Era pequeño, pues medía aproximadamente unos 200 metros de longitud y 80 de ancho, pero por allí pasaron casi 20.000 presos. Pese a su reducido tamaño, la barbarie en forma de agravios, extorsión y tortura se escribió en el campo de concentración de los Almendros con letras mayúsculas durante la Guerra Civil española (dos días antes del último parte de la batalla) y la represión de la dictadura franquista unos pocos días tras finalizar la contienda. Fue desmantelado el 6 de abril de 1939, dado que tenía un carácter provisional.
La mayor parte de los internos fueron militares republicanos. Los carceleros apenas daban de comer a los presos, salvo alguna migaja que les hacían llegar a través de las alambradas que cercaban el terreno. Cuando los presos intentaban fugarse, eran abatidos. La mayor causa de la muerte del campo fue… el suicidio. Y es que los presos preferían quitarse la vida que continuarla allí dentro. El campo de concentración de Los Almendros fue escogido por militares italianos que batallaban en la Guerra Civil.

El Campo de los Almendros, emplazado en el actual barrio alicantino de La Goteta, fue el destino provisional de los caídos en el puerto de la ciudad, último reducto de las tropas leales a la Segunda República. Los prisioneros que han podido transmitir su historia cuentan cómo levantaron las alambradas los mismos presos, mientras soldados marroquíes e italianos les cercaban. El sistema de higiene se reducía prácticamente a la nada y la alimentación la procuraba un raquítico y único manantial que había dentro del recinto acordonado por las tropas, para cuyo acceso había que hacer una extenuante cola.
Los presos llegaban al campo andando desde los distintos puntos de detención y antes de entrar eran desposeídos de todas sus pertenencias excepto la ropa que llevaran puesta y no se les entregaba nada. Las condiciones eran tan duras que los propios mandos de la italiana división Littorio y de algunas fuerzas del bando sublevado hicieron llegar a los cuarteles generales el 3 de abril la terrible situación que se vivía en el mismo.
Testimonios de presos que allí permanecieron hacinados comentan que «la gente se comía todas las almendras, hasta las hojas de los almendros… sin servicio ninguno de higiene y sanidad y sin intendencia, pues a los árboles no les quedaba ya ni corteza…un hambre de espanto, que no teníamos nada». El escritor Max Aub recopiló en su novela Campo de los Almendros las experiencias de aquel lugar de la tragedia. En la actualidad, un memorial en forma de monolito recuerda el macabro espacio de hacinamiento.
En la provincia de Alicante se concentraron una docena de campos de concentración de los 72 que las autoridades franquistas crearon tras la Guerra Civil con la idea de agrupar al extraordinario número de republicanos capturados. De esta forma, se crearon campos de concentración y prisiones improvisadas en los Almendros, Albatera, la Plaza de Toros de Alicante, el Castillo de Santa Bárbara, el Palacio de Altamira de Elche, el Convento de las Comendadoras y Seminario Diocesano de San Miguel de Orihuela, la fábrica La Estambrera y Hospital El Sueco de Alcoy, el cine Cervantes y colegios Eliseo Verdú y Padre Manjón de Elda; y la plaza de toros de Monóvar, entre otros.
Los rastros de la Guerra Civil permanecen en otros rincones de Alicante capital. El viajero aficionado por la historia debe saber que la ciudad fue uno de los últimos lugares en caer a manos de los nacionales. Y que en el Mercado Central tuvo lugar el mayor bombardeo de la Guerra Civil, con más de 300 muertos.

Dos claros ejemplos del legado de aquel periodo histórico son los refugios, ahora musealizados y visitables por el público, de la plaza Séneca y Doctor Balmis. El primero fue el más grande que tuvo la ciudad, de 51 metros de longitud y con capacidad para albergar a 1.200 personas. Por sus paredes es posible leer aún las normas de convivencia del refugio. Al lado de la plaza se ha levantado un Centro de Interpretación de los Refugios Antiaéreos, en el que se exponen uniformes de los militares, armas, fotografías o restos de proyectiles que formaron parte de la Guerra Civil en tierras alicantinas.
