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De origen musulmán, un castillo fortaleza fue que posesión de los templarios domina un pequeño enclave escarpado donde el Ebro abandona Aragón para adentrarse en Cataluña. Se trata de Miravet, desde cuyas almenas el río se desliza serpenteando un paisaje en el que las casas se encaraman a la falda de la montaña. Sobre la arenisca imponente que controla la población se estableció una antigua ciudad ibera en el siglo IV a.C. que perteneció a la tribu de los ilercavones. Su bella estampa actual parece de postal, bien para ser reflejada en acuarela.

Gran parte de la historia de Miravet se ha configurado en torno a la existencia de su hermoso castillo, una joya arquitectónica declarada Monumento de Interés Nacional que en el siglo XII pasó a convertirse en posesión del Temple. En la actualidad es el principal reclamo turístico del pueblo, cuyas estrechas calles invitan a pasear con serenidad al viajero amante del pasado. A lo largo y ancho del casco antiguo de la villa podrá contemplar un molino, una iglesia renacentista construida sobre una antigua mezquita árabe y parte de las murallas que fortificaban la antigua localidad.

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Panorámica de la localidad de Miravet, con su castillo y el Ebro mojando sus raíces./Jaume Meneses

Durante el dominio árabe, el municipio se integró a la estructura defensiva que se estableció a lo largo del Ebro, y que constituyó junto con Siurana, uno de los últimos reductos del poder islámico en tierras del Principado. Seguro que es en este periodo cuando aparece un conjunto de estructura urbana concentrado en la fortaleza con el nombre de Muràbit, de donde es originario el actual nombre de Miravet.

La colaboración de los templarios en las conquistas de Lérida y Tortosa permitió a la orden continuar con su expansión. En 1151 las tropas cristianas bajo el control de Ramón Berenguer IV tomaron el castillo de Miravet, que la adoptaron como el centro neurálgico de sus posesiones en Cataluña. Desde Miravet se planearon las conquistas de Mallorca y Valencia y salieron los mejores ejércitos del reino, tal y como registran los documentos de la época.

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Hermosa estampa de la localidad tarraconense./Ayuntamiento de Miravet

En 1307 el monarca Jaime II de Aragón dio la orden de prender a los caballeros templarios, que ya habían caído en desgracias para Roma. Algunas encomiendas cayeron fácilmente ante las tropas reales, pero otras se defendieron como pudieron. Este fue el caso de la fortaleza de Miravet. Capitaneados por Fray Ramón de Saguàrdia y Fray Berenguer de Sant Just, los templarios pelearon con pundonor hasta su caída un año después. La Orden de los Hospitalarios heredaría la encomienda.

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Una de las dependencias del castillo que mejor se conservan es el convento de Santa María de Gracia, una capilla fortificada cuya arquitectura recuerda a la de los templos anexos a otras encomiendas, como la de Monzón. Una de las atalayas de la fortaleza era conocida como ‘Torre del Tresor’ y está prácticamente destruida. En ella se guardaban los archivos de la orden.

Los templarios defendieron con ardor guerrero el castillo de Miravet durante la Edad Media./Ayuntamiento de Miravet
Los templarios defendieron con ardor guerrero el castillo de Miravet durante la Edad Media./Ayuntamiento de Miravet

La privilegiada posición de Miravet no logró evitar que la riada registrada más alta del Ebro, acaecida en 1787 cuando el río creció 20 metros de altura, se quedara solo en un susto. La crecida de las aguas arrasó el pueblo. Miravet fue también testigo de la crueldad de la Guerra Civil. Durante la Batalla del Ebro, que empezó el 25 de julio de 1938, el ejército republicano cruzó el río y se adentró en territorio rebelde.

Al final, las tropas republicanas se replegaron y el ejército franquista cruzó el río y acabó apoderándose de toda Cataluña. Más reciente es otro episodio histórico, el de la confección del Estatut catalán en el año 2006. El acuerdo se cocinó en el Molí Vell, en la parte baja de Miravet, pero la foto y firma se hicieron en el castillo.

La ruta por tierras de la provincia de Tarragona puede deparar más rutas con historia para el viajero amante de estas lides. En Horta de Sant Joan puede descubrir el paso de Pablo Picasso por la localidad, y en Mont-roig el de Joan Miró. Aunque la visita con más memoria conduce al viajero hasta la capital de la provincia para rememorar el esplendoroso pasado de Tarraco, una de las ciudades más importantes de la Hispania romana.

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Dónde dormir: Els Canterers; Carrer del Raval, 65; 43747 Miravet (Tarragona); teléfono: 977407936.

Dónde comer: Molí de Xim; C/ Verge de Gràcia 29; 43747 Miravet (Tarragona); teléfono: 977407758.


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