Hong Kong es una ciudad vertical. La urbe menos china de China. Una urbe futurista estirada hasta lo superlativo, como salida de un imposible cuadro de El Greco. También cuenta con un pasado destacado, digno de ser conocido por el viajero que se asome a la aventura asiática.
Tras más de un siglo y medio de dominio británico, fue devuelta a China bajo el lema Un país, dos sistemas. Los años de colonia arrancaron en 1841, cuando Gran Bretaña ocupó la isla de Hong Kong tras la Primera Guerra del Opio, atraída por su situación geográfica y su orografía, que hacía del puerto un atractivo enlace comercial.

Con posterioridad, los británicos lograron ampliar sus posesiones. Primero en 1860, cuando tras la Segunda Guerra del Opio se hicieron con la zona de tierra firme más próxima a la isla (Kowloon). Y luego, en 1898, con el arrendamiento de los Nuevos Territorios. Y fue al término del alquiler, en 1997, cuando Reino Unido decidió devolver por completo la colonia.
Después del establecimiento en 1912 de la República de China, Hong Kong se convirtió por primera vez en refugio político para los exiliados chinos procedentes del continente. Circunstancia que se repetiría en 1937, durante la guerra de China con Japón por Manchuria.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la isla cayó en manos de los japoneses, que la transformaron en centro militar de su campaña en Asia. Los británicos recuperaron Hong Kong en 1945.
Desde el mirador The Peak, uno de los puntos más elevados de la isla china, esta impresión sacude al viajero como una revelación. Se alza a casi 400 metros sobre el mar. Y en los dos kilómetros escasos en línea recta que lo separan del Victoria’s Harbour (Puerto Victoria), se alza Central, el impresionante distrito financiero de Hong Kong.

Una selva de rascacielos en la que cada edificio destaca por sí mismo. Pero es el conjunto, por estética y empaque, lo que conmueve al viajero. Es la mayor concentración de rascacielos del mundo. Y la de mayor altura. Casi tocan el cielo.
Por el día, la vista fascina. En una jornada de cielo raso se puede vislumbrar gran parte de la orilla opuesta: la populosa área de Kowloon, que se traduce del cantonés por el sugestivo nombre de ‘nueve dragones’, y más allá parte de los New Territories, la zona menos poblada y explotada, próxima ya a la frontera con China.
En medio de este paisaje futurista apenas quedan vestigios arquitectónicos de los milenios en los que Hong Kong perteneció al extinto imperio chino. Como tampoco parece recordar su más reciente pasado colonial. La ciudad vive en el mañana.
La urbe china es una de las megalópolis comerciales y financieras más relevantes el mundo, un estandarte del capitalismo. Y todo dentro de la República Popular China, y con el trato de Región Administrativa Especial. Régimen que finalizará en 2047 con la plena integración en China.

Un plan atractivo para explorar la isla consiste en recorrer, de oeste a este, los barrios de Sai Ying Pun, Sheung Wan, Central, Admiralty, Wan Chai y Causeway Bay. En Sai Ying Pun, donde se encontraba el asentamiento de los nativos cuando llegaron los ingleses, se sitúa Des Voeux, la antigua calle del pescado seco.
Si se callejea, se llega hasta el Western Market, un edificio colonial restaurado, ya en Sheung Wan. No muy lejos se localiza el Templo de Man Mo, un curioso contrapunto por tamaño y recogimiento de su vecindario.
Cerca de allí nace el Central-Mid Levels escalator, el conjunto de escaleras mecánicas y pasarelas cubiertas más largo del mundo, que enfila la ladera donde se asienta el cosmopolita barrio del Soho y la lujosa área residencial de Mid-Levels.
En Queen’s Road se puede contemplar el rascacielos The Centre. Desde Statue Square, en Central, se contemplan los edificios más emblemáticos de Hong Kong: el espectacular HSBC Building de Norman Foster; el edificio de la cascada del Standard Chartered Bank; el remozado Mandarin Oriental Hotel; el Jardine House con sus ventanas circulares; la elegancia del Two International Finance Centre…
En Admiralty se emplazan también rascacielos como el Lippo Centre, con sus koalas abastractos, y el complejo de edificios de Pacific Place. La fisonomía urbana se vuelve de nuevo oriental, tremendamente china, conforme el viajero se sumerge en el barrio Wan Chai.
Cerca se encuentra el hiperactivo distrito de Causeway Bay, donde las aceras apenas pueden contener semejante cantidad de tiendas, restaurantes y centros comerciales. El mejor exponente es Times Square. Junto a ese furor consumista se extiende Victoria’s Park, el mayor parque de la ciudad.

El sur de la isla también tiene su encanto. Con el Star Ferry, unas entrañables embarcaciones pintadas de verde y blanco, que rezuman pasado, se une Central y Wanchai con Tsim Sha Tsui, en Kowloon.
Al otro lado es tradicional que visitantes y lugareños paseen al anochecer desde la concurrida terminal hasta la estatua de Bruce Lee en el Paseo de las Estrellas para contemplar el skyline de la orilla opuesta. Sobre todo cuando una veintena de rascacielos se coordinan para interpretar la Simphony of Lights, un juego de iluminación con música que resulta asombroso (a partir de las 8 de la noche)
Junto a la orilla se levanta el Hong Kong Museum of Art, seis pisos donde conviven muestras de cerámicas, orfebrería y pinturas de la China clásica con exposiciones de fotografía y arte moderno. Otras galerías de Kowloon son el Museo del Espacio, el Museo de Ciencia y el Museo de Historia.

Otro aspecto de Hong Kong que el viajero no puede obviar en su visita es la cantidad de casinos y casas de apuestas que hay diseminadas por la isla. Esta industria del entretenimiento se ha desarrollado mucho en los últimos años.
No llega a los extremos de la excolonia portuguesa de Macao, conocida como Las Vegas china y donde se facturan al año más de 40 millones de dólares, pero su estatus de centro económico de primer nivel mundial dota a sus inquilinos de un alto poder adquisitivo que les permite invertir en el juego, entre otros dispendios.
Dónde dormir: Hong Kong Jia; 1-5, Irving st; Hong Kong (China); teléfono: (852) 3196 9000.
Dónde comer: Petrus; Island Shangri-La; Pacific Place. Supreme Court Road; Hong Kong (China); teléfono: (852) 2820 8590.