Quien visita la villa romana de La Olmeda, en Pedrosa de la Vega, Palencia, se topa con un universo aristocrático, culto, refinado y enorme (3.000 metros cuadrados) que sirvió de refugio a gran parte de la cultura y el arte de Roma cuando el Imperio tocaba a su fin. Cuenta con un modélico centro de interpretación que facilita las visitas guiadas.
Sin duda, a ello contribuyen sus magníficos mosaicos polícromos, que están entre los más bellos de todo el Occidente del mundo tardorromano. Por su tamaño (171 metros cuadrados) y por su calidad y espectacularidad, destaca el mosaico de la sala principal, en el que aparecen Aquiles y Ulises. La Olmeda es, sin duda, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la Península Ibérica.

Al llegar, un pórtico abierto al sur da paso un enorme peristilo alrededor del cual abren no menos de 30 habitaciones, en su mayoría soladas con mosaico. En una de ellas su suelo está cubierto por un solo mosaico enorme, curiosamente el único de temas figurados.
Teselas de diminuto tamaño y diversidad de color se van ordenando de manera armoniosa hasta formar escenas: Cazadores a pie y a caballo que acosan a diversos animales, héroes de la antigüedad clásica que nos relatan sus viejas leyendas, y un friso, entre ánades silvestres heráldicos y delfines, en el que los dueños del palacio se inmortalizan en retratos.
Los inicios de la villa, una de las más completas y ricas legadas por la Hispania romana y declarada Bien de Interés Cultural, se remontan a fines del siglo I, si bien fue habitada, sobre todo, en las postrimerías del siglo III. Se trataba de la casa del propietario de una enorme explotación agropecuaria.

Por fuera parecía un castillo cuadrangular con las cuatro esquinas defendidas por sendos torreones; pero el interior era palaciego, con amplias habitaciones organizadas en torno a un gran patio central, equipadas con termas privadas y calefacción central.
Durante el siglo IV, la villa fue reedificada de nueva planta y en otro lugar; a finales de esta centuria, en tiempos de Teodosio, alcanzó su momento de esplendor. Los honestiores que residieron en la villa de La Olmeda cubrieron los suelos de sus estancias con los más hermosos mosaicos.

A finales del siglo V la residencia fue abandonada de forma precipitada, Aún se desconocen las causas de la violencia y destrucción que manifiesta la villa. Fue descubierta en 1968, durante el transcurso de unos trabajos para reducir un pequeño alto en unas tierras de labor propiedad de Javier Cortés Álvarez de Miranda.
En Saldaña, localidad próxima a Pedrosa de la Vega, se completa la visión de la vida en la Roma bajoimperial con la visita al Museo Monográfico de la Villa, en el que se pueden admirar desde las vajillas de cerámica en terra sigillata hasta los ajuares funerarios de las necrópolis.

Horarios de visita: De martes a domingo, de 10:30 a 18:30 horas. Precio: 5 euros, grupos, jubilados, estudiantes: 3 euros. Niños gratis.

Dónde dormir: La Casona de Doña Petra; C/ Ramón y Cajal, 14; Villarmentero de Campos (a 28 km de la Villa romana de La Olmeda)
Dónde comer: Cantina Sofía; C/ Carretera 45; 34111, Villaluenga de la Vega (Palencia) Teléfono: 979894153.
Se come muy bien en La Casa Torcida en Saldaña
Tomamos nota David,
gracias por comentar
Qué maravilla de sitio. Con lo que me gusta el arte romano, esto que no lo conocía, no me lo puedo perder. Gracias. 🙂
Hola Espe,
con la publicación del post ya tienes excusa para visitar esta maravilla. Me satisface que te haya servido para descubrir el lugar.
Saludos!