Tras la caída de Roma n el siglo V, las tinieblas se apoderaron de Europa occidental y, por extensión, de la Península Ibérica, y las invasiones de los pueblos bárbaros, primero, y los vikingos, después, sembraron el pánico entre la población. Hacia el siglo X empezaron a cambiar las condiciones técnicas para mejorar las defensas militares. Y entre otras fortificaciones se levantaron los puentes, primero de vigas de madera; luego, de piedra que garantizaban mayor duración. No se puede olvidar el enorme significado de los puentes en la vida medieval; la gente del Medievo vivía, trabajaba y moría en ellos. En España se conservan ocho puentes fortificados de la Edad Media.
Puentes medievales en España
En el territorio de las Encartaciones, a 28 kilómetros al sudoeste de Bilbao, cerca de la provincia de Burgos, durante los siglos medievales Balmaseda se convirtió en una influyente plaza comercial y aduanera, sobre la antigua calzada romana que enlazaba con Castilla y Flaviobriga (Castro Urdiales) El puente de la Muza, o Puente Viejo, de tras arcadas y un torreón, se alza sobre el sinuoso curso de río Cadagua. Sus orígenes se remontan al siglo XII, y sus bajos albergaron una aduana, donde los mercaderes y demás personas ajenas a la villa, así como los peregrinos tenían que pagar un impuesto de paso. Une los barrio de Cristo y San Lorenzo.
La villa condal de Besalú se encuentra a 33 kilómetros de Gerona, en el extremo oriental de la comarca de la Garrotxa, y es uno de los pueblos medievales más bonitos del país. El Pont Vell (Puente Viejo) es la imagen más emblemática de Besalú. La obra, iniciada en tiempos del románico, unía el arrabal judío de la población con la orilla opuesta del río Fluvià. En 1315, los prohombres de la ciudad solicitaron al monarca Jaime II la concesión de un importe de peaje para amortizar el esfuerzo económica que supondría la reparación del puente por las crecidas del río.

Conocida como ‘la esmeralda de los Pirineos’, Campodrón, a 70 kilómetros al norte de Gerona, es una fotgénica villa nacida en la Edad Media en torno al monasterio de Sant Pere y el mercado concedido por el conde de Barcelona Ramón Berenguer III, en 118. El Pont Nou (Puente Nuevo) fue construido entre los años 1196 y 1226, permitiendo el paso de la población hacia la Cerdanya a travñés de la antigua calzada romana. Su trazado, de 66 metros de largo, está dividido en cuatro arcos, el mayor de los cuales tiene 22 metros de luz.
Al noroeste de la provincia de Burgos, en el corazón de La Bureba, a 80 kilómetros de la capital, se encuentra Frías, uno de los pueblos más bonitos de Castilla y León. Debajo de sus murallas se encuentra el pintoresco barrio de La Muela, y en el nivel inferior, sobre el apacible curso del Ebro, el puente. Se trata de una impresionante obra de ingeniería, de 143 metros de largo, con nueve arcos de diferente abertura. En el centro se eleva un torreón gótico de planta pentagonal. Su construcción se remonta a los siglos XII y XIII. Transitar por él obligaba al pago del portazgo, que dependía del lugar de residencia de las personas que lo cruzaban, su número y los bienes que portaban consigo.
Acurrucada en la Vega de Granada, sobre el curso del río Cubillas y a 16 kilómetros de la capital, Pinos Puente está considerada una de las poblaciones más antiguas del mundo occidental. Su puente, aunque no es de grandes dimensiones (49,5 metros de largo, 5,3 de ancho y 12 de gálibo de navegación) es el puente fortificado más antiguo de España. Algunos historiadores lo remontan a tiempos visigóticos, aunque todo apunta que procede de la época califal. En este puente tuvo lugar el encuentro entre el monarca nazarí Muhamad I y el rey castellano Fernando III el Santo en 1242. También fue escenario de sangrientas batalals, como la del Desastre de la Vega, el 25 de junio de 1319, donde los nazaríes humillaron a los ejército castellanos y leoneses.
Puente la Reina, a 24 kilómetros de Pamplona, sobre el curso del río Arga, fue la primera encomienda templaria en todo el Camino de Santiago. Su airoso puente de piedra fue mandado construir por doña Mayor, esposa de Sancho el Grande de Navarra, a finales del siglo XI. Se trata de una obra espectacular, de 110 metros de longitud y cuatro de anchura y seis arcos de medio punto ligeramente apuntados. Era un puente de gran devoción, que disponía de un oratorio central. Significaba el paso de un mundo a otro, el tránsito de la vida cotidiana del ser humano a la trascendente que ofrecía el proceso iniciático.

Sobre el curso del río Tajo, en la ciudad de Toledo, se alza el puente de San Martín, una de las obras más espectaculares y desconocidas de la capital imperial. La obra, de piedra a base de sillares de granito y cinco arcos ligeramente apuntados, tomó el nombre de al parroquia a cuya jurisdicción pertenecía. A mediados del siglo XIV durante la guerra de los dos Pedros, Pedro I el Cruel prendió fuego a las puertas del puente. En 1921 fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional.
La última parada de esta ruta conduce al viajero hasta Valderrobres, capital administrativa de la comarca turolense del Matarraña. Su puente de piedra que cruza el río es también la puerta de acceso a la villa medieval. Dispone de cuatro arcos de medio punto levemente apuntados y al parecer su origen se sitúa en torno al año 1390, en tiempos de García Fernández de Heredia, arzobispo de Zaragoza, cuando este solicitó al monarca aragonés Juan I la ampliación del recinto amurallado de Valderrobres.
Un recorrido por algunos de los puentes con más historia de España no estaría completo si el viajero no visita el Puente Honroso sobre el río Órbigo en León, donde en la Edad Media tenían lugar sobre él justas y duelos entre caballeros andantes.

Dónde dormir: Cal Fuster; Carrer Comte Tallaferro 13; 17850 Besalú (Gerona); teléfono: 600446276.
Dónde comer: Restaurante Andrea-Batzoki de Balmaseda; Calle la Cuesta, 12; 48800 Balmaseda (Vizcaya); teléfono: 944074205.