Hablar del monasterio de San Pedro de Arlanza es hacerlo de unas evocadoras e impresionantes ruinas, pero también del origen del Reino de Castilla y de un conde, Fernán González, cuyas gestas engrandecieron los juglares, se recogieron en crónicas y llegaron a hacerse inmortales gracias al poema que lleva el mismo nombre que el propio conde.
El escenario en el que se encuentra el citado monasterio no puede ser más bello, en la burgalesa sierra de las Mamblas, junto al río Arlanza, que se curva en amplios meandros, flanqueado por paredes calizas en las que abundan las cuevas, muchas habitadas por ermitaños en época de la Reconquista.
Las ruinas del que fuera uno de los mejores exponentes del románico castellano entristecen, sobre todo porque dejan vislumbrar la belleza y grandiosidad de su edificación. Desde su elevada posición la panorámica ofrece toda la quietud de este mágico espacio burgalés.

El monasterio conservó una buena fisonomía durante siglos; allí fueron depositados los restos de Fernán González y su esposa, y los monjes benedictinos que lo habitaron hasta su abandono nunca olvidaron quemar incienso y ofrecer sus oraciones ante los sepulcros de los condes.
Por desgracia, la desamortización de 1835 dio paso al saqueo y abandono del monasterio; las gentes de la zona cuyo amor por el conde castellano había vencido un periodo de siglos, trasladaron los sepulcros de Fernán González y Sancha a la cercana y no menos bella colegiata de Covarrubias, donde aún reposan.
Ubicado en un paisaje majestuoso y soberbio, el legendario y enigmático cenobio de San Pedro de Arlanza, que llegó a ser uno de los más poderosos y ricos de la Península Ibérica, es un lugar que respira misterio. Dicen que en este lugar las piedras hablan y que vagan las sombras de aquellos que fundaron Castilla.
El viajero que visite las ruinas de lo que fue la iglesia, justo delante de la puerta que da acceso al claustro, se encontrará con un enlosado cuadrado con figuras geométricas en el centro y en los ángulos. Cuenta la leyenda que sobre este lugar se libró una partida de ajedrez entre un caballero templario y el mismísimo diablo.

El viajero interesado en visitar su portada románica deberá dirigirse al Museo Arqueológico Nacional; los propios sepulcros del conde y su esposa, originalmente enterrados en San Pedro, están en Covarrubias; el de Mudarra (el hermanastro de los siete infantes de Lara), en la catedral de Burgos, y especialmente los maravillosos frescos de la denominada Torre del Tesoro pueden visitarse en el Museo de Los Claustros de Nueva York y en el Nacional de Arte de Cataluña.
Las primeras obras de las que se tiene constancia documental fueron ejecutadas en época románica. Concretamente las de la iglesia, que se realizaron en 1118 (1080), siendo Vicente el abad de la orden benedictina que habitaba en San Pedro de Arlanza.
En cuanto a los sepulcros de los condes, durante las obras de restauración salieron a la luz los restos de una cámara rectangular, a los pies de la iglesia, adosada al muro occidental y comunicada con ella, que debió de formar parte del conjunto perrománico y guardar los citados sepulcros.

De la época románica quedan en San Pedro la planta de la iglesia, los tres ábsides, la torre campanario, los arcos, los ventanales, así como la base de los enormes pilares que sostuvieron sus bóvedas.
En el año 1835 la desamortización de Mendizábal cayó sin piedad sobre el monasterio de San Pedro de Arlanza. Su biblioteca fue en parte expoliada y vendida, aunque por fortuna un buen número de sus códices pasaron al vecino monasterio de Santo Domingo de Silos, donde todavía se conservan.
Fernán González tuvo un papel protagonista en la historia de Castilla. Su hazaña fue dar conciencia de unidad al pueblo de Castilla que, en sus tiempos, englobaba tierras tan dispares como Cantabria, la orilla oriental del Carrión, la frontera norte del Duero, parte de las tierras sorianas, las alavesas y las vizcaínas. Todo un lugar con mucha historia.

Dónde dormir: Hotel rural Taberna Moruga; Calle Espolón, 24; 09640 Hortigüela (Burgos); teléfono: 947115003.
Dónde comer: Nuevo Arlanza; Plaza Doña Urraca, 11; 09346 Covarrubias (Burgos); teléfono: 947400511.
Completísimo artículo de un lugar evocador y misterioso. Gran trabajo. Simepre me han gustado los monumentos en ruinas es una de mis debilidades.
Hola Rubén,
gracias por tus palabras. La verdad que resulta sencillo escribir de un lugar con tanta historia a sus espaldas. Sus magníficas ruinas son testigo de un pasado fascinante que enamora a quien las visita y entre todos debemos preservar.
Saludos!
https://alqila307843045.wordpress.com/2018/04/04/cerezo-de-rio-tiron/