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No hay lugar en el mundo que albergue tantas joyas artísticas, ni tantos vestigios que permitan comprender nuestro mundo como Roma. Siempre sobrecogedora, fundamental y maravillosa. Tres milenios de historia no son nada para una ciudad anfitriona de algunos de los iconos más representativos de la cultural occidental.

Su paradigma de eterna juventud permite reconocer la sombra del eterno Coliseo, escuchar el tintineo de las monedas chocar bajo los chorros de la majestuosa y siempre atestada Fontana di Trevi o atender los rezos que retumban en torno a El Vaticano, todo con una frescura milagrosa.

Bajo el exquisito marchamo de monumentalidad, que obliga a arrastrar los ojos y los pies por los tesoros antiguos del Panteón y los fastuosos Caravaggios de sus Museos Capitolinos (en Piazza del Campidoglio diseñada por el inefable Miguel Ángel), Roma alterna incontables gestos que distan entre sí millones de años.

La capital italiana responde a la perspectiva básica de un enclave dividido por un río (el Tíber), con una amplia concentración de atractivos en el lado este, entre los márgenes de Vía del Corso, la calle del shopping y las compras, que bordea el centro histórico, con Piazza Venezia y las colinas Palatina y Capitolina, asientos de la Roma imperial y su grandeza histórica.

Vaticano y Trastevere

En el lado oeste de la ciudad italiana se concentran la ciudad-estado del Vaticano, con las inmensas Plaza y Basílica de San Pedro como centro energético religioso, y el bullicioso Trastevere, repleto de pequeñas tiendas y restaurantes populares.

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La Plaza de San Pedro es el centro neurálgico del Vaticano.

Roma enseña un reguero de rincones imprescindibles, como las escaleras de la Plaza de España, que conducen a la iglesia de Trinità dei Monti, o las portentosas fuentes bernianas de Piazza Navona, con su Obelisco reducto del Circo Máximo, que estaba aquí.

O la neoclásica Piazza del Popolo, al final de la Via Flaminia, donde el bullicio de sus cafés supone el lugar ideal donde iniciarse en los secretos del capuchino. Mención aparte cobra protagonismo el Foro Romano (Via di san Gregorio), repleto de tesoros arquitectónicos, como el Arco de Constantino o la Basílica de Majencio.

Merece muy mucho la pena visitar todos los espacios que se diseminan por Roma, pero atención: hay que tener mucha paciencia porque las colas para acceder a ellos son largas y continuas. Es una lástima que los viajeros no conozcan los trucos sencillos para esquivar las esperas y pasar horas de su precioso tiempo de vacaciones en Roma esperando.

Centrarse en el pase de la ciudad de Roma

Una buena opción es hacerse con el Rome City Pass (también llamado Tarjeta Turística de Roma), un buen plan para ahorrar dinero durante la visita a la capital italiana. Resulta muy útil para beneficiarse de los traslados al aeropuerto de Roma (desde los aeropuertos de Ciampino y Fiumicino) con descuentos en muchas atracciones turísticas y museos de Roma.

Roma City Pass permite al viajero, por ejemplo, no pagar para visitar la Basílica de San Pedro, el Coliseo o el Bus Hop On Hop Off. Al final, esta ventaja posibilita disponer de la entrada de las principales atracciones romanas. Y además, gozar de un 20% de descuento para entradas en más de 70 lugares.

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En la Fontana di Trevi es típico echar monedas al agua.

¿Cuándo visitar Roma para evitar la cola?

El viajero deberá evitar la temporada alta, entre mayo y octubre. Si no quiere ir durante el invierno, es mejor apuntarse para viajar en junio, el mes más activo. Debido a la presencia del Vaticano en el centro de la ciudad romana, resulta aconsejable, asimismo, evitar todas las fechas asociadas con importantes festividades católicas: Epifanía (6 de enero), Pascua, Ascensión (mayo), Pentecostés (10 días después de la Ascensión), Asunción (15 de agosto), Día de Todos los Santos (noviembre) y, por supuesto, Navidad. El Museo del Vaticano no es gratis el primer domingo del mes, sino el último.

Sin embargo, y ante las adversidades monetarias que se puedan presentar, el viajero debería preparar más dinero de lo que pensó al principio de su escapada. Si no tiene suficiente, encontrar un préstamo en línea como Cashfloat con asnef es una buena opción. Se trata de un fenómeno actual, como se explicó una vez en Loogic.com. Viajero precavido vale por dos.

Comprar el ticket de visita en el lugar es la peor idea. De hecho, se hace horas de cola (hasta 3 en temporada alta) pero, además, no permite apreciar una visita porque se está en medio de un conglomerado inacabable de turistas. A pesar de que el precio es un poco más caro, el viajero puede adquirir sus entradas por Internet para facilitar su estancia en tierras italianas.

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2 COMENTARIOS

  1. Te amplio la información del Vaticano para no hacer colas.
    Para evitar las enormes colas al visitar los museos del Vaticano, tienes que comprar los billetes en línea y con anticipación, ir con una guía o comprar una tarjeta de la Tarjeta del Vaticano y Roma de OMNIA.

    La forma más fácil es comprar billetes para visitar los Museos Vaticanos en el sitio del Vaticano o en Ticketbar.
    Te aconsejo que compres los billetes para el miércoles por la mañana de 9:30 a 10:00, ya que en este momento puedes visitar museos sin grandes multitudes de turistas. El hecho es que los miércoles de 10:00 a 11:00 el Papa viene aquí y va saludar a los peregrinos. La mayoría de la gente está esperando esta salida en la Plaza de San Pedro, y en este momento es cuando vas a poder pasear tranquilamente por los museos.

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