Encaramada entre dos cerros espectaculares y aislada durante casi cinco siglos, se la consideró la ciudad perdida de los incas. Machu Picchu (Perú) en realidad fue santuario y lugar de retiro del gran Pachacauti. Una de las maravillas del mundo repleta de historia que hay que visitar al menos una vez en la vida.
Machu Picchu es un claro ejemplo de los errores en que cayeron los primeros exploradores cuando, obsesionados por hallar ciudades perdidas y vestigios de civilizaciones poco conocidas, privaron la perspectiva romántica y mítica de la arqueología en detrimento del rigor científico.
El asentamiento inca fue descubierto al azar por el historiador norteamericano Hiram Bingham en 1911, quien no dudó en calificarlo de ‘ciudad perdida de los incas’, supuesto lugar de origen de este pueblo, su última fortaleza antes de ser sometido por los españoles, o incluso un complejo religioso habitado por las vírgenes del Sol.
Las evidencias arqueológicas y los documentos coloniales estudiados llevan a pensar que fue una de las ciudadelas que los saca Inca, o gobernantes, construyeron como lugar de descansara su familia y la nobleza. Data del siglo XIV, por lo que se supone que fue fundada por el sapa Inca Pachacuti para luego ser abandonada tras la conquista española de Perú en 1532.
Machu Picchu es el máximo exponente de la arquitectura inca. Emplazada a 2.350 metros de altura, en un paraje recóndito, elegido por sus escarpados precipicios y montañas, la ciudadela era de difícil acceso además de invisible desde la base, lo que ayudó a que pasara desapercibida a los conquistadores españoles.

Se compone de más de un centenar de construcciones en piedra dispuestas en terrazas, en las que habitaban de forma permanente unas 300 personas, aunque la población podía aumentar hasta las 750 o 1.000 durante las visitas del séquito imperial.
Machu Picchu se dividía en tres grandes sectores. El agrícola o popular integraba los campos de cultivo y las viviendas de campesinos y sirvientes, hechas con adobe y sillería irregular. Los otros dos, el sagrado y el de los sacerdotes y la nobleza, respondían a la naturaleza de santuario sitio real de la ciudadela.
Los templos y residencias de la aristocracia que se distinguen por el tallado perfecto de sus piedras, están situados alrededor de las plazas principales del asentamiento. Son numerosos los edificios que cumplían funciones ceremoniales religiosas. En el sector sagrado se encuentran los mas importante: el Intihuatana, o altar sagrado, que hacía las veces de observatorios astronómico, el Gran Templo y el Templo de las Tres Ventanas.
El buen estado de las ruinas de Machu Picchu las ha convertido en el mejor ejemplo de la arquitectura clásica inca y en uno de los yacimientos precolombinos más importantes, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1983. Sus construcciones de bloques de piedra pulidos, colocados en muros de forma regular unidos sin argamasa, han llegado hasta hoy prácticamente intactas.

La ciudadela presenta más de cien escalinatas de piedra, a menudo esculpidas en un solo bloque de granito, así como un gran número de fuentes, interconectarlas por los canales y desagües perforados en la roca que formaban parte del sistema de irrigación.
Entre los muchos misterios que envuelven la historia de Machu Picchu, uno de los más escalofriantes es cómo se trasladaron hasta semejante altura los enormes bloques de piedra, algunos de veinte toneladas. Los incas no conocían la rueda, por lo que debieron de utilizar cientos de hombres para empujar las piedras mediante planos inclinados.

Cómo llegar: A Machu Picchu puede llegarse siguiendo una calzada inca que antiguamente la unía con Cuzco. La localidad más cercana para partir es Aguas Calientes.
Dónde dormir: Hostal Intiquilla; Montaña Machu Picchu, Aguas Calientes (Perú); teléfono: +51 84 211096.
Dónde comer: Restaurante Indio Feliz; Montaña Machu Picchu, Capac Yupanqui; Aguas Calientes (Perú); teléfono: +51 84 211090.