El Niño es uno de los fenómenos climáticos más importantes del planeta, y se produce cíclicamente de manera irregular, en periodos de entre tres y siete años. Un fenómeno natural que ocurre cuando la temperatura del océano Pacífico se vuelve más cálida de lo habitual.
Esta masa de agua caliente hace que los vientos alisios se debiliten o incluso se inviertan, liberando calor a la atmósfera y cambiando los patrones habituales de precipitación y temperatura en diferentes zonas de todo el mundo. En algunas zonas aumentan las precipitaciones, mientras que en otras disminuyen, provocando inundaciones y sequías.
El episodio de El Niño 2015/2016 se situó entre los tres más fuertes registrados desde 1950, junto con los de 1972/1973, 1982/1983 y 1997/1998, según los datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Unas tormentas y fuertes corrientes que afectaron al sur de California y descubrieron una parte de su historia que había estado enterrada durante las últimas siete décadas: los restos del famoso SS Monte Carlo, ‘el barco del pecado’. A finales de la década de 1920, una flota de barcos comenzó a operar regularmente frente a la costa entre San Diego y Long Beach, justo fuera de las aguas nacionales, para eludir las leyes locales, estatales y federales sobre alcohol, juegos de azar y prostitución.
Los gambling ships o casinos flotantes eran barcos militares, goletas de madera y veleros de cinco mástiles que habían sido transformados en auténticos templos del pecado. El SS Monte Carlo, uno de estos barcos, fue un antiguo petrolero de hormigón de 90 metros de largo que fue construido para la Primera Guerra Mundial (1914-1918) pero que, tras el conflicto bélico, fue transformado en un casino flotante para los hombres que querían eludir las leyes norteamericanas sobre alcohol, juegos de azar y prostitución.
El 1 de enero de 1937, una fuerte tormenta invernal rompió las amarras del SS Monte Carlo a tres millas de la costa y lo arrastró hasta la playa de Coronado (en California), donde terminó hundiéndose. Nadie reclamó la propiedad del barco porque, una vez en tierra, era técnicamente ilegal.
El barco de entretenimiento más grande del mundo
En 1932, tras operar a lo largo de la costa del Pacífico durante casi una década, la compañía petrolera vendió el SS McKitrrick a Ed Turner y Martin Schouwiler. Ambos mafiosos convirtieron el barco en un casino flotante y lo rebautizaron como SS Monte Carlo, en alusión al distrito de Mónaco famoso por su casino. En esa época, el juego, la prostitución y el alcohol estaban prohibidos en Estados Unidos debido a la Ley Seca.
Sin embargo, el barco era un local sin dirección fija anclado en aguas internacionales, a solo tres millas de la costa, por lo que podía evitar las leyes locales, estatales y federales para ofrecer a sus clientes una amplia gama de servicios. No fue el primero ni el último casino flotante en la costa entre San Diego y Long Beach, pero era considerado como «el barco de entretenimiento más grande del mundo».
En el apogeo de su popularidad, el SS Monte Carlo recibió 2.000 visitantes los fines de semana y 15.000 visitantes a la semana, generando casi tres millones de dólares al año (más de 52 millones en dinero de hoy). Según los rumores, estrellas de Hollywood como el actor Clark Gable y la actriz Mae West frecuentaban el casino flotante.

Los visitantes, que llegaban al barco del pecado en botes más pequeños, pasaban la noche disfrutando de una amplia variedad de juegos de azar: dados, juegos de solitario, ruleta, blackjack, póker y máquinas tragaperras. Además, también tenían la posibilidad de apostar en peleas y carreas de caballos, ya que los resultados eran transmitidos de forma inalámbrica.
El enemigo público de los evangelistas
Tal fue la popularidad que alcanzó el SS Monte Carlo que los predicadores evangelistas de todo el condado de San Diego y el sur de California dedicaban sus sermones a este barco del pecado. Joe Ditler, director ejecutivo del Museo de Historia y Arte de Coronado, que ha estado estudiando el naufragio durante 30 años, señala que “los evangelistas denunciaban las actividades impuras que se hacían sobre él”.
Unas actividades que terminaron el 1 de enero de 1937, cuando una tormenta rompió sus amarras y la corriente lo terminó arrastrando hasta la playa del Coronado. Al final, el petrolero se hundió tras encallar en la bahía. Los restos, ubicados aproximadamente a media milla del Hotel Del, se pueden ver bajo el agua durante la marea baja, y ocasionalmente quedan expuestos durante fuertes mareas de tormentas.
Más de 80 años después del naufragio, este casino flotante sigue envuelto en mitos y leyendas. De hecho, una leyenda habla de que podrían quedar monedas de un dólar de plata por valor de 150.000 dólares en los restos del naufragio.
Así lo indicó el difunto Bud Bernhard, quien recuperó cientos de dólares del naufragio cuando era niño. “Estoy convencido de que hay 100.000 dólares en monedas de oro y plata en lo profundo de ese naufragio”, dijo una vez. Lo que sí sabemos es que el SS Monte Carlo forma parte de la historia de California, y sus restos reflejan el pasado de un negocio lucrativo que proliferó en la costa entre San Diego y Long Beach desde los años 20.