La influencia de la ciudad de los conquistadores en el descubrimiento de América trajo consigo un gran esplendor renacentista a Trujillo (Cáceres), de evidente valor en su conjunto monumental.
Originalmente villa de pastores y agricultores, esta urbe extremeña que está declarada como conjunto histórico se convirtió en un centro urbano de enorme valor patrimonial gracias al esplendor que proporcionó el oro que trajeron del Nuevo Mundo sus ilustres hijos Francisco Pizarro y Francisco de Orellana.
Una estatua ecuestre del conquistador del Perú, en bronce y de 6.500 kilos de peso (con réplica en Lima), preside omnipresente la impresionante plaza Mayor (siglo XVI), rodeada de palacios. El conjunto monumental de Trujillo se articula en torno a esta plaza, junto a la que se encuentra la iglesia de San Martín, gótico-renacentista.
Frente a ella se alza el palacio de los duques de San Carlos (siglo XVI) contiene elementos platerescos y galería porticada. Junto a la calle Carnicería se alza el palacio del marqués de la Conquista (siglo XVI), con el típico balcón de esquina, mandado construir por Hernando Pizarro (hermano de Francisco) tras la conquista de Perú.
En la otra esquina de la Plaza Mayor está el palacio de Piedras Albas (siglo XVI), con galería porticada de influencia florentina y crestería gótica; y entre la plaza y la puerta de San Andrés, el palacio de Juan Pizarro de Orellana (primer corregidor de Cuzco), con patio plateresco y galería adintelada.
Tras regresar a la plaza Mayor se llega a la iglesia de la Sangre (neoclásica, siglo XVII), y ya en el cerro del Zorro se alza el imponente Castillo (siglo X), con importantes elementos de la época califal, flanqueados por ocho torres. De bajada, se pasa por la Casa de Francisco Pizarro (siglo XV), caserón natal del fundador de Lima convertido en museo.
Sucesivamente, el viajero se topa con el palacio Lorenzana (siglo XV), actual sede de la Real Academia de Extremadura, y la impresionante iglesia de Santa María la Mayor (románica-gótico-renacentista), con espléndido retablo mayor realizado por Fernando Gallego en 1480.
La Casa Orellana, donde nació el descubridor del río Amazonas, la Casa Chaves (siglo XVI), la Casa Hinojosa y la Casa Escobar (siglo XV) rodean la exquisita aljaba árabe, antiguo depósito de agua de 11 metros de profundidad (siglo X), que sirvió de baño público hasta 1935. Junto a este edificio se encuentra el Ayuntamiento Viejo, sede actual del Palacio de Justicia.
El Parador de Trujillo es el mejor centro de operaciones para proseguir, por tierras extremeñas, la ruta de los conquistadores con la calma requerida. Sosiego que se halla en todos los rincones del que fuera Monasterio de Santa Clara, de recios muros y amplios salones, construido en el siglo XVI.
El viajero puede dejarse conquistar por los atardeceres de Trujillo y descubrir la belleza de sus escenarios medievales cuando se pone el sol. Una visita que no se puede perder. Un recorrido por todo el pueblo de Trujillo que puede contratar a un precio muy asequible para conocer la historia de esta joya patrimonial e histórica.
Cerca de Trujillo, el viajero aficionado por la historia puede ampliar su ruta con la visita a Guadalupe, otro pueblo con mucha historia a sus espaldas y con un monasterio que está considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Ole mi tierra¡¡¡