Bien comunicada con sus hermanas Ercávica y Segóbriga a través de la vía Complutum a Carthago Nova, la ciudad romana de Valeria es también un ejemplo de ingeniería con su perfecto tramado para la provisión de aguas, acueductos que adaptados al trazado o excavados vertían a aljibes, y como estrella del conjunto, un Ninfeo, una fuente monumental con dependencias construidas a uno de sus costados, talleres y tiendas (tabernae).
Valeria es una de las joyas de la estructura urbanística que los romanos legaron a la Península Ibérica bajo su dominio. En esta urbe de la provincia de Cuenca se observan todos los elementos esenciales de la planificación romana. La ciudad donde Roma aflora en su esplendor de estructura, arquitectura, comunicación e ingeniería, de obligada visita para el viajero.
Según el historiador Ptolomeo, en el año 179 a.C. fue el pretor Tiberio Sempronio Graco quien conquistó este territorio para el Senado de Roma. Aunque fue el procónsul Cayo Valerio Graco (de quien toma el nombre la ciudad), quien organizó la administración de la zona, posiblemente en tierra de los olcades, un pueblo a caballo entre los celtíberos y los iberos.
Aníbal arrasó su capital
Relatan Tito Livio y Polibio el paso de Aníbal en 221 y 220 a. C., y como arrasaron su capital, Althia, y dispersaron y traspasaron al norte de África a sus habitantes. Para algunos autores, Althia, o Cartala, que por ambos nombres es conocida la ciudad, podría ser la Valeria prerromana.
La existencia en la zona de restos más antiguos, datados en la Edad del Bronce, hacen pensar que sus vencidos habrían ocupado un enclave anterior. A partir de entonces se fue incorporando al Imperio, que le concedió el estatus de Lacio antiguo, dentro del Conventus Carthaginiense.

Esta zona de Cuenca también se convirtió en sede episcopal (diócesis Valeriense) con la presencia de los visigodos en el siglo VI, que dependía de Toledo. Asimismo, aquí sentaron sus bases los bereberes de los Hawara y Madyuna, que quizá transformaron su nombre, y la llamaron Balyra.
Zona privilegiada
No obstante, Valeria continuó siendo un lugar privilegiado por su situación estratégica, enclavada como estaba en un corredor que comunicaba el sureste peninsular con el Valle del Duero y del Ebro, estableciéndose aquí el pago del portazgo.
Su decadencia fue paulatina, y el nombre lo mantuvo un poblado adjunto que se transformó en aldea, pasando su diócesis, junto a la de Ercávica, a depender de Cuenca. El nombre de Valeria evolucionó en Valera, topónimo que conservan algunos pueblos de alrededor.
En cuanto a su dotación monumental, Valeria tuvo dos foros romanos, con basílica, curia, criptopórticos y la exedra, que servía de culto imperial. Pero lo que puede llamar más la atención del viajero aficionado a la historia es el ninfeo, un espacio sagrado singular. A simple vista, se trataba de una fuente monumental, una de las más grandes que construyó el Imperio.
Catorce fuentes romanas
Ahora permanecen su ruinas, pero antaño del ninfeo manaban catorce fuentes permanentemente y estaba rodeada de esculturas dedicadas a deidades acuáticas.
En las proximidades al foro existen otra serie de restos ejemplos de urbanismo privado de época romana. También son destacables la muralla medieval y la ermita de Santa Catalina y su necrópolis.

Las casas excavadas se agrupan en dos tipos rectangulares sobre terraza (la casa de adobes, hoy cubierta para proteger sus estructuras) y otras llamadas ‘casas colgadas’, con huecos abiertos al acantilado que limitaban la ciudad por uno de sus lados, con vigas encastradas en la roca que dejaban la mitad de la vivienda suspendida en el vacío son el antecedente de las famosas casas colgadas de Cuenca.
La iglesia de Valeria, llamada de la Sey, conserva en su interior unos cuántos elementos sagrados pero muy antiguos. Sus piezas son arqueológicas, litúrgicas y de arte. No solo las estelas funerarias; en la nave norte hay un pozo, que llaman de Airón, relacionado con una deidad infernal antiquísima.
La zona arqueológica de Valeria, junto a la hoz del río Gritos del municipio de Las Valeras, está declarada Bien de Interés Cultural y los objetos encontrados en este yacimiento dieron lugar al Museo de Cuenca.
Si como lector de libros te apasiona el pasado de la antigua Roma, puedes descubrir las anécdotas más curiosas de la mayor y más fascinante civilización de la historia: Eso no estaba en mi libro de Historia de Roma (Editorial Almuzara), mi pequeño retoño.

Dónde dormir: La Quinta de Malu; C/ Seis de Junio, 6; Las Valeras (Cuenca); teléfono: 655027223.
Casa Rural Sol; C/ Samuel Baltés, 76; Valera de Abajo (Cuenca); teléfono: 969208239.
Dónde comer: Restaurante Paqui; Ctra. de Cuenca, 13; Valverde de Júcar (Cuenca); teléfono: 969201036.
Stop II; Ctra de Cuenca 25; Valverde de Júcar (Cuenca); teléfono: 969201235.
Los Cazadores; Juan Martinez Medina s/n; Fuentes (Cuenca); teléfono: 969257073.
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