Es uno los lugares más enigmáticos que se han edificado sobre la Península Ibérica, cuya visita por el viajero amante de la historia resulta imprescindible. A día de hoy no existe acuerdo sobre el origen de Santa Eulalia de Bóveda ni sobre su función o propósito, aunque una parte de las fuentes coinciden en afirmar que se trataba de un lugar de culto vinculado al paganismo y que con posterioridad fue cristianizado.
Su mezcla de estilos llama la atención: las columnas de entrada le dan un lejano parentesco con el Egipto ptolemaico, dentro se aprecian características griegas (incluso cretenses) y, desde luego, queda patente su pasado romano. También se le añadieron elementos visigodos (como el arco de herradura de la entrada), y sirvió como iglesia católica.
A lo largo de casi 100 años, las teorías sobre la función del edificio han sido muchas y diversas: templo cristiano primitivo, templo pagano, ninfeo, lugar de aguas salíferas… y aunque ahora está casi aceptada la idea de que en origen, sobre el siglo III, fue un templo dedicado al culto de Cibeles, faltan explicaciones.
Se encuentra a unos 14 kilómetros al suroeste de Lugo capital, en Bóveda, una pequeña aldea que en 1926 saltó a las páginas de los periódicos porque en la iglesia de Santa Eulalia se había descubierto una extraña cripta, soterrada.
Parece ser que el lugar de culto estaba a nivel del piso superior, pero que por debajo había una sala cerrada por escombros, producidos, según se sabe hoy, por la instalación en el siglo XVIII de cinco sepulturas de piedra en la capilla cristiana, lo que desestabilizó la estructura de la bóveda central, y por el desplazamiento de los apoyos del piso superior, producto de la humedad, todo lo cual motivó la construcción de un inmediato templo, el actual.

El interior de la cripta estaba dividido en tres espacios separados por arcadas, el central más amplio y los laterales muy estrechos, todo ello recubierto por una bóveda de medio punto con decoración que también estaría dividida, en el aspecto temático, según fuera el centro (con estrellas y motivos geométricos) o los laterales. Las excavaciones realizadas en la fachada dieron como resultado el hallazgo de un vestíbulo, porticado, con dos columnas realizadas con tambores de granito.
Hoy, al llegar a Santa Eulalia se aprecia el atrio, con un arco de herradura, algo casi insólito, que da acceso al vestíbulo interior y al espacio central. A ambos lados del arco, dos ventanas adentelladas y con arco de descarga superior permiten la entrada de luz.
Tras las primeras excavaciones se descubrió lo que era una especie de templo in antis, de época romana, pero no era posible conocer si en origen era cristiano, a pesar de que la parte superior fuera utilizada para ese culto desde un cierto momento. La aparición de diversos relieves en las primeras excavaciones no ayudó a aclarar la función del edificio.
En la fachada exterior de la cripta, en sillares de granito y de forma simétrica, hay seis relieves que representan a cinco danzantes, los superiores, un danzante engalanado en los centrales y, quizás, sendos leones rampantes los inferiores, aunque están muy desgastados. Además, en el atrio han aparecido dos relieves con avestruces y un relieve de dos lisiados en una pierna y un brazo respectivamente.

El enigma estaba servido, pero aún quedaban otros hallazgos, como la presencia, al final de la sala central, de una especie de ara con una piedra o el significado de las pinturas sobre estuco de cal de la bóveda, o los restos de las mismas encontrados entre los escombros. Aves, motivos vegetales, dibujos geométricos y estrellas aportaban un mayor interrogante.
En 1931, Santa Eulalia fue declarada Monumento Histórico Artístico, pero seguía sin estar clara su función. En 1946 se descubrió que en el centro había una piscina de agua, con un nivel constante, producto de una canalización tanto de entrada como de salida de agua, que fue descubriendo por fuera del templo. Eso y los restos romanos que se siguieron encontrando hicieron que se pensara en un ninfeo, un templo consagrado a las divinidades del agua.
Todas las piezas parecen encajar si se identifica el monumento con un templo dedicado a Cibeles, la diosa madre, la Rhea griega, el origen de todo, de los dioses y de la naturaleza. Si el culto estuviera dedicado a Cibeles, además, tendrían sentido algunas tradiciones del lugar, como la leyenda del ave que canta y desaparece cuando alguien mira. Ese culto, en primer lugar, explicaría el espacio central de la cripta y los dos niveles. Por lo que respecta al relieve con dos lisiados, hace referencia a uno de los grupos más devotos del culto a la diosa.

También cobraría sentido la piedra del final de la sala central, puesto que es la representación antropomorfa de la diosa, siendo en Asia Menor, de donde procede el culto original, un meteorito o ‘piedra celeste’. No menos importante sería la explicación del porqué del corredor perimetral.
En el interior de la cripta, la bóveda muestra un conjunto de pinturas con aves entre motivos vegetales y jarrones de flores: perdices, faisanes, pavos reales, palomas, gallináceas, un ganso y un pato. Los santuarios de Cibeles también podían tener la función de oráculos. Las aves serían la representación de las sibilas, profetisas capaces de adivinar el futuro.
Santa Eulallia de Bóveda se ha convertido en un lugar mágico de Galicia, además de ser un edificio único y un magnífico complemento al patrimonio de época romana de la cercana capital: la muralla, Patrimonio de la Humanidad, los restos arqueológicos de la casa de los mosaicos, los museos y centros arqueológicos y las termas.
Santa Eulalia de Bóveda es uno de los 18 enigmas de la historia de la arqueología española que vienen reflejados en mi libro, Lugares mágicos de España, de la editorial Guante Blanco. A día de hoy los interrogantes sobre su origen y significado no están del todo aclarados.
Toda la provincia de Lugo guarda pequeños y valiosos tesoros para el viajero amante de la historia. De O Vicedo, por ejemplo, se dice que quizá fue el el único lugar de España con restos de un asentamiento vikingo. O que en la iglesia prerrománica de O Cebreiro se custodia uno de los tantos Griales que la historia identifica con el que se empleó en la Última Cena.

Dónde dormir: Ciudad de Lugo; Rúa Carril das Hortas, 29; 27002 Lugo (Galicia); teléfono: 982284707.
Dónde comer: Mesón de Alberto; Rúa Cruz, 4; 27001 Lugo (Galicia); teléfono: 982228310.
Increíble la belleza de este lugar con esa mezcla de estilos. Todo en Galicia es mágico. Gracias por mostrarnos este maravilloso templo y por explicarlo todo tan bien.
Gracias a ti/vosotros por saber apreciarlo!