El refugio R46, de la plaza del doctor Balmis, fue construido en 1938, es de planta rectangular y cuenta con dos accesos. Sin tenerlos en cuenta, mide casi 50 metros cuadrados y cabe entender que podía albergar unos 200 ocupantes aproximadamente.
No es Alicante la única ciudad española que tiene refugios antiaéreos que se pueden visitar en la actualidad. En Barcelona llegaron a existir mas de un millar, y ahora sobreviven el 307 de Poble Sec, el de la Plaza de la Revolución, el de la Plaza del Diamante o el del Palacio de les Heures.
Dónde dormir: Hotel Maya; Calle Canónigo Manuel Penalva, 2; 03002 Alicante; teléfono: 965261211.
Dónde comer: El Sorell; Av. de Denia, 47; 03013 Alicante, teléfono: 965264426.
Interesante el artículo, hay un dato que he buscado sin éxito hasta ahora, se trata de la fecha del cierre del mal llamado «Campo de Concentración Los Almendros» .
La guerra Civil termino al 01 Abril de 1939, el General Gambara entró Alicante el 30 de Marzo de !939 donde comienza la entrega de armas de los 12 mil republicanos.
Los Almendros se cerró el 06 de Abril de 1939. Permaneció abierto 6 días. Los ALmendros fue un lugar de detención y distribución de aquellos detenidos por diversas razones.
Los Almendros nunca fue un Campo de Concentración.
Hola Carlos,
respecto a que Los Almendros no fue un campo de concentración, discrepo contigo. Según la RAE, es aquel «recinto cercado para reclusos, especialmente presos políticos y prisioneros de guerra», y el alicantno, pese a la brevedad de su existencia y, sobre todo, por los testimonios de los allí recluidos, sí lo fue.
Gracias por comentar
Hola Javier,
La familia de mi padre vivía en Alicante, junto a la playa de Babel, al lado de lo que fue después un cuartel de la guardia civil, mi tío (José Quinto Llopis), era guardia de asalto en los arsenales del castillo de Santa Barbara, (por lo que le quedó una paga por haber sido guardia de asalto).
Cuando toma la ciudad el General Gambara con su compañía motorizada Littorio, hizo descender del castillo a todos los soldados republicanos ubicándolos en en el mal llamado «campo de concentración Los Almendros» hasta que mediante informes de la guardia civil sobre el soldado era puesto el libertad, si estaba limpio, como ocurrió con mi tío.
Los Almendros fué un campo de retención de presos republicanos hasta su comprobación de conducta, ya que la plaza de toros y «otros» estaban acogiendo a los 10.000 personas que intentaban salir por el puerto y no tenían donde ir, separaron a mujeres y niños en centros religiosos donde se les acogió dándole alimentos calientes y a los hombre comida fria.
Como referencia te sugiero leas el campo de Albatera donde los republicanos le llamaban «Campo de trabajo» y que abrieron en 1936 los republicanos y se cerró en 1939 con las fuerzas nacionales.
Tengo constancia que en Alicante existió un Campo de Concentración llamado San Ignacio. Allí estuvo preso el TTe, Coronel Juan Ibarrola antes de su procesamiento ¿Podría alguien informarme de donde estuvo situado exactamente o darme alguna referencia?
la tragedia de los republicanos en el campo de los almendros es totalmente veridica.L0 atestiguo con el testimonio de mi padren que contaba como comian las hojas de los almendros y algunos se suicidaban echandose al mar de la desesperacion ya que no pudieron ser evacuados al no poder entrar un barco a rescatarlos
Gracias por tu testimonio Ángela.Todavía hay algunos que niegan el holocausto judío o la llegada del hombre a la Luna. Triste pasado cuya memoria nos obliga a luchar por esclarecer la verdad y dar sepultura digna a los caídos por las injusticias.
Saludos
tristemente veridico lo del bien llamado campo de los almensdros.mi padre lo sufrió y comió las hojas de los almendros y relataba que la deseperacion al no poder rescatarlos un barco algunos se lanzaban al agua y se suicidaban. después lo condujeron a la pkaza de toros