España es un punto de confluencia de las culturas de Oriente y Occidente; por los avatares de su historia ha recibido la presencia de numerosos pueblos, y el encuentro de esas culturas se expresa de forma original e intensa a través del arte del jardín. De Andalucía a Galicia, pasando por Castilla y León, Cataluña o Madrid, el viajero se dispone a recorrer los jardines con más historia de España.
El punto de partida lo sitúa al sur de la Península Ibérica, en tierras andaluzas para ser más concretos. Hasta la capital cordobesa se desplaza el viajero para conocer el pasado del Patio de los Naranjos, el más antiguo y uno de los más bellos que existen en toda España. Emplazado junto a la impresionante Mezquita de Córdoba, la primera disposición ajardinada construida en su entorno se corresponde a tiempos de Abderramán I, hacia el año 776.
Seguramente, la dureza del clima cordobés aconsejó la plantación de árboles por el imán o jede de la oración Sa’sa’a ibn Sallam. El agua que le daba vida empezó a fluir sin interrupción desde el 25 de enero del año 967. En el subsuelo permanecen todavía los depósitos y un aljibe mandado construir por Almanzor. En la sencillez de su plantación, el ritmo de las hileras, su frescor y su sombra, está el encanto de esta pequeña joya de la jardinería hispano-musulmana.

En dirección sureste y sin salir del territorio andaluz, llega a otra colosal obra de la arquitectura nazarí, que está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La espectacular Alhambra de Granada cuenta con un jardín no menos fascinante: el Generalife. La aplicación de los preceptos de la jardinería musulmana alcanza aquí su clímax. El Generalife es un palacio-jardín, cuyo nombre significa ‘excelso huerto’.
Aunque se dice que fue construido en el siglo XIV, parece probable que el Generalife se iniciase ya a finales del siglo XIII para recreo del monarca musulmán. Se trata del único palacio de verano que conservamos de los varios construidos en la Sabika por los reyes nazaríes. Su arquitectura cuenta con unas proporciones perfectas, pero es más notable aún su vegetación, que resulta frondosa. Al igual que en la Alhambra, el otro elemento primordial es la luz. El patio es la fuente luminosa de la casa y desde aquí la luz entra filtrándose por los pabellones hasta la intimidad más absoluta.
Todavía podemos admirar en la actualidad lo que debieron ser los magníficos jardines del Alcázar de Sevilla, el más antiguo de los palacios de la Corona. De su legado pasado musulmán se conserva la realidad tangible del patio almohade reconstruido en las Casas de Contratación, las mismas donde el oro de América llegaba siglos después y era descargado en carretas.

En el jardín musulmán el espacio es geométrico, regular, cerrado, con estanques y canales. En él se combinan sabiamente las texturas, los colores, la pared del estuco blanca, el follaje verde, el azul del cielo reflejado en el agua y se añade el detalle polícromo de los azulejos. Para permitir el riego y no encharcar los paseos y caminos enlosados, el elemento vegetal se sitúa en un plano inferior, lo que permite disfrutar con cordura, con gran potencia visual, contemplar estos jardines.
De Andalucía, el viajero da el salto más al norte, a Castilla y León. En la provincia de Segovia perduran los jardines de La Granja de San Ildefonso, que decoran un palacio convertido en el retiro que el rey Felipe V había elegido para sí en vida. La Granja siempre ha sido famosa por sus jardines y la maravilla de sus fuentes, surtidores y estatuas. Si Versalles sorprende por su serenidad y grandeza, La Granja atrae por su encanto, su elegancia y sus acertadas proporciones.
Es imposible no rendirse ante el encanto de la Gran Cascada, los Baños de Diana, la Fuente de Neptuno o la de la Fama. El conjunto, del siglo XVIII, abruma: 26 fuentes de plomo, 54 estatuas de mármol blanco, 67 bancos de mármol y alrededor de 40 grupos con un total de 148 esculturas y cincuenta jarrones.
Ponemos rumbo al este para arribar a la Ciudad Condal. En Barcelona sobresalen los jardines del Parque Güell, obra arquitectónica de Antonio Gaudí. Este parque de alucinante aspecto fósil no fue concebido como un lugar de recreo o una zona verde para el disfrute de los ciudadanos, sino como un nuevo tipo de hábitat urbano para unas pocas familias selectas. Gaudí quiso crear en él un jardín propiamente mediterráneo, en el que se conservarían las plantas autóctonas de la zona.
Las obras comenzaron en 1907 y el Parque Güell acabó por convertirse en un parque municipal de la ciudad de Barcelona con galerías, viaductos, puentes, grutas, sinuosos senderos, una arquitectura y decoración como traída de otro mundo, y con asombrosas vistas sobre el mar y la ciudad que pusieron sobre manifiesto la maestría como urbanista de Antonio Gaudí.

La siguiente parada la sitúa el viajero en Madrid. En concreto, a 50 kilómetros de la capital. El Real Sitio de Aranjuez aparece como una isla frondosa en la confluencia de los ríos Tajo y Jarama. El microclima del que goza, la fertilidad de su tierra y la abundancia de aguas que fueron canalizadas a través de un sistema de regadío, lo convirtieron en lugar de disfrute y solaz de los monarcas españoles durante la primavera.
En 1534, Carlos V decidió la creación del Real Bosque y Casa de Aranjuez. Felipe II le otorgó la denominación de Real Sitio. Felipe II, Felipe IV y Felipe V continuaron las obras de embellecimiento. El esplendor llegó a Aranjuez de la mano de Fernando VI, que deseaba que la corte se estableciera allí. Entre el conjunto de sus jardines destacan algunos de los mejores ejemplos de los distintos estilos de la jardinería española, como el jardín del Rey, el de la Isla, el del Parterre o el del Príncipe.

Los jardines del Buen Retiro tienen sus orígenes hacia el año 1630, en tiempos del rey Felipe IV, y fue el primero de los grandes reales sitios de las monarquía europeas, anterior incluso a Versalles. En la actualidad se trata de un espacio que abarca las 108 hectáreas y que cuenta con un enorme patrimonio artístico y natural, de visita obligada pata todo viajero que arribe a la ciudad.
Estos son solo algunos de los jardines con más historia de España. Auténticos vergeles que el viajero no debe perderse. O también donde perderse, como así nos lo aconseja habitissimo, la guía para las reformas del hogar que conecta clientes y profesionales. Y que también te da ideas para crear un jardín atractivo.

Dónde dormir: El Rey Moro; Calle Reinoso, 8; 41004 Sevilla; teléfono: 954563468.
Dónde comer: Restaurant La Torreta Parc Güell; Carrer d’Olot, 24; 08024 Barcelona; teléfono: 937061074.