Su recuerdo anda aparejado a la tragedia. Aquel fatídico 26 de agosto de 1990 los hermanos Emilio y Antonio Izquierdo irrumpieron con alevosía y nocturnidad en la única calle del pueblo y, ataviados con escopetas de caza, dejaron a su paso nueve cadáveres por una disputa entre familias. Fue una auténtica carnicería que marcó a la sociedad de entonces, a la España profunda. Ahora, 25 años después, la pequeña pedanía pacense de 160 vecinos en la que no quedan ya miembros de ninguna de las dos familias, trata de olvidar y mostrar Puerto Hurraco como lugar de descanso y asueto veraniego.
Cayeron mayores, tres de la familia de los Cabanillas (sus enemigos encarnizados), conocida como los ‘Amadeos’ y cualquiera que pasara por allí, hasta un par de niños. Varios vecinos que se encontraban en la terraza de un bar o sentados ante la puerta de sus casas, fueron alcanzados por los disparos. El resultado de aquella matanza de disparos indiscriminados y violencia gratuita: nueve muertos y 12 heridos graves.

Las rencillas entre familias venían ya de lejos por una disputa por los límites de unas tierras entre ellas. Los Izquierdo acusaban a los Cabanillas de todos los males que padecían, incluyendo la muerte de su madre en un extraño incendio ocurrido seis años antes. Lo cierto es que por ese motivo, Jerónimo Izquierdo, el mayor de los hermanos, apuñaló hasta la muerte a Amadeo Cabanillas en el año 1961.
Tras cumplir condena, en 1986, Jerónimo regresó a la pedanía pacense para vengar la muerte de su madre. Apuñaló a otro de los hermanos Cabanillas, Antonio, que, sin embargo, consiguió sobrevivir. Jerónimo, por su parte, ingresó en un psiquiátrico, donde murió nueve días después. La tragedia se mascaba.
Antonio y Emilio Izquierdo fueron condenados a 344 años de prisión cada uno. Con la muerte de los hermanos Izquierdo se cerró uno de los capítulos más amargos de la historia más reciente de España. Antonio se ahorcó en su celda en 2010, y Emilio había muerto de un infarto en la misma cárcel de Badajoz dos años antes. Las hermanas de las que se despidieron los hermanos Izquierdo aquella sangrienta noche de 1990, Luciana y Ángela, a las que muchos consideran las inductoras del crimen, a pesar de ser absueltas, murieron en el psiquiátrico de Mérida en 2005.

En Puerto Hurraco no hay mucho que ver; quizá la calle Carrera, donde se encuentra todavía ubicada la vivienda de los Izquierdo (en el número 9), en la que murió la madre de los asesinos tras un incendio sin aclarar, posible origen de la venganza. Está abandonada, semiderruida por dentro, con los cristales rotos, cosida ahora a pintadas, aunque ninguna reivindicativa del suceso. Su destino es la demolición. Otro punto de interés es la iglesia parroquial situada en Benquerencia de la Serena, municipio del que depende la pedanía.
Dejando a un lado este episodio de sombras, se puede aprovechar la visita para conocer en profundidad la provincia de Badajoz, que alberga auténticos tesoros históricos y patrimoniales. Como Jerez de los Caballeros, lugar de templarios y notable legado arquitectónico del pasado, Olivenza, tierra de frontera y disputas entre España y Portugal, Llerena, sede de la Inquisición, o Zafra, la que está considerada como la hermana menor de Sevilla.

Dónde dormir: Los Naranjos; Carretera Vva-Andújar, Km. 38; 06420 Castuera (Badajoz); teléfono: 924761054.
Dónde comer: Restaurante Pacífico; Av de Nuestra Señora de Belén, 5; 06600 Cabeza del Buey (Badajoz); teléfono: 924601201.