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A la entrada de la ría de Vigo, como tres vigilantes de piedra anclados en el océano, emergen desde el mar las islas Cíes, Parque Natural que se puede llegar desde Vigo y en el que se pueden admirar algunas muestras interesantes de flora (la camariña) y fauna (el arao) Estos pequeños farallones graníticos coronados de verde (Monteagudo, O Faro y San Martiño), de blancas e impolutas playas como las de As Rodas y Figueiras (para nudistas), ejercen de protectores de la ría en caso de temporal, lo que permite la permanencia en las aguas del interior de la ría de cientos de viveros de mejillones.

En la actualidad poco pobladas, en las islas de las Rías Baixas hay restos de un castro celta y en la Edad Media se erigió un pequeño monasterio acogido a la Regla de San Benito. Algunos historiadores piensan que la Cíes pudieran ser las famosas Casitérides donde los fenicios recogían estaño. Los romanos, anonadados ante tanta belleza la llamaron Islas de los dioses. Algo de divino tienen y emanan a quien las visita, desde luego. Existen leyendas que mencionan la presencia de Julio César en su lucha contra la tribu celta de los herminios.

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Las islas Cíes./turismodevigo.com

Se han encontrado vestigios arqueológicos que datan la presencia humana sobre el 3500 a.C., si bien los restos del primer asentamiento humano de que se tiene constancia son los citados del castro. En la Edad Media las Cíes fueron habitadas por diferentes órdenes religiosas como los benedictinos, franciscanos o el Cluny. Los piratas turcos y normandos y corsarios ingleses merodearon por los alrededores de las islas. Un barco de la flota de Francis Drake, anclas de piedra, sables o un anillo con sello ducal son algunos de los restos del pasado que también se han encontrado en las Cíes.

Las islas Cíes son tres islas, tres granitos terciarios, tres riscos con acantilados y cuevas tallados por el viento y las olas, tres laderas de bosque y matorral que forman un único ecosistema en el que el pino y el eucalipto repoblados han arrinconado a las autóctonas higueras, pero en el sotobosque, habitado de conejos, erizos y nutrias, aún se defienden el tojo, la retama, la esparraguera, el torvisco y la jara. En sus cielos el viajero puede encontrar aves migratorias y estables: gaviota patiamarilla, cormorán moñudo (la mitad de toda la población del país), paloma torcaz, tórtola; en los fondos costeros, percebes, mejillones, pécoras, bogavantes y pulpos. También es hogar de decenas de invertebrados.

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Playa de Rodas.

El periódico The Guardian eligió en 2007 la playa de Rodas, en la isla de Monteagudo, como la playa más bonita del mundo «por su perfecta media luna suave y pálida y cubierta por pequeñas dunas, abrigadas por tranquilo lago de agua limpia como el cristal». Su fina arena blanca que cobra formas dunares ayuda a componer un paraje de postal.

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Otro de los encantos de las Cíes que no puede escapar a los ojos del viajero son los faros que se diseminan por las islas. Situado a 178 metros de altura sobre el nivel del mar, se puede acceder al faro del islote al que da nombre por un camino en zigzag tras el que se vislumbra una impresionante panorámica de los acantilados y la isla de San Martiño. No muy lejos de él se localiza el faro da Porta, que funciona con energía solar y marca el inicio de la zona de reserva de aves marinas. En la isla de Monteagudo se encuentra el faro do Peito, que marca la entrada norte de la ría de Vigo. Ya en la isla de San Martiño está el faro Dos Bicos, coronando un estrecho camino a las faldas del monte Pereira.

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Los litorales de las islas Cíes llaman la atención por su arena blanca y las aguas cristalinas.

Antes de visitar este fascinante lugar el viajero debe saber que el acceso a las islas está limitado a 2.200 personas diarias con el fin de evitar masificaciones. Desde Vigo, Baiona y Cangas de Morrazo se puede llegar en barco. Las islas albergan un camping donde poder instalarse unos días (abre de Semana Santa hasta septiembre) La práctica del senderismo, el buceo o la navegación son varias de las actividades que se pueden realizar en su entorno.

El encanto que desprenden las islas Cíes lleva irremediablemente al viajero a visitar, no muy lejos de allí, la isla de San Simón, otra maravilla. No en vano, esta isla gallega sirvió de inspiración a Julio Verne para su genial obra 20.000 leguas de viaje submarino. San Simón también se convirtió en cárcel durante el franquismo. De isla en isla el viajero tiene dos planes de fascinante historia por completar. Pero si quiere abarcar más pasado sin salir de Pontevedra, puede visitar el Castro de Santa Tecla, Tui o la región vikinga de Catoira.

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Dónde dormir y comer: Camping Islas Cíes; teléfono: 986438358; info@campingislascies.com.


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2 COMENTARIOS

  1. Con ese tipo de playas dan unas ganas increíbles de visitar Pontevedra, nunca tuve el placer de ir pero habrá que mirar precios para este verano vistas estas hermosas fotografías

    • Hola! La verdad es que las islas Cíes son un paraíso para la práctica del submarinismo. También te recomiendo las Columbretes (Castellón) de las que también trató el blog hace algunos meses.

      Gracias por comentar. Saludos!

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