En la jienense ciudad de Úbeda se halló en 2007 una sinagoga judía del siglo XIV, o quizás anterior. Se recuperó la construcción y se convirtió tres años más tarde en un centro de actividades y de conocimiento, orientado a las tres culturas que convivieron allí, con sus tiranteces: judía, musulmana y cristiana.
La sinagoga de Úbeda era especial en tanto en ella se celebraba una ceremonia cabalística: la de la creación. En la visita, lo más llamativo está abajo. En una pequeña sala abovedada veremos unas escaleras que descienden a un pequeño estanque con agua. Es un mikveh o, lo que es lo mismo, un estanque de purificación para los rituales judíos.
Este baño purificador estaba destinado principalmente a las mujeres. A las novias (también a los novios) antes del casamiento y a las mujeres en general después de la regla y del parto. Asimismo se utilizaba para aquellos que se convertían al judaísmo.
En cuanto a los hombres, debían sumergirse en el baño ritual después de las emisiones nocturnas, antes de al celebración del Sabat y en cualquier otra situación que requiriese una purificación espiritual. Es tal la importancia que se da a este uso que muchos rabinos declaran que es más importante en una comunidad judía la construcción de un mikveh que la de una sinagoga.

La forma de conocimiento que supone la cábala alcanzó entre los judíos sefarditas cotas esotéricas que iban más allá de la ortodoxia rabínica. Y en la sinagoga del Agua se nos muestra de un modo más evidente y físico la prueba de ese conocimiento. A través del fenómeno lumínico del día de San Juan.
La sinagoga de Úbeda nos propone una visita especial, que el viajero debe procurar que se produzca un 21 de junio, el día del solsticio de verano. Ese día, un rayo de luz que entra por una trampilla del piso superior incide en el arranque de la escalera y ‘baja’ por los peldaños hasta sumergirse en el agua. Es la propia luz la que purifica el agua, un agua que solo luego será capaz de purificar al que se bañe en ella.
Parte de la edificación de la sinagoga fue la antigua casa del Inquisidor (habitada por el jefe del Santo Oficio tras la expulsión de los judíos dictada por los Reyes Católicos), y en la actualidad ha sido acondicionada para conocer la cultura sefardí, por lo que se han añadido pinturas, cerámicas, documentos y elementos decorativos propios de un lugar como este.
La visita el viajero la puede comenzar por la Sala del Inquisidor, que debía de ser parte de las estancias del rabino, como el patio porticado que le sigue y que hace de antesala de la propia sinagoga, a la que se accede por la Puerta del Alma, original del edificio. El interior de lo que es la sala de rezo está dividido por dos arcos y cuenta con siete pozos comunicados entre sí. Por debajo queda el mikhev, el lugar donde se efectuaba el baño ritual de purificación, además de otros espacios.

La sinagoga estuvo sepultada durante cientos de años bajo toneladas de piedras, escondida tras gruesos muros de piedra y arena que han sido abiertos descubriendo el tesoro que escondía. Aunque se han perdido unas cuantas estancias, se han recuperado siete, que se pueden ver en la visita.
Si el viajero está interesado en conocer de primera mano la sinagoga, no está de más que sepa bien los horarios de visita. Abre de 10.30 a 14 horas y de 17.30 a 20.30 horas. Para grupos y visitas fuera de los horarios indicados se ruega reservar. Más información en el número de teléfono 95375815. Dirección: Situado en la esquina de las calles Roque Rojas y Las Parras. Para acceder a la sinagoga hay que entrar a través de una pequeña tienda situada en la planta de la calle.

Dónde dormir: Hostal Yamaries; Plaza del Primero de Mayo, 31; 23400 Úbeda (Jaén); teléfono: 625649064.
Dónde comer: Taberna Misa de 12; Plaza Primero de Mayo, 7; 23400 Úbeda (Jaén); teléfono: 953828197.