Al norte de Madridejos, por la N-IV se llega a Tembleque, propiedad de la Orden de San Juan de Jerusalén (siglo XII) por obra y gracia del rey Alfonso VIII. Estampa de villa manchega por antonomasia, la localidad toledana invita a un relajado paseo por la arena de su noble explanada, la magnífica plaza mayor, que rememora un pasado repleto de representaciones populares, muchedumbre, jolgorio y jarana.
En el siglo XII se produjo la repoblación del lugar bajo los auspicios del gran prior de la orden citada. Fue ya en 1241 cuando Ruy Pérez, gran prior de la Orden de San Juan, concedió a Tembleque carta de población, hasta que llegaron pobladores a los que se les dieron tierras, marcando el término jurisdiccional de la nueva población. En el siglo XVI pertenecía a la jurisdicción de Consuegra y, en 1509 la reina doña Juana le otorgó el título de villa.
Tembleque merece una visita, ya que conserva una de las plazas mayores más bellas de toda Castilla-La Mancha. La plaza Mayor, declarada monumento artístico en 1973, presenta la arquitectura típica de soportales sostenidos por sendas columnas de granito y dos corredores que siguen la estructura propia de estas construcciones manchegas del siglo XVII.
Esta distribución se explica porque en aquellos días la plaza servía a su vez de mercado, coso taurino y corral de comedias, si llegaba el caso. Los pies derechos y las zapatas, de madera, aparecen rematados por una balaustrada decorada con la cruz de San Juan. Destaca el torreón, que en las celebraciones actúa de palco para las autoridades.

En el lado sur se alza el Ayuntamiento (siglo XVI) La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (siglo XVI), gótico-renacentista, muestra planta de cruz latina con notables aditamentos de la reforma del siglo XVIII. La Casa de las Torres (siglo XVIII), barroca, presenta un patio cuadrado con doble galería de columnas toscanas de piedra.
Varias ermitas, como la de Loreto, San Antón y la Purísima, todas del siglo XVII y estilo barroco, dejan constancia de la religiosidad de unas gentes acostumbradas al aislamiento durante siglos. La Casa de Postas mantiene la estética manchega y recuerda a las ventas tan típicas del territorio.
En los alrededores, la ermita del Cristo de la Palma (siglo XVII), junto al embalse de Turleque, presenta notable decoración barroca en las bóvedas, pilastras y cornisas. Nos aleja de la población la estampa de los molinos de viento, que abundan en su carácter manchego y nos crea, entre la nostalgia, la memoria de relatos literarios de gigantes y caballeros.
En Tembleque se instaló la producción de la serie televisiva Águila Roja para rodar uno de sus exitosos capítulos. La Casa de las Torres se convirtió en la Real Fábrica de las Sedas talaverana para rodar una escena de acción en la que el escurridizo Gonzalo salta desde el primer piso de su magnífico patio cuadrado.

Toledo y su provincia marchan unidas indisolubles a la evolución de la historia de España. La que fue capital de los visigodos descubre al viajero un sinfín de posibilidades de rutas históricas por realizar, partiendo de la propia Toledo, en concreto de la Vega Baja, para descubrir el propio germen godo, o recuerdos de su presencia, como la construcción de la iglesia de Santa María de Melque, que podría custodiar, según una leyenda, la Mesa de Salomón.

Dónde dormir: Hotel La Posada; Avenida Andalucía, s/n, km. 92,400; 45780 Tembleque (Toledo); teléfono: 925145181; info@hotelaposada.com.
Dónde comer: Restaurante El Queso; Autovía de Andalucía Km. 102; 45780 Tembleque (Toledo); teléfono: 925145063.