Situadas cerca de la margen derecha del río Tajuña y declaradas Monumento Nacional, las cuevas protohistóricas de Risco de las Cuevas conforman un queso gruyer con siglos de historia horadadas en la pared de la roca madrileña. Son medio centenar de cavidades, divididas en dos grupos separados por un estrecho barranco, cuyo origen se remonta, al parecer, al Neolítico.
Algunos historiadores sitúan estas guaridas como moradas del pueblo carpetazo de Caracca, una tribu ibera que luchó contra el ejército de Quinto Sertorio en el siglo I a.C. Cuenta Plutarco en su obra Vidas Paralelas que el general romano sacó de sus trogloditas guaridas excavadas de un peñasco a los caracitanos. Su tenaz resistencia solo pudo ser combatida con el encendido de hogueras. Ese lugar pudo ser Risco de las Cuevas y sus protagonistas los originarios habitantes de Perales de Tajuña. En los pies de las cuevas se han hallado proyectiles que se lanzaban con hondas.
El pasado de este lugar resulta tan fascinante como desconocido. Está habitado desde la Edad de los Metales, y los vestigios más antiguos hallados son de hace más de 5.000 años, del periodo Calcolítico. También se han encontrado restos de la Edad de Bronce, la Edad de Hierro, la época romana, árabe y medieval que se conservan en el Museo Arqueológico Regional y en el centro de interpretación dedicado al risco, en la antigua ermita de San Sebastián. Han estado habitadas hasta principios del siglo XX.
Se cree que, en su momento, esta red intrincada de galerías estaban dividas en espacios dedicados a dormitorios, almacenes y cocinas conectadas por el exterior con pasarelas de madera y escaleras de cuerda. Aunque realmente, no se ha hecho ninguna excavación en profundidad.

Risco de las Cuevas es una roca de yeso cristalizado, donde remata uno de los contrafuertes que salen de la gran meseta levantada en la época terciaria entre el Jarama y el Tajuña. La roca resulta muy curiosísima, no solo por su altura y longitud y por las variedades de yeso cristalizado que la constituyen, sino principalmente por ofrecer talladas en ella gran número de oquedades y cámaras labradas por el hombre en épocas primitivas.
Parte de las cuevas están colapsadas por los desprendimientos. Según los expertos, la solución pasaría por lograr desviar las corrientes de agua que se filtran y que las arcillas absorben provocando, por el peso, que se desprendan grandes bloques. La próxima década es crucial para su análisis.

El yacimiento madrileño, que es Monumento Histórico Artístico, goza también de la máxima protección como Bien de Interés Cultural por parte de la Comunidad de Madrid. En 2015 se inauguró el Centro de Interpretación en la ermita de San Sebastián, de finales del siglo XIX, y que ya fue restaurada en 2009 por la Dirección General de Patrimonio Cultural.
En loa alrededores de Perales de Tajuña, el viajero que lo desee y tenga inquietudes puede desplazarse hasta Titulcia y conocer la Cueva de la Luna, una cavidad esotérica que pudo ser de iniciación templaría. También en la Comunidad de Madrid, un lugar con encanto, historia y patrimonio es Buitrago del Lozoya, cuyas imponentes murallas no dejan indiferente al viajero.

Dónde dormir: Casa Rural Vía Verde del Tajuña; Camino Valdeperales, 3; 28540 Perales de Tajuña (Madrid); teléfono: 661519403.
Dónde comer: El Lagar de Nemesio; Mayor Baja, 32; 28540 Perales de Tajuña (Madrid); teléfono: 600530545.