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Cuesta creer que todavía se conserven lugares donde se respire tan claramente la forma de vida campesina y comunal, tradiciones llenas de simbolismo, y una naturaleza en la que los lobos campan a su anchas. La comarca zamorana de Aliste, Tábara y Alba, al oeste de la provincia, es una de ellas.

Tras cruzar la N-630, una carretera que cruza el río Esla, no exenta de encanto, conduce a Tábara, en las inmediaciones de la sierra de la Culebra, que contó, en otros tiempos, con un célebre cenobio y escuela de copistas y pintores. La localidad es famosa por el beato mozárabe que en el siglo X salió del scriptorium del monasterio de San Salvador.

Tábara es uno de esos pueblos donde saborear esa esencia ancestral. Una estatura del conocido poeta León Felipe, en la Plaza Mayor, recuerda que nació aquí, en 1884. En esta recoleta localidad zamorana, los ejemplos de arquitectura popular abundan: casas-corral (alrededor de un patio interior), hornos y molinos donde los vecinos preparaban su propio pan y lavaderos, punto de encuentro de las mujeres…

La monumental torre de estilo románico de la iglesia de Santa María (siglo XII) se realizó sobre los restos del monasterio de San Salvador, famoso porque en él se copiaron e ilustraron algunos de los códices más bellos que existen, en especial los dibujos mozárabes de los Beatos. En él, según las crónicas, llegaron a reunirse 600 monjes de ambos sexos.

El cenobio pudo verse afectado por las expediciones califales hacia el norte, especialmente la de Almanzor en 988, sufriendo de esta forma el impacto de las tropas andalusíes y corriera igual suerte que los cenobios de Eslonza y Sahagún, que fueron incendiados. Con posterioridad, y sobre las ruinas del antiguo cenobio, se levantó la iglesia de Santa María.

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Panorámica de la localidad de Tábara.

En su interior el viajero podrá ver una exposición permanente sobre códices y miniados. Es el principal reclamo patrimonial y turístico de Tábara. La iglesia románica está declarada Bien de Interés Cultural. También destaca el palacio del marqués de Tábara con su fachada plateresca.

Tábara fue un importante centro monástico de amplia resonancia en el antiguo Reino de León, conocido como San Salvador de Tábara. La división de Wamba, documento apócrifo de principios del siglo XII, menciona a Tábara como uno de los límites de la diócesis de Zamora.

Doña Sancha, hermana del emperador Alfonso VII, entregó a su vez, según la Crónica de Veinte Reyes, todo el Valle de Tábara a la Orden del Temple. Durante la dominación francesa, en tiempos de José Bonaparte, Tábara pasó, junto con buena parte de la provincia de Zamora, a formar parte de la prefectura de Salamanca.

El viajero no se puede marchar de este bello lugar sin conocer algún rincón de la sinuosa Sierra de la Culebra. Sus cabañas de techumbre de brezo, retama y zarzas, son unas de las formas más primitivas de arquitectura (usada para guardar el ganado de los depredadores)

También desde Tábara se puede seguir algún tramo del Camino Mozárabe Sanabrés, alternativa por Ourense a la Vía de la Plata. Si al viajero le ha sabido a poco la visita a Tábara, que no creo, debe saber que tiene en la provincia de Zamora otros lugares con historia recomendados para conocer: Fermoselle, una villa con aire de castro prerromano famoso por su arquitectura popular y por sus antiguas bodegas excavadas en la montaña; o Puebla de Sanabria y su famoso lago, un cruce de caminos protegido por el macizo de Trevinca.

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Cómo llegar: Tábara se encuentra a 44 kilómetros de Zamora, a la que se llega por la N-631, y a 40 kilómetros de Benavente, por la N-630.

Dónde dormir: Hotel Rural El Roble; Prado, 3; Tábara (Zamora); teléfono: 980590300.

Dónde comer: Restaurante Galicia II (Carretera Villacastín, km.22); Tábara (Zamora); teléfono: 980590136.


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