España también presume de contar con su propia Capilla Sixtina. Nada que envidiarle a la vaticana Basílica de San Pedro pintada por Miguel Ángel. Para visitarla, el viajero deberá poner rumbo a Valencia, adentrarse por su casco antiguo y llegar hasta la Iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro (C/ Caballeros, 35).
Una vez traspasado su umbral, podrá descubrir una maravilla pictórica reflejada en los frescos que adornan las paredes, nervios, columnas y la bóveda del templo. El esplendor del barroco con mayúsculas.
Una Capilla Sixtina en el centro de Valencia
En total, son 1.800 metros cuadrados de frescos barrocos del siglo XVII sobre una estructura gótica del siglo XV. Las obras de restauración de esta joya arquitectónica y pictórica permiten ahora comprobar al viajero toda la policromía de los frescos que pintó Dionís Vidal y diseñó Antonio Palomino, su maestro.

Corrían los últimos años del siglo XVII y la iglesia, que ya era lugar de culto en época romana antes de ser mezquita e iglesia católica, volvió a mudar su piel: de la austeridad gótica a la epifanía ornamental del barroco. San Nicolás fue probablemente una de las primeras iglesias parroquiales fundadas en el siglo XIII, y presenta la planta habitual de una sola nave con seis capillas entre los contrafuertes y cabecera poligonal.
El templo formaba parte de las denominadas primeras doce parroquias cristianas que componían la ciudad de Valencia. El primitivo edificio fue reformado a iniciativa de la familia Borja en estilo gótico entre los años 1419 y 1455.
La iglesia constituye un claro ejemplo de transformación artística, pues conserva visualmente la estructura gótica, pero está totalmente revestida con una profusa decoración gótica añadida en el siglo XVII.
Los frescos destacan asimismo por su carácter narrativo: la nave está dividida en dos partes: una mitad cuenta la vida y milagros de San Nicolás, del que se cuenta que sacó de la miseria a un padre y de la prostitución a sus tres hijas, entregándole dádivas anónimamente, lo que dio origen al mito de Santa Claus; y la otra, la historia de San Pedro Mártir. Son los dos santos a quienes está dedicada la iglesia.
Las obras de restauración se han prolongado casi cuatro años, en el interior y exterior del edificio al que siguen acudiendo todos los lunes, siguiendo una tradición ancestral, los feligreses para pedir algo de fortuna al santo protector de los niños y de las necesidades económicas de la familia.
Más de 41.000 horas de trabajo de un centenar de profesionales; 6.000 hojas de papel japonés para la fijación de las pinturas, 10.000 litros de agua destilada; 500 pinceles o 100 kilos de algodón son solo algunas de las cifras que revelan la magnitud de los trabajos de recomposición.

El propio Gianluigi Colalucci, de 87 años, el restaurador de la obra magna de Miguel Ángel en el Vaticano, ha conocido in situ y aplaudido la rehabilitación de San Nicolás. “¡Viva la Capilla Sixtina valenciana!”, es el mensaje que ha dejado en una iglesia donde “todo tan negro” ha pasado a ofrecer “tanta luz y color”.
Valencia esconde otras joyas patrimoniales que no hay que dejar escapar de ver, como la cercana Lonja de la Seda, cerca de la iglesia de San Nicolás, que está considerada Patrimonio de la Humanidad. Enfrente de ella se alza el no menos majestuoso Mercado Central, la mayor lonja de Europa dedicada a productos frescos. Todo en un entorno muy cercano.

Dónde dormir: Hostal El Pilar; Plaça del Mercat, 19; 46016 (Valencia); teléfono: 963916600.
Dónde comer: El Celler del Tossal; Calle de Quart, 2-6; 46003 (Valencia); teléfono: 963915913.