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Es, junto a la base de El Doctor (Ciudad Real), uno de los lugares más secretos, inaccesibles y misteriosos que hay en la Península Ibérica. Como el Área 51 de Estados Unidos. A lo largo y ancho de 44.000 hectáreas se extiende La Marañosa, un complejo militar en el que se fabricaron las terribles armas químicas que se utilizaron la guerra que enfrentó a España y Marruecos a principios del siglo XX.

La Marañosa, a sólo 14 kilómetros de Madrid

Este vasto lugar, edificado en el año 1923, bajo el auspicio del rey Alfonso XIII, se sitúa a escasos 14 kilómetros al sureste de Madrid, en el actual término municipal de San Martín de la Vega. Fue en agosto de 1921, el año del desastre de Annual (en el que murieron unos 10.000 soldados españoles) cuando las negociaciones para su puesta en marcha se agilizaron.

Alemania se comprometió a vender armamento químico sobrante de la Primera Guerra Mundial a España, así como a asesorar a sus autoridades militares en su fabricación. La Marañosa llegó a fabricar ingentes cantidades de gas mostaza.

La campaña de bombardeos con gases tóxicos contra Marruecos, que se prolongaría hasta 1927, alcanzó su mayor intensidad en el período 1924-1926, durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera.

Según los investigadores alemanes Rudibert Kunz y Rolf Dieter Müller, entre los años 1921 y 1927, el ejército español empleó sistemáticamente en el Rif marroquí elementos tan dañinos como fosgeno, difosgeno, cloropicrina y, sobre todo, Iperita (gas mostaza)

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La hornada de militares africanistas capitaneada por Sanjurjo, Franco y Millán Astray aprovecharía la experiencia y el poder adquiridos en esta contienda para levantarse contra la Segunda República, provocando a la postre el estallido de la Guerra Civil.

España se adhirió en 1929 al protocolo de Ginebra de 1925 sobre prohibición del uso de armas químicas en guerra. Sin embargo, este protocolo no prohibía la producción de dichas armas y ni siquiera su empleo en conflictos internos, guerras no declaradas o sublevaciones coloniales. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Marañosa fue reconstruida por técnicos nazis para suministrar armas químicas a su ejército.

La Marañosa depende del Ministerio de Defensa y de entre las funciones que realiza, están: la investigación y desarrollo en el campo de artificios y municiones; investigación optrónica, láser e infrarrojos, desarrollo de señuelos y estudios de envejecimiento, desarrollo de cortinas de humo multiespectrales, protección y vigilancia radiológica, detección toxicológica de sustancias de alto riesgo, biodescontaminación, detección de agresivos biológicos; fabricación de botes de humo y otros artificios pirotécnicos. La Marañosa dice ser también un laboratorio de referencia nacional en la crisis del ántrax.

A una pregunta parlamentaria, el Gobierno del Partido Popular respondió en 1998 que “las maniobras que se realizan en La Marañosa, fundamentalmente por unidades del Ejército de Tierra, son ejercicios Alfa, de tipo compañía o menor, que incluyen marchas, acampadas, orientación en el terreno y ejercicio de tiro con armas ligeras en una galería específica para ello”.

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La Marañosa nació bajo el auspicio de Alfonso XIII.

Un cartel bien proporcionado que prohíbe el paso da la bienvenida, si se puede tildar así, al viajero que se acerque por estos lares. Si no es posible ver su interior, al menos desde Google Earth sí resulta más sencilla su vista aérea.

Plataformas vecinales de la zona vienen desde hace años mostrando su disconformidad con la continuidad de este complejo militar por el peligro nuclear, biológico y químico que supone su presencia en un entorno natural protegido. Una instalación de alto riesgo sanitario y ambiental.

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Dónde dormir: Hostal San Marcos; Calle de José Azorín, 1, 28330 San Martín de la Vega (Madrid); teléfono: 918087510.

Dónde comer: La Cazuela; Calle Plomo, 6 Pol. Ind. Aimayr; 28330 San Martín de la Vega (Madrid); teléfono: 916917115.


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