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Las Batuecas es un pequeño valle perdido al sur de la provincia de Salamanca que se aparece ante el viajero más como un sueño que un lugar verdadero. Su situación de aislamiento, su falta de comunicaciones y la frondosidad de sus viejos bosques, que acogen cientos de especies, tanto animales como vegetales, hacen de él un verdadero paraíso.

No es extraño, por ello, que sus seguidores lo eligieran para retirarse en él continuando el ejemplo de aquellos monjes de la Edad Media cuyas ermitas ruinosas aún pueden verse entre la vegetación. El monasterio de las carmelitas es el único edificio que se alza en todo el valle de Las Batuecas.

El resto es puro bosque y serranía donde el viajero puede perderse durante horas. De ahí quizá la leyenda que el valle arrastra de antiguo y que nombra un estado de extrañamiento semejante al de estar en Babia. Sin embargo, estar en Las Batuecas se diferencia de estar en Babia en su carga de mayor misterio; un misterio al que contribuyó quizá el uso de batueco como sinónimo de retrasado en tierras de Extremadura y Salamanca hasta épocas aún recientes.

Incluso se sostenía en Las Batuecas que había permanecido sin contacto con la civilización, como las selvas del Amazonas, hasta bien avanzada la historia, cuando un paje y una doncella de la Casa de Alba lo descubrieron, según unas versiones, en tiempos de los Reyes Católicos, y según otras, en los de su descendiente el rey Felipe II.

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El río Batuecas./Gelomadrid15

Hoy Las Batuecas ya no oculta ninguna leyenda ni esconde misterio alguno. El mito de Las Batuecas viene de mucho más atrás. De tan atrás como esas extrañas pinturas que adornaran varios de sus abrigos rocosos y que durante mucho tiempo la gente creyó obra del mismísimo diablo. Son trazos rojos, muy esquemáticos, que representan figuras antropomórficas y zoomórficas, así como simples manchas.

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La sola enunciación de las especies que crecen en Las Batuecas produce una melodía que transporta al paraíso terrenal: cipreses, tejos, higueras, cerezos, mirtos, encinas, eucaliptos, acebos, alcornoques, madroños, robles, nogales…

Ciertamente, Las Batuecas está más cerca del paraíso que de la boca que de la boca del infierno que imaginaran los antepasados de los vecinos de hoy.

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Camino del Chorro./Luis Daniel Carbia Cabeza

Muy cerca de Las Batuecas se encuentra La Alberca, otro destino con historia y de vistas espléndidas. El viajero que pretenda prolongar su estancia y viaje a lo largo y ancho de la provincia de Salamanca cuenta con otros sitios de interés para conocer, como el Fuerte de la Concepción o las cuevas prehistóricas de Siega Verde, con magníficas pinturas rupestres.

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Cómo llegar: Desde la Alberca, el viajero puede tomar la SA-201 hacia Las Mestas. Para descender por el Puerto del Portillo y después del kilómetro 34 llegar al Monasterio de las Batuecas, lugar donde puede comenzar la ruta.

Dónde dormir: Hospedería Hurdes Reales; Ctra. Factoría,10625; Las Mestas (Cáceres); teléfono: 927434139.

Dónde comer: La Cantina de Elías; Plaza San Antonio, 2, 37624; La Alberca (Salamanca); teléfono: 923415237.


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Avatar de Javier Ramos
Soy periodista y experto universitario en protocolo. He trabajado en diferentes medios de comunicación como 20 minutos, Las Provincias o Diario 16. Ahora ejerzo labores de community manager, colaboro en blogs y publicaciones digitales. Autor del libro 'Eso no estaba en mi libro de Historia de Roma'.

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