Parece estar en medio de la nada, rodeada de una agreste naturaleza y algunas tierras de labor, cuyos surcos y norias indican la no excesiva lejanía de la presencia humana. Situada en el término municipal de San Martín de Montalbán, en plena antesala de los Montes de Toledo, emerge la figura de Santa María de Melque, un templo que impresiona por sus muros de piedra, de aparejo ciclópeo en algunos puntos. La iglesia es fiel reflejo de una cultura con un peso importante en la historia, entre el final de la Edad Antigua y la Alta Edad Media.
Santa María de Melque parece resistirse a una concreta cronología histórica. La iglesia, como parte de un monasterio visigodo, y su entorno han sido sometidos a excavaciones y estudios que aún escapan a una interpretación que acabe con las diferencias de opiniones de los expertos. En su origen hubo en aquel lugar una quinta romana con cinco presas sobre los dos arroyos que rodean el montículo rocoso. Luego se construyó el monasterio con edificios organizados en torno a la iglesia.

No solo plantea dudas la cronología de la iglesia, sino que la dotación del complejo de presas y canales de riego, que aprovechan las aguas de dos arroyos que pasan por debajo del nivel del templo, es también controvertida, siendo de época romana para algunos investigadores, visigoda para otros y musulmana para algunos más.
Por si todo ello no fuera poco, no está claro el porqué de la edificación de Santa María de Melque, bien como iglesia de un importante monasterio o como panteón de un personaje relevante de la corte visigoda de Toledo. También formó parte de una encomienda templaría dependiente de la fortaleza de Montalbán, sita a cinco kilómetros de Melque.
La cronología de la construcción del conjunto visigodo, según las dotaciones arqueológicas, se remonta al siglo VIII, aunque varias necrópolis cristianas, y la reconstrucción del muro exterior, indican que en el siglo XI pasó nuevamente a manos cristianas, puede que tras la conquista e Toledo por Alfonso VI en 1085. Alfonso VII encomendó su defensa a diversas órdenes militares hasta que la cedió a la Orden del Temple, ya que entonces era un punto de importancia estratégica, lo que favoreció la construcción de una pequeña muralla alrededor.

Al deshacerse la Orden del Temple, Melque pasó a formar parte del señorío de Montalbán, pero ya había perdido su función como núcleo administrativo, aunque Santa María conservó el culto hasta que la desamortización de Mendizábal hizo que fuera vendida a particulares a mediados del siglo XIX, cuando empezó a utilizarse como almacén, establo y secadero de tabaco. Construida en la primera mitad del siglo VIII, Santa María de Melque es el monumento mejor conservado de la España altomedieval.
Santa María de Melque fue declarada Monumento Histórico en 1931. Las incógnitas añaden atractivo a la iglesia. Al templo se accede por un arco de herradura cegado en su parte superior, y su interior impresiona tanto como el exterior. La planta es de cruz griega, con sendas estancias a ambos lados de la cabecera.
En el extremo del brazo meridional del templo se encuentra un arcosolio, de la misma época de la construcción de la iglesia, que aloja la sepultura de un importante personaje, quizás de la corte visigoda de Toledo. Algunos investigadores sugieren que el propio templo pudo ser el panteón de un noble godo, de época de Chindasvinto y Recesvinto y de nombre Nicolao.

Una de las leyendas que se le atribuye es el de haber sido, o incluso ahora puede ser, escondite del famoso tesoro del rey Salomón, especialmente de la maravillosa mesa de Salomón. Al parecer llegó a Toledo de la mano de los visigodos, que la habían robado previamente a los romanos en el año 410 procedente de Jerusalén. La llegada de los musulmanes a la península en el 711 obligó a los godos a esconder el tesoro. Quizás el descubrimiento del tesoro de Guarrazar en la cercana Guadamur pudiera avalar que el tesoro permaneciera en Toledo.
La Iglesia de Santa María de Melque era un lugar idóneo para ocultar cualquier tesoro, debido a la existencia en sus aledaños de una intrincada red de galerías que se proyecta hasta el cercano castillo de Montalbán. Lo que hoy puede visitar el viajero es la iglesia que perteneció a un monasterio visigodo, y por tanto un monasterio que celebraba el rito mozárabe.
Toledo, la que fue la capital del reino visigodo, merece una escapada histórica exhaustiva. También para conocer los lugares de la Inquisición en Toledo, una de las más afamadas en la Edad Moderna. Y el resto de la provincia da mucho más de sí. Tierra de castillos, como el de Oropesa, el viajero tiene asimismo la oportunidad de descubrir otros sitos de pasado relevante, como Illescas, que está vinculado a la figura de El Greco, o Ciudad de Vascos, con restos musulmanes.

Dónde dormir: Hostal Dorado; Calle del Tejar, 5, 45516 La Puebla de Montalbán (Toledo); teléfono: 925750226.
Dónde comer: Restaurante El Nogal; Avenida de Madrid, 6; 45516 La Puebla de Montalbán (Toledo); teléfono: 925751502.