Existen ciudades que forman parte del mito: lugares que todo viajero querría visitar alguna vez (o varias) en su día. San Francisco entra, sin duda, en esa categoría
Testigo de quimeras y desilusiones, desde la Fiebre del oro hasta el estrépito de las ‘punto.com’, San Francisco es hoy una mezcla de lo bohemio y lo elegante, gracias a residentes que han hecho del arco iris una bandera y de la niebla y los terremotos un mal que vale la pena enfrentar con tal de vivir en esta ciudad. Merece la pena, sin duda, ya que no deja al viajero indiferente.
El atractivo de San Francisco es algo más que superficial. Las perspectivas que van cambiando y la interrelación entre el agua, las colinas y el cielo le confieren un ritmo, un latido efervescente parecido al jazz. Los europeos la comparan a menudo con Europa, ya que la consideran encantadora y pintoresca. Quien arriba a San Francisco se siente como en casa, con estupendos hoteles, restaurantes, museos y la ópera.
Eso sí, antes de viajar a los Estados Unidos, el viajero debe tener en cuenta una serie de aspectos de suma importancia. Sobre todo en lo que hace referencia a la entrada al país. Para poder acceder en barco o en avión de manera fácil, electrónicamente y sin visado, se debe rellenar el formulario ESTA (Sistema de Autorización Electrónica) Se solicita a través de Internet y permite la estancia por viaje de turismo o negocios en los Estados Unidos durante 90 días.
Ocupado por tribus indias
Conozcamos un poco mejor su interesante historia. Hace menos de 250 años que la Bahía de San Francisco era un mundo prácticamente desconocido, al menos para los europeos. Era el dominio de los indios miwok de la costa, wintum, yokut y, los más numerosos, los 10.000 ohlone que habitaban la península americana, la East Bay, y hacia el sur hasta el Big Sur.

En el siglo XVIII los españoles se dieron cuenta de que para controlar la Alta California debían establecer colonias. No fue hasta 1775 que el primer europeo navegó a través del Golden Gate. Fue el español Juan Manuel de Ayala que, con el buque de suministros San Carlos, cartografió la bahía.
San Francisco resultó fundada antes de la firma de la declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776) Se la conoció como Misión Dolores. La población india que ocupaba aquel territorio fue cristianizada y forzada a trabajar en los cultivos. Tras el estallido de la guerra con México por Texas y California, San Francisco pasó a dominio estadounidense. Corría el año 1846.
Toca pasear por esta fascinante urbe. Teatros, boutiques, galerías y restaurantes comparten espacio en Union Square, el lugar de compras más famoso de la ciudad. A escasas manzanas está el mall Westfield San Francisco Centre, muy opulento. Haigh Street, enarbolando las banderas de la contracultura, es uno de los tramos de tiendas más concurridos de San Francisco.
La Generación Beat
En el pequeño vecindario de la zona de North Beach, donde han dejado su huella italianos, peruanos, mexicanos, irlandeses, franceses, chinos y portugueses, estuvo el cuartel general de la Generación Beat. Este es hoy la Little Italy de San Francisco.
A mitad de camino entre Union Square y North Bech, está Chinatown, donde se agolpan tiendas y restaurantes, pollos y cometas, aromas y gente, y se reúne la mayor población china fuera de Asia. La cara turística de esta zona es Grant Street, con tiendas de souvenirs y letreros en inglés. Pero una manzana más, en Stockton Street, se puede disfrutar del paseo por un auténtico barrio chino.

El jazz es una pasión en San Francisco. De marzo a junio tiene lugar la temporada de primavera, en la que se presentan más de 30 conciertos en la mejores salas de la ciudad. De finales de octubre a noviembre se celebra el San Francisco Jazz Festival, posiblemente el mejor del continente.
El Golden Gate
Si por algo conocemos la estampa de San Francisco es por la que dibuja su excelso puente, uno de los más bellos del mundo. Con más de 70 años a sus espaldas, el Golden Gate Bridge, que une la ciudad con Sausalito y Marin County, sigue siendo uno de los puentes más imponentes e icónicos que ha levantado la mano del hombre. Una atracción para turista, corredores matutinos, ciclistas y hasta para los más de mil suicidas que se han lanzado desde él.
Otro de los lugares con encanto de San Francisco es el barrio de la libertad: Castro. Desde los años setenta del pasado siglo se ha convertido en el centro espiritual, residencial y laboral de la comunidad gay de la ciudad más gay del mundo. Repleto de locales y bares con ambiente.
Desde las aguas de la bahía de San Francisco se disfruta de una de las mejores vistas de la ciudad y sus bellos puentes. Casi todos los recorridos en crucero por la bahía incluyen circunnavegaciones a la isla de Alcatraz. Los tiburones y las gélidas aguas que rodean esta antigua prisión, cerrada hace más de 40 años, hicieron durante mucho tiempo imposible la evasión de reos.
En Fisherman’s Wharf el viajero puede recorrer los 90 metros de túneles de vidrio que simulan una inmersión: es el Aquarium of the Bay. Más de 100 tiendas y más de una decena de restaurantes con vistas a la bahía podrá encontrar en el complejo de atracciones Pier 39, donde hay opciones para grandes y pequeños.
