano de Cartagena./Javier Lorente

El itinerario del viajero también le lleva a recorrer los campos de batalla en donde Asdrúbal consiguió derrotar a los Escipiones en el año 211 a.C., y por supuesto desplazarse hasta Akra Leuka, situada en el yacimiento alicantino del Tossal de Manises, que luego dio paso a la ciudad ibero-romana de Lucentum (la actual Alicante), o a la ciudad de Cartagena, capital de los cartagineses en la Península y cuya conquista por parte de Escipión, hijo, en 209 a.C. permitió a los romanos tomar la iniciativa en España.

En la actualidad asombra al viajero curioso la tarea ingente de recuperación del pasado que Cartagena se ha impuesto y se puede visitar, como resultado de la cual han salido a la luz numerosos e imponentes restos de la ciudad romana, entre los que destacan el anfiteatro, el foro y, sobre todo, el teatro (uno de los mayores de Hispania), cuyas obras de restauración y museo anexo han sido dirigidas por Rafael Moneo.

Según Diego Peña y Javier Martínez-Pinna, una de las batallas más decisivas del conflicto fue la que enfrentó al joven Escipión contra los 50.000 hombres de Asdrúbal Giscón en la localidad de Baécula, que podríamos situarla cerca de Bailén (Jaén). La derrota cartaginesa significó el abandono definitivo de España por parte de los africanos.

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Dónde dormir: Hotel Spa Empuries; Platja Portitxol, s/n; 17130 L’Escala (Gerona); teléfono: 972770207.

Dónde comer: Restaurante El Portal; Calle Bilbao, 2; 03001 Alicante; teléfono: 965143269.


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