La paciente identificación del Palacio de Asdrúbal el Bello (270-221 a.C.), yerno del general cartaginés Amílcar Barca, en una de las cinco colinas que se alzan en Cartagena, nos ha recordado que no en pocas ocasiones los arqueólogos no solo precisan conocimientos y perseverancia. También una alta dosis de imaginación. Porque para intuir que hace 22 siglos se levantó un gran palacio en las laderas, hoy ciberas de maleza y escombros, del cerro del Molinete de Cartagena, es necesario realizar un importante ejercicio de visualización mental.
Eso ha hecho Iván Negueruela, doctor en Arqueología y director del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena (ARQUA), en su búsqueda del palacio cartaginés. Su aventura comenzó hace 15 años a partir de una cita de Polibio de Megalópolis. Este historiador griego visitó la Qart Hadasht púnica a mediados del siglo II a.C. cuando los romanos ya la habrían bautizado como Carthago Nova. Polibio cuenta que Asdrúbal mandó construir en una colina de la ciudad marciana unos «magníficos palacios».
Los datos aportados por el historiador griego apuntaban al cerro del Molinete como el emplazamiento de aquellos monumentos. Esta área de 25.000 metros cuadrados, hoy día céntrica, en pleno Casco Histórico, forma parte del Conjunto Histórico-Artístico de Cartagena. Aunque desde 19745 se vio sujeta a varias operaciones urbanísticas que acabarían afectando a la conservación del palacio.

En el año 2000 Negueruela recibió autorización para realizar una prospección en el Molinete. Le permitió observar restos de estancias talladas en la roca, dispuestas en terrazas y distribuida por las tres laderas del cerro. De ahí dedujo que dichas laderas se habían acondicionado en forma de terrazas escalonadas y que el edificio allí construido no se erigió siguiendo el tradicional método de adición, añadiendo un piso sobre otro, sino excavando en la roca.
La colina se talló por todos sus costados hasta dibujar una plata en forma de triángulo escaleno, algo nunca visto en la época. El triángulo seguía la proporción 3-4-5, considerada sagrada entre los geómetras de los antiguos Egipto y Grecia. Sus dos catetos medían 140 y 180 metros, y su hipotenusa, 250. Este tamaño colosal solo se había alcanzado en unos pocos edificios de la Antigüedad, caso de los palacios de Persépolis y Babilonia, pero no existen ejemplos semejantes en la Península Ibérica ni en el resto de Occidente.
Una vez perfilado el triángulo, el cerro se estructuró en distintas alturas: siete terrazas en las laderas oeste y norte y cinco en la sur. A continuación, en cada una de ellas se excavaron diversas salas, cuyas funciones aún no se han podido definir con precisión, aunque se presuponen: desde almacenes hasta salones de audiencia, dormitorios… Esas proporciones consolidan la hipótesis de que la dinastía Barca quiso hacer de Cartagena la capital de su imperio en la Península Ibérica.
Según Negueruela, la planta del palacio de Asdrúbal encierra un complicado entramado de conocimientos en disciplinas como la geometría, la aritmética, la geodesia y la astronomía. A falta de que expertos en geometría puedan proporcionar nuevas interpretaciones, el arqueólogo considera que las estancias de carácter religioso tienen orientaciones vinculadas a razones astrológicas.

Asdrúbal el Bello acompañó a su suegro Amílcar Barca en la conquista del sur y el este de la Península Ibérica en el último tercio del siglo II a.C. En 228 a.C., un año después de fundar Qart Hardasht (Cartagena), le sucedió en el gobierno de Iberia. Además de por su prestigio militar, tomó el mando debido a que los tres hijos varones del desaparecido Amílcar (Aníbal, Asdrúbal y Magón) eran demasiado jóvenes. El Bello pasaría a la historia por su oposición a la aristocracia cartaginesa y por el apoyo que recibió del pueblo llano.
Como habrá comprobado el viajero, Cartagena es una ciudad con una historia riquísima, abundante… Una vez haya seguido el rastro de lo que fue el palacio púnico de Asdrúbal, puede dirigir sus pasos hacia el Puerto, donde podrá contemplar el complejo defensivo de Castillitos, un grupo de baterías con gran alcance de disparo que conjuraron cualquier peligro de agresión naval durante la Guerra Civil.

Dónde dormir: Hotel Cartagonova; Calle Marcos Redondo, 3; 30201 Cartagena (Murcia); teléfono: 968504200.
Dónde comer: Bodega la Fuente; Calle Jara, 28; 30201 Cartagena (Murcia); teléfono: 9868047322.