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Escoltada por la Sierra de Gredos, la villa castellano-leonesa de La Adrada situada en el Bajo Tiétar está custodiada por su imponente castillo, testigo del paso de notables personajes en el pasado como Don Álvaro de Luna, Enrique IV de Castilla o los mismos Reyes Católicos. El viajero obtendrá desde su cima unas vistas espectaculares y podrá echar la vista atrás rememorando el pasado de la localidad.

Muchos siglos antes los romanos dejaron su huella por estos lares. Son numerosos el número de puentes existentes en la zona, como el Mocha catalogado como romano, el Mosquea y el Nuevo. Antes los vetones pasaron por aquí y después de pos romanos llegaron los visigodos.

Durante el periodo de Al-Ándalus se considera probable que la localidad constituyera una de las aldeas del valle del Tiétar ya existentes en las que habitara una mezcla de población musulmana y mozárabe. La población aparece mencionada en documentos históricos en el siglo XIII. En el año 1393, su primer señor, López Dávalos, logró su secesión de Avila convirtiéndola en villa y capital de un extenso señorío. Las tierras de esta zona fueron con posterioridad repobladas por gentes procedentes de Galicia y Navarra.

En la actualidad la fortaleza es el Centro de Interpretación Histórica del Valle del Tiétar. Nació como una iglesia en el siglo XIII, para pasar a ser una fortificación y las reformas relacionadas con la incorporación de la artillería a las tácticas militares en los siglos XIV y XV, hasta la construcción del palacio en el siglo XVI. Perteneció a Don Álvaro de Luna, valido del rey Juan II de Castilla. Cuenta con iglesia, patio de armas, casa del alcaide, torre del homenaje y cubos de defensa.

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Castillo de La Adrada./M.Peinado

También existen crónicas que narran los encuentros amorosos entre el rey Alfonso VI y su amante omeya Zayda, con la que tuvo tres hijos en este enclave y con posterioridad la convirtió en reina.

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Intactas al paso del tiempo se mantienen las casas de La Adrada que se arraciman en torno a su casco histórico. Por ello, una de las actividades más interesantes que podrá hacer el viajero por aquí será pasear y disfrutar del ambiente. Una de los viales más emblemáticos es el conocido como Calle Larga,  un vial señorial por excelencia y por donde se pueden ver las edificaciones más nobles y antiguas.

También nos hablan de los distintos señores de la Villa: los Mendoza o los Cuevas. Situada cerca de la Plaza, centro geográfico y cívico, se  encuentra la Casa del Tio Talis, claro ejemplo de arquitectura popular del pueblo.

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Patio de armas del castillo de La Adrada./Imagen cedida por shutterstock

Los amantes de la buena mesa tienen en La Adrada una amplia oferta de restaurantes que ofertan comida típica de la zona, que ha sabido combinar la cocina de la vecina Extremadura y la castellana. De gran fama internacional son sus quesos de cabra y sus exquisitos y variados bollos de San Blas.

Los alrededores de La Adrada también pueden formar parte de la excursión del viajero. Es más, resulta más que recomendable que pueda escaparse hacia los frondosos bosques de La Adrada, donde se cruzará con un sinfín de pequeños arroyos y remansos de agua cristalina en la que el único ruido será el agua transcurriendo por las rocas. El Charco de la Hoya o la Charca de La Pinara acondicionada actualmente como piscina natural son un buen lugar para combatir el calor en verano.

Ya puestos, si el viajero prosigue con su viaje por tierras de la provincia de Ávila, tiene la oportunidad de conocer otros lugares de interés, como Madrigal de las Altas Torres, sitio de nacimiento de Isabel la Católica; o bien Las Cogotas, uno de los poblados vetones mejor conocidos de la Península Ibérica.

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Dónde dormir: Paraíso del Tiétar; CL-501, km 21; 05430 La Adrada (Ávila); teléfono: 918670281.

Dónde comer: Dacha; Avenida Doctor Martín Lázaro; 05430 La Adrada (Ávila); teléfono: 918672173.


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