El Castillo de la Aljafería, la plaza del Portillo, el palacio de los Luna, la Basílica del Pilar, el Palacio Episcopal, la calle Palafox, el Museo Provincial o el Puente de la Muela son solo algunos de los lugares con historia que forjaron el ardor y espíritu combativo de los aragoneses que padecieron el asedio del Imperio francés de Napoleón durante la Guerra de la Independencia (siglo XIX) Fueron dos las acometidas francesas que tuvieron como objetivo el control de Aragón y, pese que eran mayores en número y armamento, la ciudad de Zaragoza resistió heroica como lo hizo Numancia en el siglo II a.C. Dichos escenarios conforman en la actualidad una ruta que puede recrear el viajero aficionado a la historia.
El primer sitio tuvo lugar en 1808. Zaragoza apenas contaba con 50.000 habitantes, en un pequeño casco urbano delimitado por las tapias de varios grandes conventos y cuarteles, pero carente casi por completo de murallas y fortificaciones, excepto el viejo castillo de la Aljafería. La guarnición militar era apenas de 1.463 hombres. A tenor de lo ocurrido en Madrid el Dos de Mayo, comienzan a organizarse guerrillas en la ciudad maña, lideradas por el brigadier de la Guardia Real José Palafox.

Tras algunos escarceos en el barrio de Casablanca y en los puentes sobre el Canal Imperial, los franceses lanzaron un gran asalto simultáneo contra varios puntos de Zaragoza: El Cuartel de Caballería del Portillo, donde son rechazados por dos veces; la Puerta del Carmen, donde no consiguieron penetrar; y Santa Engracia, que quedó desguarnecida ante el desorden de los defensores, permitiendo la entrada de la caballería polaca hasta la Plaza del Portillo, pero fue expulsada por la reacción popular.
Los franceses se reorganizaron y lanzaron nuevos ataques contra la Aljafería, el Portillo, Puerta del Carmen y Santa Engracia. El 2 de Julio las tropas de Napoleón atacaron sobre Puerta Sancho, Agustinos y Portillo, donde murió un gran número de defensores. Fue en esos momentos cuando emergió la figura de Agustina Zaragoza Domenech, Agustina de Aragón, quien frenó la incursión enemiga tras disparar una carga de metralla con un cañón. En la victoria española fue fundamental la dirección de Palafox desde su cuartel general en el Convento de San Francisco (actual Plaza España)

El 14 de Agosto los franceses se retiraron de Zaragoza tras hacer estallar una gran mina en Santa Engracia e incendiar el convento de San Francisco. Se dirigieron a Tudela (Navarra) para asegurar el flanco izquierdo del repliegue general francés hacia el norte, consecuencia de la derrota que se había producido en Bailén (Jaén) y el desembarco de Wellington en Portugal.
Pero los aragoneses no las tenían todas consigo y, ante el temor de un nuevo asedio francés, mejoraron las fortificaciones y la concentración de tropas. Estaban en lo cierto. Napoleón en persona dirigió el avance galo y, a finales de noviembre, derrotó a Castaños y Palafox entre Tudela y Tarazona. A pesar de la heroica defensa de Renovales, el monasterio de San José resultó ocupado el 11 de enero, tras una cruenta lucha entre las ruinas.
Después de la ocupación del monasterio de Santa Mónica, el convento de San Agustín o el monasterio de San Francisco, entre otros emplazamientos, una Junta local pidió la rendición de Zaragoza el 19 de febrero de 1809. Los franceses tuvieron unas 10.000 bajas y emplearon casi 80.000 kilos de pólvora para ocupar la ciudad. Los defensores sufrieron unos 54.000 muertos, a los que seguirían otros 10.000 en días posteriores, casi todos a causa de las epidemias.

Algunas angostas calles del casco antiguo de Zaragoza (Agustina de Aragón, Zamoray, Cerezo, Palafox o Ibort) recuerdan a los héroes de aquella fratricida lucha contra el invasor francés, pero no existe museo o acto conmemorativo que rememore aquel episodio de la historia de España. No obstante, el viajero puede completar una didáctica ruta por los lugares donde transcurrió aquella historia.
Y después del extenuante recorrido llega el merecido descanso. La oferta de alojamientos y hoteles en Zaragoza para descansar es amplia y variada. Si le quedan arrestos al viajero, puede ampliar su excursión por Sos, cuna de Fernando de Aragón, el rey católico, o Calatayud, tierra que vio nacer al gran literato Marcial.
Si por el contrario el viajero pretende prolongar su idilio histórico con otros lugares relacionados con la Guerra de la Independencia, tiene una buena oportunidad de bajar hasta Andalucía y, en concreto, hasta la localidad jienense de Bailén para visitar uno de los principales escenarios de la contienda, que alberga un museo dedicado a la victoria española frente a los franceses; o también a Ciudad Rodrigo (Salamanca), que contempla rutas guiadas por varios sitios de interés.

Dónde dormir: Hotel París Centro; Calle de San Pablo, 19; Zaragoza; teléfono: 976456325.
Dónde comer: Restaurante La Teja; Restaurante La Teja; C/ Castillo, 4; 50004 Zaragoza; teléfono: 976436638.