De Navarra a Cádiz y de Badajoz a Almería. Tras la conclusión de la Guerra Civil y la instauración del franquismo en España, un grupo de arquitectos del régimen proyectó y alzó a golpe de racionalismo 300 pueblos a golpe de escuadra y cincel a lo largo y ancho de la Península Ibérica.
Bajo el mandato del Caudillo se creó el Instituto Nacional de Colonización en 1939, un organismo ideado para reorganizar el sector agrícola y construir pueblos para albergar a labradores. El grupo, constituido por casi 80 arquitectos, repitió un parámetro clásico y racional: modelos cúbicos generalmente blancos rodeados por pequeñas plazas y locales sociales.
La idea partía de un ambicioso programa inconcluso de la II República que ya contemplaba construir nuevas infraestructuras hidráulicas y multitud de pueblos para labradores.
La red de 300 municipios se convirtió en una laboratorio urbanístico para los arquitectos de régimen (Alejandro de la Sota, Carlos Arniches, José Antonio Corrales, José Luis Fernández del Amo…), quienes diseñaron hasta el detalle todos los elementos: fachadas, rejas, fuentes, farolas, bancos…
Ejemplos hay unos cuantos: las villas de El Realengo o San Isidro de Albatera (Alicante), Vegaviana (Cáceres), La Vereda y Esquivel (Sevilla), Vados de Torralba (Jaén), Nuevo Amatos (Salamanca), Consolación (Ciudad Real), Cañada de Agra (Albacete) Son solo algunas muestras palpables.
La primera escapada nos lleva a El Realengo, una pedanía dependiente del municipio alicantino de Crevillente. La mayoría de sus primeros colonizadores procedían de la provincia de Albacete. Se le encargó el proyecto en 1950 al arquitecto José Luis Fernández del Amo, que diseñó un proyecto con un planteamiento racionalista propio de los años 1950. Era un trazado urbano de anchas calles ortogonales, con palmeras plantadas, y estaba presidido por la torre de la iglesia.
De ahí saltamos Extremadura. En la provincia de Cáceres aparece Vegaviana, también obra de J. L. Fernández del Amo. El proyecto inicial de 1954 comprendía la construcción en una primera fase de 160 viviendas para colonos y 30 para obreros agrícolas además de los edificios públicos y locales de comercio.
En tierras andaluzas, el viajero dirige sus pasos hacia dos claros ejemplos de la arquitectura racionalista del régimen. La Vereda es uno de los ejemplos de poblados más reducidos y está concebido a modo de una gran cortijada. Se estructura en torno a dos espacios que se proyectan como dos formas geométricas irregulares (con formas de hexágono y pentágono)
Por su parte, Esquivel, que es pedanía de Alcalá del Río, fue diseñado por Alejandro de la Sota. La planta del poblado es un arco de calles con separación funcional para personas y animales, que más adelante serían tractores. En ese arco que forman las calles, frente al pueblo, se creó una plaza en un prado abierto donde se ubica la iglesia parroquial de San José Obrero y la delegación municipal de la pedanía.
También en tierras andaluzas destaca Vados de Torralba, en la provincia de Jaén. Su origen colonial queda plasmado en la austera y sencilla arquitectura de los edificios, agrupados en torno a una plaza principal y entre los que destaca especialmente la iglesia, así como en el trazado recto de las calles.

En la provincia de Ciudad Real, dentro de este tipo de diseño urbano destaca Consolación, que pertenece al municipio de Valdepeñas. Fue construido en 1949 por el Instituto Nacional de la Vivienda motivado por un comentario de Franco, acerca de la escasez de poblaciones en la zona durante una jornada de caza. Su nombre original era Villanueva de Franco. Su urbanismo (con una planta semicircular junto a la carretera nacional), se inspiró en núcleos de colonización española en el continente americano y en los núcleos fundados por Carlos III en Sierra Morena.
Sin abandonar la comunidad autónoma manchega, llegamos al pueblo de Cañada de Agra, en Albacete, que está declarado Bien de Interés Cultural. Su trazado urbano se asienta con manzanas de casas curvilíneas, dispuestas irregularmente en medio de espacios con frondosa vegetación, mientras que los otros tienen una planimetría trazada a cordel.
En la actualidad, muchos de estos lugares permanecen abandonados o han sido fruto de la especulación inmobiliaria. Otros núcleos urbanos siguen poblados y mantienen el espíritu utópico con el que fueron creados. Conviene echar la vista atrás y rememorar parte de un pasado que, pese a que está vinculado a regímenes totalitarios, forma parte de la Historia.

Dónde dormir: Hostal Restaurante Manolo; A-4, km. 185; 13310 Valdepeñas (Ciudad Real); teléfono: 926318094.
Dónde comer: José Enrique Mora CB; Plaza los Artesanos, 3; 10848 Vegaviana (Cáceres); teléfono: 927141053.